Aquel lunes parecía que todo volvía a la normalidad, ya que regresaron a la escuela con los últimos rumores que habían surgido durante el fin de semana, lo de siempre, vamos. Teniendo un poco de suerte David y Valeria de que nadie sabía aun lo de ellos, así que lo intentaron disimular lo máximo que podían, ya que si no, le estarían dando la tabarra durante el resto del día.
Ya solo quedaban dos horas para acabar la jornada estudiantil, cuando de repente, en cuanto entro la profesora, esta tuvo algo que anunciar.
– Hola a todos, chicos – parecía seria –. Como ya sabéis, estos últimos días han ocurrido una serie de cosas que ni yo misma puedo explicar, ya que se me escapa completamente de la cabeza. Pero espero de todo corazón, que resuelva lo antes posible de la manera más amigable que haya… – Miró a Sophia –. No quiero, ni nadie quiere, que esta escuela cierre, así que sinceramente, espero que reculen sobre…
– No lo va a hacer – soltó Sophia de repente al entender por donde iba todo eso –. Y yo no puedo hacer nada para detenerlo, lo siento.
– Sea como sea el caso – reanudó la charla la profesora –. Espero que todo quede en una lección aprendida para todo el mundo que está ahí metida – pausó –. A mí tampoco me gustan las cámaras de vigilancia… Pero gracias a ellas podremos ganar más seguridad y evitar lo que pasó el otro día.
– De poco servirá las cámaras si un tío loco decide presentarse en el colegio a comerse a la gente – añadió de repente un alumno de atrás.
– Esto no es un debate, silencio por favor – respondió la profesora.
– ¿Y entonces? ¿En dónde podemos debatir esto? ¿De qué sirven los delegados si luego no pueden hacer nada? ¿O es que no tenemos voz? – Continuó hablando el alumno.
– Si de verdad los alumnos no tienen voz… Se va a liar una buena – comentó Jhon.
– ¡Jhon! No querrás que te castigue – le amenazó la profesora –. Sabía que ibais a quejaros sobre eso, así que me he adelantado a vosotros y voy a intentar hacer que tengáis voz y voto en las decisiones más importantes que se tomen en la junta. Y para ello tendré que debatirlo durante todo esta semana… Así que por favor, dadme tiempo. Yo tampoco veo justo que se os apliquen normas o se hagan cambios que os afecten sin vuestro permiso… Pero de momento no tenemos otra que esperar…
– Esperemos que la espera no sea muy larga – soltó Sophia –. Si de verdad los alumnos tendremos voz y voto y si de verdad podremos votar en la decisión de instalar cámaras de vigilancia… Quizás mi padre recule.
– Muchas gracias por su comentario, señorita Sophia. Informaré a la junta de lo que me has dicho – susurró la profesora –. A lo que iba desde el principio… Como han sido unos días raros para todo el mundo, hemos decidido que esta tarde, y en modo de compensación, vamos a organizar una actividad para ir al cine. Así que quienes quieran ir, por favor, poner el nombre en esta hoja – se lo pasó al de la primera de la fila –. Es más que nada para hacer un recuento del total de alumnos que irán. Gracias. Comencemos la clase.
Al salir de la escuela, la clase se juntó en el exterior porque Sophia les había dicho en el recreo que se juntasen ahí, así que dicho y hecho, todos esperaron impacientemente hasta por fin salió.
– Hola, chicos – Sophia se puso junto a la gente selecta –. Gracias por esperar, sé que algunos tenéis prisa. Pero tan solo os quería decir una cosa… Y es que… Estos días me ha caído mucha mierda por lo de mi padre, y yo no tengo nada qué ver, ¿vale? – Pausó –. Mucho de vosotros pensáis que yo he tenido algo que ver en eso, pero no ha sido así, fue plenamente idea de mi padre. De hecho, ni si quiera he podido hablar con él, así que por favor, os ruego que dejéis de juzgarme por algo que no he hecho… Os estoy diciendo esto a vosotros, porque sois mis compañeros de clase y sois los únicos con los que tengo trato, y sé de sobra que alguno pensará en todo lo opuesto a lo que he dicho yo, pero por favor, recapacitarlo… Yo también quiero lo mejor para nosotros… Pero no de la manera en que lo está haciendo mi padre… – Miró a todos y se quedó fijamente en David –. Gracias por vuestro tiempo – se marchó de allí sin nadie que le acompañase.
– Oye, David – Jhon se acercó a ellos dos –. ¿Vais a ir al cine?
– No tenía nada que hacer, así que sí, iremos – dijo en plural –. Veremos con que nos sorprenden los profesores…
– Dicen los rumores que será alguna película de las últimas – comentó él.
– Ultimas… ¿Qué entenderán ellos por las últimas? Año… ¿2000? – Bromeó.
– Si nos ponen alguna antigua, me encargaré personalmente de hacer que se vaya la luz casualmente… – Susurró Jhon.
– ¡Jhon! – Apreció Matilda para golpearle –. Siempre planeando cosas malas, así no puedes estar siempre – le agarró del brazo y se lo llevó a otro lugar, quedándose David y Valeria solos al disiparse el grupo entero.
– ¿A qué hora es la película? – Preguntó ella agarrándole la mano derecha.
– Pues no lo sé, la verdad… Pero supongo que será como siempre, a las siete de la tarde.
– ¿Da tiempo a ir a la biblioteca, no?
– Sí, claro – asintió David –. Tan solo tenemos que buscar información acerca del accidente… Debería de ser fácil, así que te iré a buscar sobre las cinco, ¿vale?
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Editado: 09.07.2023