El Llamado Milenario

El Intruso

En medio de la penumbra del bosque, donde los cálidos rayos del sol no llegan, está a punto de terminar el reinado del día y la noche anuncia su poderío; el atardecer con fulgurantes colores trae orgullo para unos y terror para otros. 

Aún no puedo asimilar lo que acaba de pasar. Presencié la pelea de tres Tigres contra una mujer pensé que debería ir a salvarla pero su destreza y fuerza es  impresionante. No estoy seguro si es una amenaza, dado que no tengo conocimiento sobre el titán ella puede guiarme a él. Voy a seguirle tal vez pueda ayudarme a encontrar lo que busco. 

Camino con sigilo para que los tigres no me atrapen, pero el viento cambia de dirección la brisa lleva mi olor hacia los felinos, y de un momento a otro estos desaparecen sin dejar rastro. 

La angustia  recorre mi cuerpo y la paranoia me hace dudar de lo que veo;  cada arbusto árbol o roca son una amenaza . El bosque se oscurece y cualquier sonido me estremece. 

Sin aviso salta por la espalda un tigre, logra derribarme intento quitármelo de encima pero es muy fuerte, los otros dos tigres llegan: uno se adueña de mi pierna clavando sus garras en mi muslo, al parecer el otro tigre se disgusta empiezan a pelear entre ellos por la mejor parte me pisan, muerden y jalonan como si estuviera muerto, pero siento un dolor profundo que me impide moverme, ahí es cuando me doy cuenta que puedo hablar y comienzo a gritar: ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡por favor alguien! ¡ayuda!. No estaba seguro de que alguien vendría pero apareció ella, la mujer que les dio la paliza a los tigres. 

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Los gritos son desesperados, no entiendo ¿qué es lo que pasa? 

Al llegar donde están los tigres, veo que tienen a alguien tumbado en el suelo, el hombre está moribundo y los tigres se pelean entre sí. 

-¿Qué está pasando aquí? Dejen a ese hombre en paz, es una orden- dije con voz firme indignada por cómo actuaban los felinos- 

(Acto seguido, los tigres se retiraron del sujeto) 

Cuando lo vi no podía creer lo que veía: Era un humano. Nunca había visto uno, a pesar de que no lo conocía ya lo odiaba demasiado. Lo miré con desprecio, una parte de mí quiso dejarlo abandonado a su suerte, sin embargo no podía hacerlo. Así que me incliné y lo ayudé a voltearse boca arriba. 

-Está muy mal- suspiré - Vendrás conmigo. Te ayudaré a reponerte. 

El humano estaba inconsciente, ni escuchaba nada y menos respondía, me preocupé. 

-Ustedes no pueden comerse a cualquiera -dije a los tigres, mientras la cabeza del hombre la sostenían mis manos - Tienen prohibido comerse a una persona. El día que lo hagan sin mi permiso, lo pagarán caro. ¿Entendieron? -pude notar la inconformidad en sus caras - 

Junto con los otros dos tigres acostamos al herido en la espalda del más grande. Con eso listo y los otros tigres de guías, empezamos a recorrer el camino de vuelta a casa. 

El humano se quejaba mucho, así que tomé su mano para que estuviera tranquilo. Enseguida me arrepentí, despertó y empezó el interrogatorio, una verdadera tortura. No respondí ni una sola de sus preguntas; me quedé en silencio y luego dije: 

  • Oye niño has silencio, sino te dejaré aquí y ellos terminarán lo que empezaron -(digo mientras señalo a los tigres) 

_Uish como lo odio y pensar que está tomando mi mano. Esto me pasa por estúpida debí dejarlo abandonado y haberme hecho la sorda- 

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En el texto hay: poderes, aventura accion, amor dolor

Editado: 20.06.2023

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