Esa noche no logré dormir en lo absoluto. Mi cuerpo dio vueltas, probando todas las posiciones posibles, pero ninguna fue efectiva.
Mis ojos se sentían como una pesada carga sobre mi rostro y mis hombros rogaban por ser arrancados de mi contracturada espalda.
Me invadía el sentimiento de haber estado viviendo largas y angustiosas horas sin lograr alguna cosa meramente útil que pudiera darme un propósito, por lo menos por un corto periodo de tiempo para alivianar mi estresante mochila emocional. Al parecer Hiram lo noto.
- Te ves terrible- Expresó, en una voz que se sintió demasiado alta para mis cansados oídos. Tomaba con su mano izquierda una rodaja de pan en forma de desayuno y con la derecha acomodaba el sillón individual justo frente a mi. Se sentó recargando sus pies en la mesa de en medio de los dos. Ignorando que yo estaba aún recostada tratando -sin resultado- de dormir en el sofá que se había convertido en mi cama.
-Gracias eres realmente amable, buenos días a ti también- respondí con ironía y el solo siguió comiendo- no pude dormir en toda la noche- afirmé masajeando mis sienes no obtuve respuesta alguna. Nuestras charlas diarias eran una especie de monólogos míos, pero de cierta forma sabía que él me estaba escuchando. Abrir las líneas de conversación con Hiram era mi apuesta diaria a la suerte para ver con que versión de él me encontraría el día de hoy .
Encendí la televisión y las noticias no eran para nada buenas. Sin embargo, no me sorprendían en lo absoluto ya que las había visto por la noche hace apenas unas pocas horas. Notaba que los titulares y especulaciones sobre el virus ponían incómodo y malhumorado a mi compañero de piso. Se hablaba sobre las estadísticas de muertes, medidas políticas y algún que otro transmisor fugitivo, entre mezclando estos tópicos con segmentos melosos sobre cómo llevar el encierro grabando vídeos cortos y cocinando.
Toda la información era evidentemente controlada por las autoridades, notoriamente centradas en brindar noticias que mantuviera contentos a la gente que realmente "importa" los hombres que realizaban aportes al partido oficialista y sus respectivas amas de casa. Obviando, por supuesto, los testeos ilegales y la gente misteriosamente recluida en los "refugios", denominados así contradictoria-mente ya que hacen todo menos dar acogida y amparo.
Me sentía privilegiada por haber podido escapar a tiempo. Todo se lo debo a mi querido vecino Timothée, más bien a su padre Gabriel, el cual es un gran profesor de historia. Ellos me advirtieron de la situación a la cual el país habría de afrontar, de la verdadera situación. Ese pensamiento trajo a mi una angustiosa melancolía. Extrañaba a mi querido vecino, es mi mejor amigo solíamos pasar horas juntos viendo documentales y hablando. A diferencia de mi actual compañero, Timothée sí que hablaba y mucho, se caracterizaba por su verborragia. Me preguntaba qué pensaría al enterarse que estoy encerrada con el mismísimo Hiram Styles, pese a que no se si alguna vez se han conocido estoy segura de que lo detestaría. Hiram representa todo contra lo que él predica y viceversa.
Era frustrante y lamentablemente adictivo ver los noticieros, llegaba a volverse una actividad masoquista. Me decidí a poner en modo silencioso el televisor en un intento de no alejar a mi anfitrión.
-Hiram tenemos una apuesta que cumplir podríamos ver una de mis películas esta tarde- le sugerí con emoción, pese a que no era mi mayor deseo en estos momentos. Sabía que me haría bien escapar un rato de mis tortuosos pensamientos. El chico de cabello desordenado y malos hábitos lograba desconectarme de mi misma, volviendo su compañía una maravillosa distracción,
- Creo que prefiero abrir la puerta y que me lleven cautivo- respondió dramáticamente dirigiendo sus enormes ojos verdes hacia mi.
- No bromees con eso, no es gracioso- lo rete en un tono serio.
- Ajam - Asintió irónicamente sacudiendo su cabeza cuando un sonido de vibración interrumpió nuestra charla. Se escuchó cercano, justo detrás de nosotros . Al parecer Hiram tenía un celular, era curioso que no solía verlo con el.
Se alejó en dirección al balcón para contestar la misteriosa llamada. Parecía disgustado. Al teléfono, su rostro lucía como el que había visto en los pasillos de la Universidad cuando lo conocí, reacio, serio, con otro semblante muy diferente al relajado que cargaba esta mañana . Lo escuché insultar y mencionar que estaba trabajando en "el pedido ".No supe más que eso ya que no quería entrometerme en sus asuntos -de nuevo- unos minutos después se acercó la sala de estar que compartimos. Lucía agotado y estresado, se sentó a mi lado con pesadez soltando un suspiro.
- No sabía que tenías teléfono. - dije y la frase sonó bastante rara y fisgona,. "Debería aprender a controlar mis pensamientos para que no se sigan escapando de mi boca" pensé.
- Si, es un celular son comunes en esta parte del planeta tierra, ya sabes para comunicarse cuando uno se cansa de las cartas, los telegramas o en casos extremos cuando la paloma mensajera no está disponible - respondió sarcásticamente- aparte no entiendo porqué deberías saberlo- finalizó su frase
-Me refería a que nunca antes te había visto con él, no es que me extrañase el hecho de poseer un celular se que son comunes- respondí con su mismo tono irónico- también se que es común tenerlo pegado a la mano
-Yo tampoco te vi con un celular- Me respondió despreocupadamente alzando sus hombros.
-Porqué no tengo- dije en respuesta a su observación.
-Yo si tengo pero no me gusta usarlo, los detesto- Colocó sus manos detrás de su cabeza, mirando al techo como si estuviera en un diván.
-Bueno al final si teníamos algo en común yo también lo hago. Me irrita la dependencia de la gente- dije para mi misma, ya que Hiram tenía la mirada perdida en la pintura blanca sobre nosotros.- es como si vivieran a través de él y de las redes sociales-continué- aunque debidas las circunstancias me arrepiento de no tener uno para contactar a mi abuela