(Capitulo 5)- Desnude mi alma el día que derrame cada una de mis lagrimas junto a ti.

Desnude mi alma el día que derrame cada una de mis lagrimas junto a ti.

Sentí como una inundación de pensamientos llovían sobre mi cabeza, era tan confusa esa situación, no sabía como recrear los momentos en que nos mirábamos; tu mirada ahora se aleja por un túnel brillante en donde la oscuridad de mis deseos no me permiten cruzar. Quiero saber si estás aquí; si la soledad solo es un reflejo por mi impaciencia al no esperarte como de costumbre. Vi brillar nubes boreales sobre un cielo lleno de estrellas inscritas en mi corazón con tu nombre tallado.

Las ganas de un cielo donde tu seas mi sol se agrietan por la fuerte persistencia del rechazo sensorial del encuentro entre nuestras estaciones anuales. Eras esa primavera que le daba fin al fuerte frio del invierno, pero ésta vez a llegado otoño a nuestras vidas y he tenido que ver caer cada una de aquellas verdes hojas que hoy se tornan carmesí.

Aprendi a llorar bajo la lluvia; cuando desapareció esa sonrisa que producían esos días de verano. Las fuerzas de mis rodillas quedaron pegadas al piso de la catedral; cuando le pedí al cielo que fueras feliz a través de las lagrimas que deja caer el cielo sobre tu casa durante los días de lluvia.

Casi no lo puedo creer; al parecer la tormenta solo arreciará mas conforme siga adentrado su temporada, donde múltiples lluvias hacen correr los momentos donde es evitada nuestra frecuencia en aquella posada; que ahora no es mas que una cárcel donde se están apresando cada uno de nuestros recuerdos. Pienso en buscarte; surco cada calle y trazo lineas en los lugares donde has dejado tu rastro estelar, veo sonrisas redundas y conozco que fueron producidas por tu fuerte apego a la felicidad. He construido un castillo y quise mudar a su reina en el; y ella como una Cigua palmera sentía que el cielo era su casa y el viento su única prisión, ahora todo poco a poco se está quedando vacío, y anhelo el día en que su vestido rose los pasillos que he construido para ella aquí en mi corazón.

Pienso que el tiempo será mi única opción; y que llegará el día en que nos volvamos a ver con toda esa pasión que reflejaban nuestras miradas al chocar en las vías del amor. Creer que el silencio pronunciaría las palabras correctas que quiere expresar el corazón fue la receta que causó todo este banquete de desamor que festeja la separación de nuestros sueños inconclusos.

Logro encontrarte en esta temporada que al parecer jugábamos a las escondidas, te miro suavemente y siento como fuertes olas chocan contra las paredes de mi corazón. Logro contemplar tu voz y admirar tu belleza, la miré y su mirada fue similar a la de Monroe; preso me tienen sus cadenas que me mantienen atado a un sentir que arropa todo mi corazón; de manera que el cielo deja de ser gris y el mar ha perdido su color.

Entramos en conversación y dando el primer latido mi corazón se le expresó,

  -Le hable al viento sobre ti.
-y que te dijo?

-le conté lo maravillosa que eras al momento de soñar, de como se alineaban los astros para contemplar aquella supernova que solía orbitar tu mirada cada noche. También hablé con el mar, y le pregunté el por que te dejo escapar, y me contestó que eras de aquellas sirenas que por amor suelen abandonar su hogar.

Charle con la locura y trató de frenar todo este caudal de emociones que siento por ti; me dijo que nunca había visto algo similar y que quisiera que le enseñara ese nuevo método de amar; que su pasión no se asemeja a la forma en que miro tus fotos luego de despertar, y que me observa en mis sueños cuando solo pronunciar tu nombre hace volar las sonrisas de las flores.

-Como has llegado hablar con seres que juré olvidar? (ella me pregunta)

-No entiendes que vivo por tu mirar, que suelo esperar junto a la arena de la playa el ocaso para poder ver algo que se asemeje a la belleza de tus ojos. Y le conté al cielo que el blanco no era el color perfecto, que había un color que alborotaba todo el arcoíris al momento de mirarlo, le conté sobre el hermoso cafe que reflejaban tus ojos al brillar junto a la luz de la luna.

-Sabes llenas las noches con palabras dulces(me contesta) has apreciado de cerca los secretos que muchos no han podido apreciar, veo que llevas la ironía en tus palabras y tus versos parecen ser hermosas poesías homéricas pero no entiendo como puedes hacer tanto.

Le expliqué que la fuerza  de la razón radica en el corazón, y este se alimenta de lo que hemos llegado a sentir los dos, esto no es un error es mi alma desnuda ante ese gran cuerpo celeste madrugador. Aunque las palabras  no faltaron oleadas de ignorancia anduvieron frente a nosotros; no era muy común verla y no encontrarla, tan cerca y a la vez tan distante, todos aprecian la rencilla que atraviesa lo que siento, los cambios dolorosos a flor de piel que sufre mi alma que ya comienza a desgastarse por un reencuentro formidable que ha pasado a ser solo una leyenda.

Las noches alejadas parecen eternas, del trabajo a esta prisión y solo salgo un momento para ver como la luna figura su rostro y las estrellas detrás hacen batir sus cabellos, trato de organizar el desorden que provoca el desalojamiento de su ser en mi epicentro existencial. Ese símbolo subatómico que le daba sentido a la relatividad de mis sueños.

Salgo sin pensar que te encontrare, lo hago solo para imaginar caminar sobre el mar; mientras me hundo en las suaves olas del pacifico que rodean mis ganas de llegar a la Antártida y dejar congelados allí mis sueños y esperanzas de algún día ir en busca de la felicidad. Me senté a charlar con un viejo barquero mientras cruzaba mis emociones por el Aqueronte, me decía que  solo me cobrará una mísera moneda de Obolo; charle todo el viaje de ida y regreso, me contó que al igual que yo otros habían ido detrás de algún sueño por este rio, algunos con liras; otros tallados en comedias que se llaman ser divinas; así que para él era muy común. Le pregunte que si nunca ha querido ser feliz, y me dijo; cuando pasas tanto tiempo en la oscuridad aprendes amar cada una de sus diversas tinieblas.