Cuando David se despertó, vio que estaba atado en una silla en una sala prácticamente a oscuras, aunque no estaba solo, ya que sus amigos se encontraban en igual situación al lado de él.
– ¡Valeria! – Gritó inmediatamente y a continuación intentó forcejear para soltarse, pero no logró nada –. ¡Jhon! ¡Matilda! – Miró a sus dos amigos y vio como ella se estaba despertando –. ¡Matilda! – Insistió ella –. ¿Estás bien?
– ¿En dónde estamos? – Masculló ella despertándose poco a poco.
– No lo sé, lo último que recuerdo es que… – Un hombre al que David reconoció de haberlo visto otras veces, apareció de golpe y le dio una patada a su silla, tirándole al suelo.
– ¡Cállate! – Le gritó el hombre y al instante le levantó de nuevo –. No querrás que te haga trocitos.
– ¿Trocitos? Yo sí que te haré trocitos cuando nos dejéis en libertad al daros cuenta de que nosotros no hemos hecho nada – vaciló David con una sonrisa.
– ¡¿Qué has dicho?! – El hombre se preparó para golpearle con un puñetazo, pero otro el hombre que les interrogó en el hospital, apareció y le detuvo a tiempo.
– Hemos dicho que de momento no a la violencia – agregó el hombre poniéndose al lado del otro –. Relájate… Si quieres matar algo, vete a cazar algún monstruo.
– ¡Pero señor! Este crio me ha…
– Son críos, ¿qué te esperas? – Le respondió el otro –. ¿Qué te traten de usted y con flores? Vete a avisar a Niko de que todos están despiertos – David se giró para comprobar eso mismo, alegrándose un montón al ver a Valeria despierta –. Así que al final sois vosotros los culpables de todo esto…
– ¿David? ¿Qué hacemos aquí? – Susurró Valeria.
– Los cazadores se creen que somos los malos – respondió él –. Y por eso nos habéis atado, ¿verdad? – Pausó –. Deberíais saber de sobra que no es así y que estamos con vosotros, ¡somos cazadores!
– Sobretodo ella, ¿no? – Señaló a Valeria –. Una loba… ¿Qué te piensas? ¿Qué somos tontos o qué?
– Un poco si, ¿no? – Soltó Jhon riéndose –. No habéis podido pillarnos hasta ahora… Y de no ser por los sucesos de la última bruja, no os hubieseis enterado de que éramos nosotros. Así que se puede decir que habéis tenido suerte y de que somos más inteligentes que vosotros.
– Te mereces un toque de atención, si – el hombre se acercó hacia él y le propinó un puñetazo en la cara.
– ¡Eh, tú! – Matilda le salió a defender –. ¡Déjale en paz! Él no tiene la culpa de decir de la verdad, ¿no? Si habéis fallado, es cosa vuestra, no nuestra. ¡Así que espabilad de una vez y soltadnos! – Gritó.
– Vamos a empezar por el principio para aclarar todo eso – el hombre se puso delante de los cuatro –. Sabemos quienes sois y cuales son vuestra descendencia, ¿pero lo qué no sabemos es como habéis llegado a este punto? ¿Cómo leches os habéis envuelto en brujería? ¿Qué pretendéis?
– ¿Salvar el pueblo? – Respondió David.
– ¿Salvarlo? Casi se ahoga una clase en un cine, hubo tigres sueltos por el pueblo y ahora un ciclón casi destroza medio pueblo. Así que más que salvarlo, parece que lo queréis destruir – soltó el hombre.
– ¿Estás loco? ¿Para qué íbamos a destruir nuestro hogar? – Le preguntó Matilda –. Hemos intentado salvarlo, no como vosotros, que solo hacéis el mal haya donde vayáis.
– Vosotros sois los que se han implicado con brujas, no nosotros – se defendió el hombre –. ¿Cómo llegasteis a contactar con ellas? No son fáciles de localizar… ¿Qué le habéis ofrecido a cambio? Primero les pedís que haga cosas y luego la matáis, ¿no? Es así como trabajáis, ¿verdad? Por eso dejáis en la escena del crimen varios cuerpos, ¿no?
– ¿Pero tú te estás escuchando? – Soltó Jhon –. ¡Eso qué dices es absurdo! Si de verdad conocéis de donde procedemos, deberías de saber que no somos los malos, si no los buenos… – Pausó –. Se nota que os obcecáis con lo primero que pensáis…
– Mira chaval, o te callas o te empezamos a tortura – le comentó el hombre –. Me tienes hasta las…
– ¡Lo qué dice él es verdad! – Soltó ahora David –. Nosotros no tenemos nada que ver con las brujas, son ellas las que nos están buscando por una venganza personal. De ahí que las estemos matando, ya que nos están atacando – explicó él de forma concisa.
– ¿Una venganza personal? – El hombre se fue hacia él –. ¿Y se puede saber cuántas brujas hay? ¿O es qué os estáis enfrentando a un aquelarre? – Pausó –. Eso que dices me suena todo a chino, es imposible que unas brujas estén detrás de unos críos… Y sobretodo detrás de una loba – se fue hacia Valeria –. ¿Cómo has llegado a unirte a ellos? ¿Te han pagado, verdad?
– ¡Basta ya de chorradas! – Gritó David –. ¡Es verdad lo qué dicen entonces! – Soltó –. Que los cazadores sois los más ineptos que hay en este planeta. Tan solo veis lo que quiere vuestra mente… Tan solo queréis matar y tener la razón siempre… Por eso nunca me uniré a vosotros, me dais asco…
– ¡He llegado a mi limite! Ya no puedo aguantar a unos niñatos como vosotros – masculló el hombre –. ¡Niko! ¡Trae las herramientas de tortura! – Gritó a través de la puerta –. Estos críos se van a enterar a lo que se enfrentan – les miró con cara vacilona –. No sabéis en donde os habéis metido… O nos decís la verdad, o sufriréis hasta…
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Editado: 09.07.2023