El veneno de muchas arañas contiene agentes paralizantes más que otra cosa, como recibió la picadura en la espalda Aredia salió del hospital en silla de ruedas, no se había quedado inválida pero la necesitaría por un tiempo y también hacer terapia hasta que se le distendieran los nervios.
Se lo estaba tomando con un temple admirable, estaba viva e iba a recuperarse, hasta sostuvo una larga y valiente discusión con su madre para que no le fuera a reclamar al señor Malcon, el pobre ya la estaba pasando bastante mal; Malquiur se sentía demasiado culpable e inestable, el allanamiento en casa de Meier había arrojado suficientes pruebas en su contra para una orden de arresto pero parecía haberse desvanecido y pasaron un par de semanas sin que se supiera nada de ella o Elijah.
Una vez dejo a Aredia con su familia se encerró en su casa, no tomaba visitas y su única interacción constante era con Juliet, no la podía ignorar porque en un desliz emocional del momento habían formalizado la relación, ella le visitaba o charlaban por teléfono pero nada más, su mundo se había distorsionado y tenía miedo de colapsar.
-“Maika, viejo, a mí también me han pasado cosas raras, ¿Por qué no vienes y hablamos de ello?”
-No creo que haya punto de comparación, Lionel-estaba revisando los mensajes en su contestadora.
-“¡No puedes pasar el resto de tu vida encerrado en tu casa, Malquiur!, ¡No es sano!”
-Y tú no eres mi madre, Ethel.
-“Maika, cariño, tus abuelos me dijeron que tienes problemas, si quieres…puedo ir a visitarte, hablaremos”
-Un poco tarde, mamá…unos quince años tarde.
-“Tus problemas no van a desaparecer si los ignoras”-le dijo Almantt.
-Tú cállate, eres parte de esto.
-“¿Y yo porque?”
-¡Porque no estás aquí!, ¡Nunca has estado aquí!, tendría que haber ido a terapia en cuanto apareciste.
-“No soy una alucinación”-dijo irritado.
-Claro que lo eres.
-“¿Entonces?, ¿Crees que lo que viste en Elijah lo imaginaste?, porque Aredia también lo vio.”
-No sé lo que vi, no sé lo que era eso.
-“Deberías empezar a hacerte a la idea”
-¿De qué soy el descendiente de un mago?, ¿Qué hay una orden de brujas detrás de mí?, ¿Qué la magia existe?, no es tan fácil.
-“Se que no lo es, trata con una cosa a la vez”
-¿Cómo cual?
-“¿Qué te parece darte cuenta de que no soy un producto de tu subconsciente?, Aurelius me dejo en esta casa”
-Y nunca me explicaste porque, te pregunte y dijiste que no lo sabías, que no recuerdas nada hasta el día en que te dejo.
-“Sigue siendo así, pero aquí estoy, admite que soy real, da un paso y los siguientes no serán tan duros”
-Déjame en paz-el teléfono sonó y lo dejo timbrar hasta caer en la contestadora.
-“¿Malquiur?”
-Juliet-se extraño, ella no solía usar su nombre completo.
-“Malquiur, se que estas en casa, yo…escucha, tu padre…”-levanto la vista-“acaban de traerlo, eso creo, tenía una tarjeta tuya en su bolsillo y unas fotografías, ¿podrías venir e identificarlo?”
Se quedo mirando el aparato, hizo reproducir el mensaje otra vez, tan solo para cerciorarse, luego se levanto y salió de su casa por primera vez en dos semanas.
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Llego a la morgue tan rápido como pudo, ni se había peinado y estaba tan conmocionado que no pudo explicarle al de recepción que estaba buscando allí, por suerte Juliet le esperaba, le tomo de la mano y lo condujo a la sala de embalsamar donde un cuerpo descansaba sobre la mesa cubierto con una sabana, los descubrió un poco para que lo mirase y Malquiur estuvo tentado a retroceder, era la primera vez que veía a su padre de cerca y al fin entendió porque los que lo conocían lo identificaban tan rápidamente, era una versión envejecida de él, muy envejecida, el cabello y la barba eran larguísimos y de un purpura tirando a blanco, el rostro estaba lleno de arrugas y al mirarlo con cuidado noto que la piel tenía una coloración negra marcada, la misma que viera en los cadáveres de su último caso.
Editado: 18.02.2019