En varios momentos me imaginaba al dueño del lugar como una criatura enorme que solo se dedicaba a alimentarse del dolor humano.
-Querido amigo, te he escuchado pleñir todo este tiempo- le dije a aquel hombre de la habitación de al lado. En verdad me duele verte así, cruelmente no has querido responderme y solo espero tu respuesta en cualquier momento.
Caminaba en circulos por horas, contaba cientos de números en mi mente para perder tiempo, pero parecía eterno y en eso, una luz resplandecía mis pies, miré hacia arriba, era obviamente la salida, tenía un gran tono vivo y resaltado, había vida allá afuera. Quise salir, pero estaba demasiada alta aquella abertura que no lograba alcanzarla. Observé a mis alrededores y noté la diferencia, estaba en un ambiente triste, apagado, sin luz y seco. En eso recordé a mi compañero, no podía irme sin él, sería cruel de mi parte.
Volví a pasar la pequeña puerta y ahí se encontraba él, en el mismo lugar, sin poder ver su rostro.-¿Puedes escucharme?-le pregunté.-Ya podemos irnos, he encontrado una salida de este lado, amigo. Creí que al contarle de aquella puerta lograría verlo hablar o por lo menos que volteara a verme, pero no fue así.
Regresé a mi cuarto, me senté, ¿por que estoy aquí?, me preguntaba, tal vez era mi destino quedarme ahí, vivir y sobrevivir, o tal vez morar triste hasta morir. Me desanimé, ignoré por completo mi única salida, después llamó mi atención, poco a poco se cerraba, intenté escalar las paredes, pero era inútil, alguien me tomó de las piernas y intentaba ayudarme a subir, era él.-¿Qué haces?, no me iré sin ti.- Le dijé mientras veía su rostro caído y con ojos tristes.
-Yo no iré a ninguna parte.- me contestó.
-¿Por que no quieres irte de aquí?-le pregunte. Hay una salida, tenemos que salir y te ayudaré.
-Eso no es una salida, es una entrada, alguien más a entrado.
-Entonces, ¿por qué intentabas subirme?, si sabías que no podía salir de aquí.
-Aquí solo sale el que realmente quiere salir.-contestó. Solo hay una persona alrededor de tu habitación cuadrada porque los demás quisieron irse. Uno se fué a casa, ahora vive y los otros dos al parecer no les gustaba estar en casa como tampoco en esta lugar y, me temo que a mi tampoco. Tomaron la puerta de abajo.
-Pero, yo si quiero irme.-le dije.
-Parece que no lo suficiente.
Al escuchar eso mi cuerpo se sintó pesado, en especial mis pies y ¿qué había en esa "puerta de abajo"?-me pregunté, solo sabía que quería recostarme y dormir. Se habían ido mis esperanzas y mi alma al saber eso poco a poco moría. Se cerró la entrada y mi cuarto volvió a ser oscuro.