El Liberado

El Contingente

Sebastian se ríe y me empuja a un lado cuando me quedo helado por lo que estoy haciendo. Intenté matar y lo hice sin pensar, como un monstruo. No, lo hice por defensa, fui víctima del miedo y actué por ello.

— Somos monstruos, ¿no crees? Ambos tenemos una oscuridad que nos abraza, yo la abracé, tú te niegas a aceptarla.

— No lo hago, ya me ocupé de mi oscuridad.

«Axel, estamos cerca del desfiladero —Jayden logra meterse en mi cabeza y luce preocupado—. ¿Dónde estás?»

«Manténganse lejos del lugar, es muy peligroso, Sebastian se ha vuelto un contingente por la inyección de Trevor»

«¿Sebastian qué? Necesitamos intervenir ya»

«Déjenmelo a mí, solo yo puedo hacerlo, nací para esto»

«Si ocurre algo grave entraremos al edificio»

— Muéstrame que tan bien has acabado con esa oscuridad.

Corremos hacia el otro y chocamos con fuerza, generamos una onda que rompe las ventanas y los vidrios caen por todas partes, las botas me protegen de cortarme los pies. Tenemos lo que podría ser la misma cantidad de poder, el mismo virus expandiéndose por nuestros cuerpos, el bien y el mal. Cada golpe que damos es seguido por otro golpe, luchamos por liderar esta pelea que puede jamás acabar. Me adelanto al usar patadas, golpeándolo en los costados y analizando con más detalle los puntos débiles que puedo utilizar. Está casi esquelético, sus alas parecen ser impenetrables, sus apéndices parecen débiles y se mueven demasiado mostrando que su cuerpo no los puede soportar. En eso recuerdo que estoy infectado, tengo garras que puedo usar; sí, tal vez he perdido mis poderes, pero todavía puedo usar estas mutaciones a mi favor, tengo que ganar ahora que estoy tan cerca, Sebastian está más débil después de haberlo apuñalado, está a mi nivel.

Tengo un plan.

Salto del otro lado, por donde entré, y me hago el cansado, Sebastian atacará suciamente como es lógico en la vida real y porque no tiene honor ni dignidad. Él cae en el anzuelo y cuando vuela hacia mí, extiendo mi garra y corto esos apéndices provocándole un daño severo. Aun en ese estado no se rinde y me ataca, presionándome hacia la pared, me obliga a volver al primer piso. El ácido que sale de sus apéndices me chapotea en la cara y me provoca más manchas azules y grietas. Lo empujo con todas mis fuerzas al lado contrario, necesito terreno para que no me haga daño. Me doy cuenta de mi error cuando mi garra atraviesa su cuerpo y la maquinaría.

 

 

Al despertar por el golpe que me di veo que Sebastian no está aquí, o no con forma humana, una masa amorfa se extiende en donde estaba esa máquina con tentáculos pegados a las vigas y paneles de vidrio, en varias partes de estos hay agujeros de los que salen todas las criaturas que he visto a excepción de los podridos. Los gujer, los borbones, los underson. Todos estos se van desarrollando en estas cosas y algunos atraviesan los pocos vidrios que no se han hecho pedazos. En el centro yace el último rastro de humanidad, en el centro emerge la mitad superior de su cuerpo luchando por escapar de esta masa, siendo rodeado por espinas y pequeños apéndices que van desde brazos, piernas y tentáculos más pequeños. Ya no habla, gruñe y chilla a todo volumen al haber perdido la poca humanidad que tenía en su conducta, moral no tenía.

Yo estoy humeando, es como si estuviera cubierto con tierra roja y donde no está esas costras es inundado por un color azul que ya conozco.

«Nos vamos a acercar, nos preocupas —Jayden vuelve alarmado por la tremenda explosión—. Los alrededores están llenos de infectados y criaturas»

«Lo sé, Sebastian se ha convertido en una bestia, ayúdenme a rebajar el número»

«Eso haremos, estamos al pendiente por si necesitas algo más»

Esas criaturas corren hacia mí, son demasiadas para una pelea uno contra uno. Las hago pedazos con mis garras, clavándoselas en el cuerpo o llegando a partirlos por la mitad. Las esquivo y cuando salen grupos variados de undersons uso los escombros y pedazos de otras criaturas para distraerlos, de paso haciendo que se encarguen de ellos por mí, los disparos afuera del edificio se intensifican conforme los monstruos van aumentando descontroladamente. Son tantos que tengo que escalar al segundo piso por la gran cantidad que hay, es imposible caminar por el primer piso sin pisar a una de esas criaturas.

Pero, aun así, las criaturas siguen saliendo de Sebastian con el propósito de inundar el lugar con la esperanza de matarme, a estas alturas el lugar tiene pilas de cadáveres con charcos de sangre y ácido. Necesito hacer algo o no podré luchar. No tardan tanto en subir por las paredes y saliendo de todas las grietas que se han formado, me van acorralando sin atacarme, en vez de hacerlo y acabar con mi vida de una vez intentan sofocarme dejándome incapacitado, posiblemente para ser el alimento de Sebastian, cuyo tentáculo se acerca a mí con el propósito de matarme, parece que solo él quiere tener la oportunidad y placer de asesinarme, de disfrutar de mi último aliento. Casi lo consigue, pero me niego a dejarme morir, pongo todas mis fuerzas en librarme, entre más lo hago más soy apretujado por el tentáculo. Siento que algo se apodera de mí, que el poder de Aarón vuelve a mí y el virus Reborn desaparece de mi cuerpo por completo.

 



#1912 en Ciencia ficción
#12674 en Otros
#2038 en Acción

En el texto hay: armas biologicas, venganza, heroesyvillanos

Editado: 18.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.