Al fin lo tenía ante mí, las puertas de Ávalon se imponían delante de mis ojos, siendo el único obstáculo que se interponía entre yo y mis recuerdos, una gran puerta plateada con símbolos que me resultaban familiares pero que no podía descifrar. Muchas cosas se me pasaron por la cabeza en esos momentos de espera, por una parte me alegraba el poder descubrir al fin quién era yo de verdad, pero otra parte no quería descubrir aquello por lo que había cambiado de un día para otro, aquello que ni Kyle sabía.
Después de varios minutos mirando aquella entrada casi sin pestañear, di un paso hacia ella con decisión y suspiré alzando la mano rozándola con las yemas de mis dedos.
-¿Estás preparada? - me sobresaltó la voz de Kyle a mi espalda y me giré a mirarlo con una leve sonrisa afirmando con la cabeza. Al verme, se acercó a mí colocando la capucha de la túnica sobre mi cabeza evitando que se viera mi rostro e hizo lo mismo con la suya antes de buscar algo en su mochila.
Me incliné un poco hacia él observando lo que hacía hasta que reconocí el brazalete que me había enseñado cuando luchó contra Alistar. Lo colocó en su antebrazo y me miró antes de acercarlo a la puerta, lo que hizo que se escuchara un chasquido antes de que las puertas comenzaran a abrirse ante nosotros. Di un paso hacia adelante pasando junto a Kyle admirando el interior de Ávalon, sintiendo un pesado nudo en el estómago. Varias imágenes se mezclaban en mi cabeza, niños corriendo por las calles, vendedores y compradores. Recordaba débilmente las calles llenas de gente pero lo que tenía ante mis ojos era un escenario completamente distinto, los paseos estaban vacíos, pareciera que aquel lugar había sido abandonado hace mucho tiempo.
Me giré hacia Kyle con algo de confusión pero me sorprendí al ver la misma expresión en su mirada mientras se acercaba a mí sin dejar de mirar a nuestro alrededor.
-Parece como si llevara años sin vivir nadie aquí- le dije un momento antes de escuchar cómo se cerraba con violencia una puerta, lo que hizo que me sobresaltara.
-Sí que viven aquí, algunos, pero tienen miedo a salir- dijo Kyle mirando en dirección de la que procedía el ruido. - Algo está pasando, algo malo. Debemos llegar al castillo cuanto antes.
Kyle tomó mi brazo con seguridad para caminar rápidamente, atravesando las calles para llegar pronto al castillo. Unas calles más adelante nos encontramos en la plaza principal donde se veía a varias personas, sentí como Kyle me apretaba el brazo con algo más de fuerza atrayéndola hacia él. Yo miraba a mi alrededor con discreción evitando que los demás pudieran verme pero no parecía que fuera a pasar, la gente caminaba sin rumbo como si no les moviera ningún impulso, solo caminar o dar vueltas sin sentido. Miré de reojo a Kyle, que no se paraba a mirar a nadie, solamente seguía caminando con paso firme hasta la entrada del castillo.
Al llegar a las puertas escuche una voz sobre nuestras cabezas viendo a varios hombres apuntándonos con ballestas.
-¿Quién va? - retrocedí un paso al verlos, pero Kyle dio un paso al frente descubriendo su rostro y alzando el brazo en el que portaba el brazalete, sin decir una sola palabra.
Escuchamos murmullos entre ellos mientras dejaban de amenazarnos con sus armas. Después de unos largos minutos oímos el crujido de la puerta al abrirse ante nosotros, suspiré profundamente y caminé tras Kyle entrando al castillo.
Observé todo lo que había a mi alrededor pero poco pude descubrir, todas las ventanas que había, estaban cubiertas por gruesas cortinas evitando que la luz del sol pudiera pasar. Poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad y pude ver como llegábamos al final de la sala, dónde había dos grandes tronos a los pies de un majestuoso cuadro, el cual estaba tapado por una fina tela negra. Entrecerré los ojos mientras me acercaba con cautela reconociendo poco a poco a las personas que estaban retratadas. Me frené en seco al reconocer a mis padres y a mi misma en aquel cuadro.
-Eso se hace cuando fallece algún miembro de la realeza, en cuanto sepan que estas aquí lo quitarán - escuché a Kyle a mi espalda mientras tiraba de mí con delicadeza para avanzar adentrándonos más en los pasillos del palacio.
Al llegar a uno de los cruces del pasillo, me detuve mirando a otro corto pasillo a mi izquierda donde había seis puertas de madera oscura, todas cerradas. Di un paso adelante, y luego otro hasta que algo me hizo pararme ante una de las puertas, la abrí lentamente mirando todo lo que había en su interior. Era una amplia habitación sin muebles, estaría completamente vacía si no fuera por los estantes en las paredes, en las que había todo tipo de armas y de todos los tamaños. A diferencia de la entrada, aquí las ventanas no tenían cortinas, y la luz del atardecer iluminaba toda la habitación.
Algo en esa habitación llamaba mi atención pero no conseguía descubrir qué era, camine hasta la ventana, mirando a través de ella y pude ver las calles que había recorrido junto a Kyle minutos antes. Me apoyé en el marco de la ventana y noté unas marcas, aparté mi mano viendo dos pequeñas rayas, como si estuvieran hechas con algún cuchillo para contar algo. Entonces vino a mi mente un recuerdo, fugaz, no tan claro cómo el anterior pero era algo.
Recordé una voz, la voz de la persona que había hecho esas marcas.
"-Te he ganado de nuevo- dijo esa voz mientras se reía.
#415 en Fantasía
#66 en Magia
#2046 en Novela romántica
fantasia, magia amor romance misterios, magia amor aventuras guerras muertes
Editado: 23.03.2024