El legado oculto de Leah

Capítulo IV

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Estaba pasando por los pasillos buscando a Miriam con la mirada cuando derrepente me encontré con la Reina Elizabeth, me detuve por un momento y le hice una reverencia como saludo.

—Su alteza—. Saludé inclinadome levemente hacia adelante.

—Buenos días señorita Leah—. Respondió mi saludo con un asentimiento de cabeza también deteniéndose por un breve momento en el pasillo. —Estaba a punto de ir a pedirte si podrías calentar la bañera, quiero darme una ducha caliente.

—Claro su alteza, lamento no haber ido antes, creí que aún estaría dormida pero voy ahora mismo—. Dije haciendo una rapida reverencia para despedirme antes de ir apresuradamente al baño personal de la Reina.

Con la repentina aparición de la Reina, quién creyó que era buena idea que yo la acompañara y la sirviera durante todo el día no tuve tiempo de hablar con Miriam en todo el día así que tuve que postergarlo hasta que tuviera tiempo libre, o sea, mañana ya que cuando la reina elige a alguna sirvienta en particular para que la sirva durante todo un día, el turno suele extenderse un poco. Lo cual no considero que sea tan terrible, la Reina es una persona muy amable y divertida así que esas horas se pasan como si fueran minutos. Jamás podría negarme a servirle a la Reina, sobretodo a una autoridad como lo es ella o el Rey, pero si pudiera elegir entre servirle o no, de todos modos lo haría encantada, es demasiado divertido pasar tiempo con ella.

—Cuéntame ¿Está siendo agradable tu estadía en el palacio? ¿Se te dificultan las tareas?— Preguntó mientras observaba con atención la forma que estaban adquiriendo sus uñas a la vez que yo se las iba limando.

—Si, es agradable el lugar y las demás empleadas también lo son, así que creo que no tendré problemas con eso a futuro ya que todo va bien por ahora—. Dije con una leve sonrisa sin dejar de limar.

—Me alegra que esté siendo agradable el tiempo que llevas con nosotros, a pesar de que no lo parezca, me preocupa y me importa como hace sentir el palacio a nuestros huéspedes, guardias y empleados.

—¿Y usted? Por el Realshow¹ me enteré que la guerra contra los Lorw se estaba resolviendo ¿Cómo lograron llegar a un acuerdo?

Pensó en una respuesta a mi pregunta por unos segundos antes de hablar nuevamente. —Acordaron quedarse con algunas tierras y nosotros con otras, con esa condición dieron por terminada la guerra—. Miró desde varios ángulos sus uñas fingiendo extrema naturalidad.

—Ah...—. Asentí con la cabeza sin siquiera percatarme del cambio en su lenguaje corporal. Me incliné hacia adelante para arreglar un detalle de su uña luego de mover mi cabello hacia un costado, dejando a la vista mi cuello, dónde se veía parte del collar, no me percaté de esto hasta que la Reina lo mencionó.

—¿Puedo ver tu collar?—. Señaló mí cuello con un movimiento de cabeza

—Claro—. Dejé la lima en la mesita que estaba a nuestro lado para luego meter mi mano bajo el cuello de mi vestido y sacar el collar para poder enseñárselo. Ella lo tomó con sus dedos y lo observó desde varios angulos con el ceño levemente fruncido.

—¿De dónde lo sacaste?—. Inquirió en un tono que no supe cómo interpretar.

—Lo tengo desde que tengo memoria, supongo que fué un regalo de mis padres-. Me encogí de hombros mientras la miraba examinar mi collar con aire de preocupación y confusión. —¿Hay algún problema?—. Pregunté confundida por su expresión y su reacción, “¿Habré dicho algo mal?” Me pregunté a mí misma.

—No, no, todo en orden—. Negó con la cabeza restándole importancia mientras soltaba mi collar. Pero a pesar de que cambió el tema y trató de actuar normal sentí que seguía extraña, como si algo le estuviera molestando desde que habia visto mi collar. Creí que era demasiado rebuscado decir que había cambiado totalmente su estado de ánimo al ver mi insignificante collar así que lo dejé estar a pesar de que seguía encontrando extraña su reacción. El tema no volvió a salir durante el resto del día y pronto yo también lo olvidé.

Por alguna razón, la Reina decidió que no era necesario que la siguiera sirviendo, dijo que estaría leyendo y arreglando algunos papeles y que me avisaría si necesitaba o ocurría algo, encantada acepté ya que eso significaba que tendría la mayoría del día libre, ya que no había mucho que limpiar sinceramente, ya habían hecho las demás todo ese trabajo mientras yo servía a la Reina personalmente así que me fuí nuevamente a mí cuarto, en dónde estuve la mayoría del tiempo revisando periódicos, tomando nota y sacando conclusiones que podrían ayudarme en toda esta complicada travesía.

Por momentos me parecía ridículo seguir con esto ¿Por qué razón una simple empleada de un castillo sería mágicamente parte de la realeza? Si lo fuera ya se habrían dado cuenta o me habrían encontrado mucho antes ¿Verdad? Pero por otro lado, me parecía emocionante investigar, por 3 razones;

Número 1: Se siente como los libros que solía leer a los 11 años.

Número 2: Mi vida es demasiado aburrida, necesito meterle drama, hacerla divertida con algo para cambiar la rutina.

Número 3: Si lo fuera, sería millonaria, tendría poder y sería reconocida, en pocas palabras, podría casarme con cualquier hombre que quisiese por la posición social que tendría, y obviamente no es como que quisiera solo porque estoy completamente ENAMORADA de Edgar Allan Poe. Es broma, no estoy enamorada de él, pero soy una gran fanática de todos sus libros y cuentos, me hubiera gustado haber nacido en otra época para poder al menos conocerlo, pero lastimosamente, nací más de 117 años después. Que me lleve el diablo.

En fin, necesito seguir en esto hasta poder encontrar algo nuevo para entretener mi vida.

Por días estuve buscando información y contándole a Miriam sobre mis avances, se veía que no esperaba que yo persistiera en esto ya que al parecer ella no lo decía tan en serio, ayer me había dicho exactamente esto;



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En el texto hay: hola

Editado: 23.06.2024

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