Balin
«Y una vez más, estoy vestida de mucama por culpa de Ulysse. » Pienso con molestia mirándome en el espejo de cuerpo completo dándole espacio a Coco quien está en las mismas condiciones.
Han pasado exactamente dos meses desde que volvimos al gobierno y aún ni si quiera es formal. Hemos estudiado la casa de pies a cabeza e incluso duramos muchísimo tiempo encerrados entre cuatros paredes para practicar todas las maniobras que alguna vez aprendimos en nuestros años de combatientes. Estuvimos día y noche estudiando sin parar como meros perros policías en entrenamiento.
— ¿Lista?— Cuestiona Coco colacando bien el chip bajo su cola de caballo que convierte su cabello en un dorado oscuro.
— Más que lista.— Coloco el mío dejando que el pelo, ahora rojo intenso, caiga por mis hombros con ondas suaves.
Ambas nos ponemos los lentes de contacto que hacen el efecto de transformar todo nuestro rostro. Solo exclusivamente los que tenga esto tipo de lentes son los que podrán ver quiénes somos realmente. Por ejemplo, yo puedo ver a Coco como normalmente estaría porque uso los lentes y visceversa pero si me los quito, ya no sabré nunca si ella es Coco.
— La nave está lista. A todos nos dejarán cinco kilómetros alejados de la mansión para que cada uno tome su camino sin levantar sospecha. — Explica Defne vistiendo de jardinera.
Mis lentes la perciben como una aliada al ella también llevar el aparato en sus ojos. Pienso en "Vista falsa" comandando a mis lentes para que me dejen ver como se ve para los demás y tengo que aguantar la risa al verla ser una viejita de baja estatura con cara de matona. Vuelvo a pensar en otro comando, "Vista verdadera" y ahora la vuelvo a ver en su forma original.
— Plomeros norte, mucamas este, cuidador de mascota oeste, niñera sur, encargados de limpieza al suroeste y yo iré por el sureste.— Explica mirando a los lados.— Llegarán en ese mismo orden tomando un tiempo de quince minutos entre cada uno. Verónica estará monitoreando todo desde afuera junto con el equipo de Buisson. Ya saben lo que estamos buscando. — Nos mira a cada uno con seriedad.— Mente en alto, corazón enjaulado. Recuérdenlo.
Asentimos caminando hacia los puntos que ella indicó. Me coloco al lado de Coco para partir a su lado ya que tenemos que llegar por el mismo punto cardenal. Me quedo un poco atrás oyendo la señal que me transmiten desde mi brazalete dejando que Coco siga sola. Pasan unos minutos y la señal de que ya puedo avanzar llega con un pequeño holograma que alza mi pulsera. Marcho hacia la gran fortaleza e enseñándole al portero mi tarjeta de identidad falsa. El hombre asiente dejándome pasar y lo primero que hago es mirar lentamente todo el area en la que camino hasta llegar a la cocina.
— ¡Hola, bienvenida!— Grita un chico con uniforme de mayordomo.— Para que no te sientas tan nerviosa, hoy también hay otra nueva. Aunque se ve algo *cucú*.— Susurra señalando su cabello y séq ue lo dice por el color azul en Coco.
— Amáis.— Me presento tendiéndole mi mano.
— Ya lo sé, querida. Si no lo supiera probablemente ya te hubiese tirado un cuchillo a los ojos.— Se queda serio por unos segundos para posteriormente reírse estruendosamente.
«¿Qué diablos?» Pienso sonriendo forzadamente para que no cumpla con lo que ha dicho. Le sigo de cerca observando a mis alrededores y me encuentro con Boris arreglando unas tuberías de la cocina.
— El trabajo diariamente es bastante fácil, aun así, hoy se festejará el cumpleaños de nuestro jefe y todo tiene que estar impecable por órdenes de la dama.
Asiento dejando que me siga explicando lo que tendré que hacer el día de hoy. Algunas mucamas me miran con curiosidad al ser nueva pero se muestran amables a pesar de trabajar en una casa en donde los dueños son sumamente sanguinarios. Me coloco a la par de las demás para ayudarlas a preparar lo que parece ser unas botanas con diseños elegantes. Me concentro en mi labor sabiendo que aún no debo que llevar a cabo lo que realmente quiero hacer. Siento una persona chocar con mi hombro y veo que es Coco quien mira a los lados... ¿asustada?.
— Cuatro trece.— Murmura y me quedo fría.
"4-13" Ese es el número que se utiliza en nuestra central para informar de alguna muerte de nuestro equipo. Niego tratando de no salir como loca a buscar al hijo de puta que asesinó a alguno de los nuestros.
— ¿Quién?— Miro a mi lado viendo como nadie nos mira.
— Pili.
Cierro los ojos fuertemente odiando esta mierda. Ahora es más que claro que de aquí no salimos sin haber peleado como sabemos. Sin misericordia para proteger a nuestro equipo de estos mafiosos sin escrúpulos. Batallo con la ira que surge por mis huesos pensando en cómo lo habrán matado.
— Venga, necesitamos a la pelirroja para que sirva unos tragos a las compañías de la dama.— dicta el mismo chico quien me adentro en la cocina.
Aprieto la mano de Coco para que no se preocupe para posteriormente moverme en la cocina recibiendo la bandeja llena de pequeños vasos tipo "shot" y dos botellas enormes de whisky. Subo por las escaleras transparentes dejándome guiar por el mayordomo hasta que llegamos a una habitación la cual tiene una espectacular vista hacia la playa con el sol radiante en su máximo punto.
— Hablas, dejas caer algo o te quejas... te matan. Así que callada ¿ok?— susurra a lo que sacudo mi cabeza entendiendo.
Lo miro actuando estar un poco asustada pero realmente este tipo de situación ya no me causa tanto miedo como en un principio de mis años siendo soldados. Bien, tomando en cuenta que maté a alguien a mis diez años... no hay mucho que entender.
Me hago paso entre los hombres y mujeres que acompañan a la mujer rubia que ríe estruendosamente en los brazos de Buisson. Sí, mis ojos no vieron mal. El pelirrojo también se ríe cumpliendo con el plan de estar con ella por toda la velada hasta que nosotros encontremos el prototipo del que aún no sabemos su función pero sí que es muy importante. Según los estudios secretos, este prototipo se encuentra en la habitación de la dama. Más bien, en la habitación subterránea que tiene debajo de su cama.