El lord de las estrellas (gay).

004: Salida de grupo.

15 de mayo de 2048.

La reunión es muy aburrida: con todos esos acuerdos y presentación entre modelos.

Estampas no tiene una industria de modelos, a diferencia de Orquídea, que creció con los años e hizo una industria especial que acepta gente sin experiencia en el ámbito del modelaje y son entrenados ―yo fui uno de los entrenados―; ese crecimiento nos hizo ganar el primer lugar como la revista más vendida en Venezuela a nivel virtual, hasta personas de otros países solían comprarla, ya que, según una página argentina: incluso los que no están interesados en cosméticos la consumen por diversos temas que toca, que se puede ajustar a cada persona y secciones entretenidas. Incluso se contratan ilustradores para hacer una sección artística.

Por lo menos esa reunión tuvo éxito, no me calé la aburrida negociación y la mirada de algunos modelos de Estampas por nada. Tal vez mi grupo no califique como modelos profesionales ―a excepción de Antonio―, pero tenemos una ventaja: ya que Orquídea tiene un total de 150 modelos, una producción mayor y ventas más garantizadas.

―Chamo, tienes cara de que viste una clase de matemáticas ―me dijo Daniel―. Entiendo que las reuniones largas no son lo tuyo, pero ve el lado bueno: mañana habrá piscina, música, pasapalos y cerveza.

―Espero que haya tequeños, me han dado antojos de comer tequeños.

―Te lo garantizo, mi pana, mañana te comerás las bolitas de carne que quieras, beberás frappé de chocolate y te emborraches conmigo ―expresó con exageración.

―Me convenciste con lo del frappé.

Cuando nos juntamos todos, Verónica se me acercó con animosidad y me sujetó del brazo con una gran presión que me hizo doler.

―Oye ―dijo presionando mi brazo―, tus músculos se sienten tensos. ―Hizo presión en mi hombro con su dedo y eso me hizo quejar―. No me digas que hiciste ejercicio ignorando tu límite normal.

―Esta mañana troté alrededor del hotel, así sudaba la arepa que me comí ayer ―expliqué sobándome el hombro―. Creo que fue mala idea no hacer calentamiento al principio.

―Lo fue, marico; tendré que hacer mis sesiones de masajes contigo ―me dijo con cierta malicia que me horrorizó.

―Tu eres muy brusca, así que ni lo sueñes ―dije con precaución―. Masajea a alguien más o algo así.

―No evadas mi proposición, Darius Mahaat-Ra. Cambiando de tema: como ayer no pudimos juntarnos por más de cinco minutos, ¿qué les parece si nos reunimos para comer algo en la ciudad? Conozco un lugar que te va a encantar ―propuso sin muchos miramientos.

No es mala idea, nunca me he tomado la molestia de dar un pequeño paseo por la ciudad.

―¿Y dónde queda tu lugar especial? ―interrogó Daniel con los brazos cruzados.

―Pensaba en comer al centro, pero como Sofi se negará por culpa de esa puta secta. Hay un lugar que no queda muy lejos del hotel: son a unas tres cuadras si no mal recuerdo.

―Se nota tu entusiasmo por tu ciudad natal.

Ella encoge los hombros sin prestar atención a lo que Daniel dijo.

―Hablaré con María y Rosa a ver si nos acompañan. ¿Te nos sumas, Daniel?

―Es mejor que aguantarme a Gabriel y su temperamento explosivo, casi no duermo porque estaba peleando con su novia por llamada. Sigo sin creer que su novia siga con él después de que le montó mucho cacho. Las astas de los alces son pequeñas a comparación ―nos murmuró al saber que Gabriel no estaba muy lejos.

Todos sabemos que Gabriel nunca fue un buen novio, pero lo que más nos intriga es que pese a sus infidelidades, su novia le siga perdonando todo, todo, no sabemos por qué, solo lo perdona. No es el único modelo con mala reputación entre sus compañeros: Jesús (Noche) suele ser un acosador con Antonio, al punto de que nos da miedo, era más simp que Kevin; Maryori (Mary) le gustan los menores de edad, tanto que fue denunciada por aprovecharse de jóvenes de quince o catorce, incluso ha ido a la cárcel y se ha librado por pura corrupción.

―No quiero beber hoy ―dije por adelantado―. Mañana habrá una fiesta y quiero beber ese día, no quiero tener resaca por beberme cinco polares.

―Está bien, Dari, te tomarás una malta y listo, no hay que formar tanto peo ―garantizó Verónica sacudiendo mi cabello como si yo fuera su hermanito―. Te comerás una buena arepa maracucha.

―¿En ese lugar venden empanadas?

―Y de las más sabrosas.

―Las tendré que sudar mañana.

 

[...]

 

A pesar de mucha súplica, Sofi cedió a que pudiésemos salir a comer algo. Somos adultos, no deberíamos pedir permiso, pero el contrato de Orquídea dice que: en los viajes de la empresa, cualquier accidente se le era responsabilizado al coordinador; y mucho más sabiendo sobre los secuestros que realizan esta secta.

Rosa no pudo venir con nosotros, por un dolor estomacal que no la quería dejar en paz.

El local no era muy grande, liberaba un delicioso olor almizclado con otros, nos atendió una joven que no dejaba de mirar a Daniel todo el tiempo, aún se veía joven, por lo tanto, parecía tener unos dieciocho años.

―Esa niña no deja de hacerte ojitos, Dani ―insinúa María―. Yo le haría caso si fuera tú, por lo menos si solo se resumirá a una noche.

―No me gustan las mujeres delgadas ―le confiesa Daniel.

María se siente avergonzada por haberle dicho eso, ella no nos conocía lo suficiente, digamos que era la nueva de nuestro grupo.

―Oh, bueno. Gracias por la información.

―De nada. Verónica, ¿cuánto se demora el cocinero? Quiero mi cachapa.

―No sé, yo no estoy en la cocina en este momento, güevón ―contestó mientras miraba el letrero para las bebidas y helado―. Solo ha pasado un minuto desde que hicimos los pedidos.

Dejo de escuchar su conversación, ya que mi mente está muy lejos del planeta, pensando en trivialidades como: en el hijo de puta de mi progenitor, ¿por qué insiste en verme? Ya tiene otros dos hijos, mi presencia no es relevante en su vida, de seguro que quiere sentirse bien consigo mismo.




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