Nathalie
Luego de dejar a Oriana en el instituto fui rápido a la universidad, no estaba de humor para ir a clases pero debía entregar un trabajo que valía el 40% de la nota final en Finanzas; espero que al menos tenga esa nota asegurada, aunque no estoy segura ya que hice el trabajo a la fuerza, ese día no tenía ganas de hacer nada porque justo en ese momento me puse a pensar en lo que podría pasar en el dichoso viaje a Hungría al que iría Michael.
Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que estaba el semáforo en verde y debía seguir avanzando, me gané muchos insultos por parte de los demás conductores pero eso no me importaba en este momento, sólo podía pensar en Michael y pedir que le fuera bien en Hungría, especialmente que no se consiga con ningún licántropo que le pueda hacer daño. Seguí manejando hasta mi destino, el cual ya no quedaba muy lejos, y seguí pensando en los licántropos de la manada Nocturnal Shadows.
Esa manada no es originaria de allí, llegaron hace unos 4 años al lugar luego de una guerra que ocurrió en Italia —el lugar donde residían— hace 6 años más o menos, al menos eso es lo que sé, mi familia no había querido decirme nada del tema pero después de mucha insistencia de mi parte me dijeron; mi interés en esa manada nació por el hecho de que nuestra comunidad haya sido la que comenzó la guerra —aún no se por qué motivo— y en esta nuestros jefes anteriores murieron. Los padres de Michael eran unos grandes líderes, humildes, colaboradores y bastante entregados a su labor, mucho más el señor Enzo Biayer —el padre de Michael— porque su esposa —Lauren Biayer— era una persona mucho más ambiciosa y rencorosa.
Cuando sonó el timbre de entrada a clases aún estaba en el auto por lo que me apresuré a salir con todo lo necesario y correr al aula, lo que no esperé fue que en ese corto período de tiempo alguien gritara mi nombre y se me lanzara encima.
—¡NATHALIE! —gritó una voz muy conocida para mi, alguien a quien extrañaba bastante— ¡TE EXTRAÑÉ PERRA!
—¡NO LO PUEDO CREER! —dije después de recuperarme del susto y la caída— ¡REGRESASTE!
—Obvio niña —dijo separándose de mí— Ahora vamos a clases que se nos hará tarde y supongo que todo lo que traes allí son tareas.
—Si, tienes razón —dije empezando a caminar— Y estas tareas tu no las trajiste por faltar las primeras semanas de clases.
—Ay no importa —dijo haciendo un gesto con la mano para restarle importancia— ¿De cuando a acá me importan tanto las tareas? Sabes que después hablo con los profesores y me la reciben igual —dijo mirándose las uñas en un gesto de suficiencia y egocentrismo característico en ella— Osea ¿qué profesor no le aceptaría las tareas atrasadas a la hija del dueño de este sitio, es decir, la persona que les paga por su trabajo?
—Había extrañado tu ego —dije después de haber rodado los ojos a lo que ella me miró como diciendo ¿Sólo eso?— Bueno a ti completa.Soltamos una carcajada causando que los que aún estaban por los pasillos se nos quedaran mirando raro, cosa a la que ya estábamos acostumbradas, pues el que está con Helen debe estar preparado para pasar pena, y no lo digo para que se alejen pero es así, cuando estás con ella en algún momento te hará pasar pena, ya sea ajena o propia.
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Editado: 30.10.2022