Era una tarde común y corriente, navegaba sin rumbo por cierta red social (en la que predomina el azul). Veía publicaciones, memes, buscaba libros, nada en especial; sin embargo, lo especial me encontró.
Me había unido a grupos de lectura en los que se subían archivos para personas como yo, con recursos bajos para comprar libros. En días anteriores vi algunas publicaciones de chicos que compartían historias escritas por ellos mismos, empezaba a leerlas pero nada llamó mi atención.
Este día no era la excepción, cada vez veía más historias de compañeros de las que sólo leía los títulos. Fue entonces que apareció. Un chico ponía:
"Buenas tardes a todos. No acotusmbro hacer esto pero he de comentarles que soy aspirante a escritor. Me gustaría que leyeran una de las historias que he escrito y me brindaran su opinión. Estoy abierto a recibir sus críticas.
Si están interesados, por favor envíen un mensaje o comenten la publicación, y con gusto se las compartiré."
Tal vez fue porque no subió la historia, probablemente provocó curiosidad e incertidumbre en mi. No tardé ni un minuto en comentar:
"Buenas tardes, con gusto leeré tu historia y te brindaré mi opinión. Saludos."
¿Su nombre? Algab.
Y así fue como todo inició.