El mas pobre hombre rico - Chen Hao

Capítulo 1: La Llamada Telefónica De La Hermana

Hora: 9.00 p. m.
Lugar: Dormitorio de chicos en la universidad
—Chen Hao, ¡tráeme mi computadora portátil del dormitorio 101 del primer piso!
Un chico teñido de rubio del dormitorio de al lado había abierto la puerta de Chen Hao de una sola
patada. Después de darle un billete, se metió las manos a los bolsillos y le dio la espalda para regresar a
su habitación.
—Chen Hao, aprovechando que vas a bajar, ¡ve al supermercado y cómprame una botella de agua
mineral!
El chico de cabello rubio se volteó y le aventó otros tres billetes al suelo, dos para comprar el agua y
el otro por hacerle el mandado.
—Oye, Rubio, ¿por qué siempre le piden a Chen Hao que les haga mandados? ¿Eso no es acoso?
Las personas dentro del dormitorio de Chen Hao preguntaron con una cara seria.
—Queridos compañeros de Chen Hao, ¡¿no se han dado cuenta de que él está dispuesto a hacer
cualquier cosa por dinero!? —dijo el Rubio con un tono sarcástico y una sonrisa en la cara.
Chen Hao se puso rojo y los ignoró.
Se detuvo, recogió los pocos billetes del suelo y pensó: «así gano dos billetes y es suficiente para
comprar pan caliente y una bolsa de verduras saladas, ¡ahora ya no moriré de hambre!»
—No vayas. Si no tienes dinero, te lo prestamos, ¡y no lo tienes que devolver! —dijo el jefe del
dormitorio, compasivo.
—Gracias… —Chen Hao sonrió amargamente sacudiendo la cabeza.
Se dio la vuelta y se fue.
Las personas en el dormitorio vieron cómo se alejó y menearon la cabeza con lástima.
La verdad es que Chen Hao no quería ser el chico de los mandados. Así como todos los demás,
también quería pasar sus días en la universidad de manera feliz. Sin embargo, tenía bastante suerte de
poder siquiera estudiar en una universidad porque ¡era extremadamente pobre!
Sus compañeros eran muy buenos con él, pero entre más trataban de ayudarlo, él menos quería su
ayuda. De lo contrario, no importa que tan fuerte fuera su amistad, con el tiempo se abriría una brecha
entre ellos.
Aparte de tener a sus compañeros, Chen Hao no tenía casi nada más.
—Chen Hao, el Rubio me dijo que vas a bajar.
Un estudiante vestido de manera muy elegante salió del dormitorio de al lado.
Era Xu Nan, el jefe del dormitorio al que pertenecía el Rubio. Su familia dirigía una fábrica. Era
adinerado, alto y guapo, y muy popular entre las chicas. Sin embargo, siempre menospreciaba a Chen
Hao. No lo miraba a los ojos ni en el mejor de los días.
Chen Hao no tenía idea de por qué lo había llamado.
—Sí, ¡voy a bajar! —asintió Chen Hao.
Xu Nan sonrió con indiferencia. Sacó una envoltura de condones de su bolsillo y se la aventó a Chen
Hao.
—Justo a tiempo. El día de hoy un amigo tiene algunos asuntos en los bosques del Este. Ve y
entrégaselos, ¡ten, te doy diez billetes!
Xu Nan era un galán y salía con muchas chicas. También tenía muchos amigos.
Chen Hao no lo pensó dos veces, él solo quería ganar un poco más de dinero. Tomó la caja y se
dirigió hacia las escaleras. Al darle la espalda, le pareció escuchar la risa de Xu Nan. Mientras bajaba,
pensaba en entregar primero los condones, luego pasar por la computadora portátil y comprar el agua
mineral del Rubio cuando volviera.
Sabía todo acerca del pequeño bosque ubicado fuera del plantel. Era una ubicación hermosa y muy
conocida por ser un lugar para realizar ciertas «actividades al aire libre».
En muy poco tiempo, Chen Hao llegó al lugar que le había mencionado Xu Nan. Vio a un hombre y
una mujer que platicaban y reían, sentados a un costado del sendero del bosque. Bajo el brillo de la
luna, pudo distinguir sus caras.
¡Su cuerpo entero empezó a temblar!
¡Era Yang Xia!
En ese instante, sus ojos se pusieron rojos, y el paquete de condones que traía en la mano cayó al
suelo.
Yang Xia era la ex novia de Chen Hao. Solo habían pasado tres días desde la ruptura. Por supuesto,
había sido ella quien lo había dejado.
Al momento de dejarlo, le dijo que necesitaba tiempo para estar sola, pero ¡habían pasado solo tres
días y ya estaba aquí con otro chico!
La repentina llegada de Chen Hao llamó la atención de la pareja. Sus reacciones fueron únicas.
—Chen Hao… ¿Cómo es que estás aquí? No… esto es un malentendido. Lu Chen y yo solo…
Yang Xia estaba un poco nerviosa. Al menos aún sentía un poco de vergüenza y bajó la cabeza.
Lu Chen, quien estaba sentado a un lado de Yang Xia, la soltó. Después de ver el paquete de
condones que se le había caído a Chen Hao, se levantó y, riéndose, le dijo:
—Vaya, este Xu Nan es muy especial. Le pedí que me trajera condones, pero no esperaba que te
mandara a ti. ¡Qué emocionante!
Chen Hao sabía que Lu Chen también venía de una familia adinerada y que era amigo de Xu Nan. Su
familia dirigía varios restaurantes y regularmente llegaba a la universidad en su BMW serie tres.
Chen Hao apretaba su puño con fuerza mientras escuchaba a Lu Chen.
«¡Es obvio que Xu Nan me mandó aquí para hacer el ridículo! Yang Xia me dejó y ahora está con su
amigo Lu Chen. Apuesto que de alguna manera esta ruptura está relacionada con él».
—Xia, sé que piensas que soy pobre, pero no tienes que estar con este tipo de persona. ¿Acaso no
sabes cuántas novias ha tenido? —gritó Chen Hao muy enojado.
Él amaba a esta chica con todo su corazón.
Yang Xia se puso ansiosa cuando escuchó el reproche de Chen Hao.
—¿Quién eres tú para criticarme? Ya no estamos juntos, y puedo estar con quien yo quiera. ¡No
necesito que un pobre tipo como tú intervenga en mi vida! —le contestó —Chen me puede comprar
cosméticos y productos para el cuidado de la piel que son muy costosos. También me puede comprar
un iPhone y bolsos de marca. ¿Acaso tú puedes hacer algo así? —añadió.
Yang Xia estaba furiosa. Vio el condón en el suelo que se le había caído a Chen Hao.
—Solo estás aquí para hacerme enojar, ¿verdad? ¡Piérdete!
¡Paf!
Yang Xia se levantó y le dio una bofetada a Chen Hao.
—Jajaja, Xia, no le digas que se pierda, ¡puede quedarse a ver lo que hacemos si quiere! —A Lu
Chen le dio más risa.
—¡Ya se me han quitado las ganas después de ver a este pobre hombre!
Yangxia se soltó de los brazos de Lu Chen y se sonrojó.
Chen Hao no supo cómo logró salir del bosque. Su mente estaba completamente en blanco. Después
de todo, siempre se trataba de dinero. Todo esto había ocurrido porque no tenía nada.
—Jajajajaja…
Cuando llegó a la entrada del dormitorio, salió de su aturdimiento con la risa de sus compañeros en
el pasillo.
Xu Nan estaba enroscado con la cara roja de tanto reírse. Era evidente que le contó al resto lo que
había pasado.
—Jajaja. Chen Hao, ¿qué viste cuando fuiste a dejar el condón hace un momento? —preguntó el
Rubio riéndose.
—Yang Xia es un bellezón, y tiene un cuerpazo. Yo creo que, cuando Chen Hao llegó, Lu Chen ya le
había empezado a quitar la ropa —dijo Xu Nan con una sonrisa siniestra.
Los ojos de Chen Hao se pusieron rojos mientras apretaba sus puños con fuerza. ¡Quería asesinar a
Xu Nan y morir en el intento!
—¿Por qué? ¿Por qué me tienen que tratar así? —dijo Chen Hao berreando.
Xu Nan se río aún más fuerte:
—¡Mira, mira! ¡El pobre hombre está enojado! ¡Qué miedo!
»Te diré algo, eres solo un pobre hombre sin dinero. Te desprecio a ti más que a cualquiera en este
grupo. La gente que te rodea se ensucia con tu mera existencia. Ha sido un desperdicio que la hermosa
Yang Xia hubiera estado contigo. Es mejor dejar que se divierta con mi amigo por unos días…
»Por cierto, no sé si lo sepas, pero Yang Xia, a quien te tomó todo un año cortejar, se enamoró de mi
amigo Lu Chen después de platicar solo media hora por WeChat. ¡Jajaja!
Todos se echaron a reír. Nadie se preocupó por la dignidad de Chen Hao.
—¡Los mataré!
Chen Hao se fue en contra de él, pero lo único que ganó fue una paliza de los amigos de Xu Nan.
Al final, fueron los compañeros de Chen Hao quienes lo llevaron de regreso a su dormitorio.
Tirado en la cama, Chen Hao se cubrió la cabeza con la cobija y sollozó de manera profusa.
—¿Por qué? ¡Me acosaron y me denigraron! ¿Por qué? Solo porque soy pobre, ¡ni siquiera me
consideran un ser humano!
Con mucho dolor, Chen Hao se jalaba el cabello. Podía recordar con claridad los días que pasó al
lado de Yang Xia.
Después de llorar tanto, se quedó dormido. Tal vez solo así podía encontrar paz en una noche tan
oscura y silenciosa.
Cuando despertó temprano la mañana siguiente, el dormitorio ya estaba vacío. Sabía que el jefe no lo
quiso despertar, ya que era un mejor lugar para procesar los acontecimientos de anoche que en el salón
de clases. Levantó el teléfono, y encontró varios mensajes y llamadas perdidas. Lo que le sorprendió
aún más fue que todas las llamadas eran de números extranjeros.
¡También había un mensaje de parte del banco!
«[Banco de China] Año 2019… El saldo de su cuenta terminada con el número 107 es de
10,000,005.00… »
Chen Hao se mareó viendo la serie de números.
¡Diez millones!
Pero, ¿quién le había transferido diez millones?
Inmediatamente marcó al banco para verificar la situación. Después de confirmarlo, quedó
completamente pasmado.
En ese momento, volvió a sonar el teléfono. Otra vez era un número extranjero. Contestó al instante.
—Hao, ¿te llegó el dinero? ¡Habla tu hermana! —una voz conocida se escuchó a través del auricular.
—¡Hermana! ¿Qué sucede? ¿No estás trabajando en el extranjero con mamá y papá? ¿De dónde
salió el dinero?
Sentía que se le salía el corazón por la boca.
—Se supone que te debía guardar este secreto por otros dos años, ya que era la intención de papá.
Sin embargo, me enteré de que te molestan en la escuela, y quise mostrarte que nuestra familia tiene
dinero. Además, las propiedades de nuestra familia abarcan el mundo entero. ¿Sabes dónde está África?
Te lo pongo así, el 80% de las minas de oro y pozos de petróleo en África le pertenecen a nuestra
familia ¡Sin contar las propiedades en China y en el extranjero!
«¡Cielos!»
Chen Hao tragó saliva. Si no fuera por los diez millones transferidos a su cuenta, nunca lo hubiera
creído. ¡Hubiera pensado que su hermana estaba totalmente loca!
—Hao, sé que me no me crees. Toma tu tiempo para asimilar la noticia. Yo también crecí en un
ambiente pobre. Poco a poco me voy acostumbrando a la vida adinerada. Por cierto, un mensajero
debió pasar por tu escuela hoy por la mañana. Dentro del paquete hay algunas cosas que quería
regalarte. No debes preocuparte por el dinero.
»No sé qué tal esté el mercado en China en la actualidad, pero si gastas los diez millones este mes, te
transfiero más el siguiente.
Chen Hao no pudo lograr calmarse por mucho tiempo después de haber colgado.
Desde que había nacido, lo único que había conocido era una vida sin un solo centavo. Pero ahora…
«¿Ya no me tengo que preocupar?»




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