Malquiur y Lionel se reunieron en el edificio donde vivía Ethel, su amiga les había llamado a ambos con urgencia.
-No me creo que tengas un hipogrifo, el gobierno está como loco con esos animales y los pterodáctilos.
-No vayas a ir de bocón.
-Claro que no, pero puedo verlo, ¿verdad?
-Lleva la cámara, Brother Moon ama la atención-golpeo la puerta-¡Ethel!, ¡Somos nosotros!
-¡Esta abierto, pasen!
Ethel vivía sola, su departamento era pequeño y funcional, una representación de su eficiente persona cuyo único rastro de singularidad era un tanque con una pareja de ranas, sus amigos entraron y se dieron cuenta de que todas las ventanas tenían las cortinas corridas.
-¿Ethel?
-Aquí…-dijo su voz, desde la cocina.
-Oye, ¿Qué sucede?-pregunto Lionel-¿Por qué andas escondiéndote en las sombras?
-Malquiur, ¿trajiste el libro?
-Sí, aquí esta-dijo, sintiendo por adelantado que algo terrible se avecinaba-Ethel, ¿te encuentras bien?
-No, me desperté esta mañana y…por favor, dime que hay una explicación para esto.
Salió de la cocina, solo el hecho de que a esas horas aun anduviera en piyamas sorprendía pero no tanto como el resto de su aspecto, la piel se le había vuelto verde con manchas, sus ojos se habían agrandado, tenía como aletas en los brazos y en medio de los dedos unas membranas, Malquiur sintió que se le removía algo, ya era bastante malo todo lo que estaba ocurriendo en el mundo y que no podía controlar, ahora la magia había tocado a sus mejores amigos.
-¿Qué te paso?-pregunto Lionel.
-¿Cómo voy a saberlo?-la pobre estaba al borde del llanto.
-Calma, no te ves tan mal.
-¡Soy verde!, soy una rana…ay, por Dios, soy Ethel la rana, igual que en la escuela.
-Claro que no-dijo Malquiur, apenadísimo con ella-lo voy a averiguar, pero primero tengo que presentarles a alguien.
No había tenido el chance de hablarles sobre Almantt y, honestamente, no había querido hacerlo, su otrora “amigo imaginario” era el único secreto que les había guardado, Lionel se mostro bastante sorprendido e impresionado, aunque más por la dinámica de guía en el libro que por el personaje en sí, Ethel estaba demasiado preocupada con su propio problema como para que algo así le importara.
-“Veamos, Ethel, ¿por casualidad alguno de tus antepasados era oriundo de Nueva Orleans?”
-Mis abuelos maternos.
-“Eso lo explica, las mayores poblaciones de criaturas del pantano en Estados Unidos se encuentran allí”
-¿Criaturas del pantano?-se miro las manos con horror-¿en eso me convertí?
-“Eso has sido siempre, al igual que algunos caballos siempre fueron unicornios, la cuestión es que muchas especies han olvidado sus verdaderas formas debido a la protección del libro”
-¡Soy un monstruo!
-¡No lo eres!, dile, Almantt.
-¡Si lo soy, mira!, ¡Estoy en la lista de los tenebrosos!, ¡Por algo ha de ser!
-“Pero no se trata de eso”-Malquiur le lanzo una mirada aprensiva, más le valía no decir que estaban en la lista por feos-“tenebroso también quiere decir incomprendidos”
-Eso, eso mismo.
-“En realidad las criaturas del pantano eran un clan pacifico, fue la cultura popular quienes los demonizaron injustificadamente, aquí tienes sus características principales: hábiles nadadores, como son anfibios pueden respirar por la piel, se alimentan de insectos, mariscos y peces y tienen un don innato para la música”
-Eso está muy bien-dijo Lionel, intentando animarla-y además no vas a tener que esconderte porque no serás la única, ¿cierto?, quizás lo mismo le esté pasando a un cuarto de la población en Nueva Orleans.
-¡Claro que tengo que ocultarme!, ¿no has visto lo que el gobierno está haciendo con los caballos?
-Pero una cosa son los caballos y otra las personas.
Editado: 18.02.2019