« Que joven más extraña…», pensó Owen, levantando sus hombros; mientras observaba a la abatida Alanna.
El asunto de los sentimientos y el tacto básico enfrente de una noble dama, eran algo que claramente no se le daba muy bien. En otras palabras ¡Habilidades que nunca había desarrollado hasta ahora!
Para Owen Shan, la vida siempre había sido bastante simple. Él sabía que solo debía patear el trasero de todos los que se interponían en sus ambiciones, y de alguna forma, casi, cuasi mágica, que no comprendía muy bien ¡Decenas de damas se arrojarían sobre él luego! Una formula segura, a su criterio, qué hasta el momento, no le había fallado nunca.
No obstante, algunas veces, Owen sentía que le faltaba comprender algo importante que estaba más haya de lo arcano, o de las relaciones íntimas normales entre hombres y mujeres, pero el talentoso mago todavía no sabía de qué se trataba; y todo el asunto del sentimentalismo en general, no era algo a lo que le diera mucha importancia normalmente.
“Ya estoy mejor, gracias por haberme ayudado antes”, dijo Alanna, recomponiéndose.
“Eso es bueno. Princesa Alanna, seré sincero contigo. No sé en qué circunstancias te encuentras ahora, o que fue lo que te trajo hasta este horrible lugar. Pero tengo una misión que cumplir y mi tiempo es escaso. Primero salgamos de aquí, y luego hablaremos con calma”, explicó Owen, mientras le indicaba el camino de salida, de la oscura y asquerosa celda en donde estaban.
Alanna pareció algo perturbada al escuchar la palabra misión; pero rápidamente lo ocultó con una ligera sonrisa, y caminó hacia la salida.
“Mocoso, ya puedes recoger tu sucia capa del suelo, y no necesitas guiarme hasta la salida ¡Yo mismo crearé una nueva en caso de que no la encuentre pronto!” soltó Owen, mirando al joven miembro de los Toros Negros que lo había llevado hasta este lugar.
El joven suspiró con gran alivio, mientras se secaba el sudor frio de su frente. Por un momento, creyó que la joven prisionera ya estaba muerta y que él sería el siguiente.
La base subterránea podría ser algo confusa con tantos pasillos y conexiones. Pero Owen, regresó en sus pasos; hasta llegar al salón principal de los Toros Negros.
Un montón de ojos temerosos lo observaban ahora.
Esta era una de las facciones de aprendices más grandes de todas, y en este momento, había más de 30 personas reunidas en este único salón.
Owen Shan, les dio una mirada complicada. y les advirtió:
“Si no se rectifican pronto de sus malos hábitos, algún día, alguien lo hará a la fuerza. Y me temo, que no saldrán bien parados.”
“¡Por supuesto!”
“Nos rectificaremos! ¡Con total seguridad!”
“¡Seremos los defensores de la justicia desde ahora!”
Un montón de balbuceos asustados de los distintos aprendices, hizo que Owen negara con la cabeza; mientras se dirigía en dirección hacia la pesada reja metálica; que había destrozado antes.
En su adolescencia, había visto a muchas organizaciones como esta, en el lugar donde desarrolló su poderoso arte arcano. De hecho, había destrozado a muchas de estas; mientras él crecía en poder y prestigio.
La Torre de Rignos, en donde Owen Shan se crió, era todavía más despiada que la Academia Celestine, ya que, era un ambiente extremadamente hostil, y a diferencia de esta academia, en ese lugar no existía un tierno pabellón de novicios; en donde los jóvenes pudieran prosperar en paz, al inicio de su aprendizaje arcano.
Luego de llegar hasta la zona del foso inicial, Owen Shan recitó un corto mantra mágico y creó un pilar de tierra ascendente, que los impulsó a Alanna y a él hacia la superficie.
La joven lucía algo asustada, ante las enormes destrezas de este musculoso mago.
En el Imperio Andrasin, aunque había algunos magos talentosos, en realidad, no eran demasiado fuertes. Y esta era la principal razón, por la cual, el imperio todavía no había intentado invadir al Reino de Arcia, a pesar de que tenía muchos más soldados, armas de asedio y equipos de mejor calidad a su disposición.
El Reino de Arcia, como tal, podría ser varias veces más débil que el nuevo Imperio Andrasin, pero, no era un blanco fácil de conquistar.
Esto era debido a que, en su interior, se alojaban los tres poderes mágicos independientes más grandes de la raza humana, la Academia Celestine, la Academia Voltic y la Torre de Rignos. Si el Imperio Andrasin intentaba invadir al Reino de Arcia descaradamente, estos tres poderes independientes, repletos de magos, seguramente no se quedarían pasivos ante el inminente escenario de guerra.
Aunque la situación general en el Gran Continente era complicada, todavía se mantenía en un balance estable, gracias a varios factores, y este era uno de los más importantes.
Briana y Kendall estaban sentados sobre una roca cercana, mientras charlaban sobre cierto teorema arcano, que actualmente era bastante popular en el pabellón de novicios; cuando una colosal masa de tierra, emergió desde la base secreta de la facción oculta.
“¿Qué está pasando?” murmuró Briana, algo conmocionada.
Un hombre y una mujer, yacían parados en la superficie de un grueso pilar de tierra, que había arrasado completamente con la misteriosa entrada oculta de la gran facción.
“Creo que el maestro acaba de destruir completamente la ilusión de la lomada, el campo de espinas venenosas y el oscuro hoyo de la entrada secreta a la base de esa facción. Supongo que debieron haberlo hecho enojar un poco…”, analizó Kendall, mientras se preguntaba si estos aprendices tendrían alguna otra salida alternativa, de lo contrario, estarían en graves problemas.