¿Él merecía morir?

Julieta

Pasado

Álvaro

—¡Síganme el paso, anda, queda poco!— Dirijo mis palabras de aliento al resto del equipo; ya nos queda poco hasta llegar a la cima, estamos cerca.

—Dijiste que quedaba poco desde hace treinta fatídicos minutos, ¿por qué debería creerte yo a ti?— Jadea enojada desde tres piedras detrás de mí.

—Se los dije porque necesitábamos avanzar, no queremos llegar de noche hasta la punta del cerro— Enfatizó en avanzar ya que es lo que menos estamos logrando al paso que vamos —¡Venga chicas, aún falta la bajada!—

Me detengo en una gran roca a esperar al resto del grupo, las cuales escucho gemir y maldecir desde 10 metros de distancia.

Las vistas desde esta montaña son increíbles, de las mejores del país ciertamente; e incluso del continente me atrevería a decir. Vale la pena el cansancio, e incluso las dos horas que tomo escalarle. Soy un gran fanático de la naturaleza; por eso en cuanto preguntaron por un lugar turístico que debiéramos de visitar, insistí y seguí insistiendo hasta que consideraran levantarse a las 6 de la mañana y venir a escalar el cerro más grande del estado.

Doy un sorbo de agua y me lanzo el resto en la cabeza para refrescarme; habríamos llegado desde mucho antes de no ser por que alguien quiso ir a desayunar algo primero y esa misma alguien ahora está subiendo el último tramo de escalón con la cara roja y la mitad de la cara tapada con su castaño y sudado pelo, mientras se apoya en el hombro de su amiga que evita que caiga al abismo de arboledas y espinas.

¿Había mencionado qué esto ofrece además de inconmensurables horas de diversión, un gran porcentaje de peligro?

—Ag- agua— aceza extendiendo la mano hacía mi termo del que acabo de lanzar el agua hacía mi cara.

—¿Qué paso con tu botella de proporciones gigantes? Creí que te duraría toda la caminata; sino es que todas las vacaciones—

—Una serpiente se acerco y se la arrojé a la cabeza; fue instintivo y no lo pensé, pero gracias a mi seguimos vivas y ahora ella está molesta por eso— Añade Juli aguantando la mirada acusadora de Vanessa en sus espaldas.

—Tranquila Van, tomaras agua luego; ahora estamos a punto de conocer una de las grandes maravillas que nos ofrece el mundo; y será un recuerdo inolvidable, se los prometo— pronuncio con entusiasmo mis palabras, en un intento por levantarles el ánimo.

—Sigan ustedes... yo me quedare justo aquí— anunció Vane, mientras se dejaba caer en la roca donde yo me encontraba —Me levante a las seis de la mañana; a las seis... de la mañana. En cualquier momento me desmayare y quiero que me cargues Alvin, porque me volveré a despertar hasta el mediodía y espero estar en el cuarto del hotel, tomándome lo que sea que vendan en el bar, pero que contenga alcohol y quedarme con el recuerdo de nunca más encargarte a ti la planificación del itinerario— Regaña entre dientes mientras se deja recostar en la roca con forma de rectángulo.

Bien, solamente somos dos por lo que veo.

Le lanzo una mirada a Juli de "¿Vas o te quedas?" a lo que ella responde girando los ojos y después de suspirar en voz alta, hace una seña afirmativa.

El resto de tramo lo recorrí junto a Julieta, qué junto al grupo de chicos mantiene un buen ritmo siempre; Vanessa y Liz, son por así decir... lentas. Aunque a pesar de eso Van fue la primera en entusiasmarse a la idea y estar despierta a las cinco treinta de la madrugada llamando a todos; de ultimo momento se echaron atrás José y Thom, Liz ni se le atravesó el avión de intentar despertarse, sólo arrojo una almohada a la cara de Vanessa y se volvió a recostar, ahora del lado izquierdo y cubriéndose con la manta hasta donde pudiese.

El resto del camino fue más sencillo ya qué constaba de escalones hechos, y no rocas creadas naturalmente y con un alto índice de resbalar y caer, al precipicio de la muerte. Literalmente, así lo llaman.

—Estás escaleras son eternas— reclamó Julieta.

Veintiséis escalones exactos después de eso, hemos llegado, a la cúspide de la montaña, al punto más alto y más extremo, donde los turistas no suelen aventurarse y ahora yo he llegado. Con la emoción del momento no pongo atención a la llamada de atención de mi compañera que toca furiosamente mi hombro con su dedo.

—Emmm, Álvaro—

—Dime— respondo mientras respiro el profundo aroma del éxito.

—Habías dicho que esto era lo más alto que íbamos a llegar— Esa frase capta mi atención y volteo hacía donde ella se encuentra —¿Cómo es qué el punto más alto al que se podría aspirar llegar? Dice en su cartel, zona de descanso 1— Clamo Juli apuntando al letrero que dice exactamente eso. "zona de descanso 1"

***

—Así que la zona más alta, resulto ser sólo para escaladores expertos y ciclistas. Debimos suponerlo— sonrió a las chicas y la risa se forma entre los tres.

—Que idiota eres; en verdad— ríe Vanessa, ya un poco más descansada —¿Pero por lo menos tomaste tus anheladas fotos?—

Asiento con la cabeza en afirmación.
—Saqué tantas fotografías como pude, llegando al hotel planeo subirlas a historias; quedaron lindas. Lástima que no logre tener ninguna contigo—

—Tampoco tuvimos foto grupal— Recalca Juli.

—Eso no tiene por qué quedarse así— Tomo a Julieta de la muñeca y a Vanessa la tomo del hombro.

La única foto grupal que tomamos hoy, la única del viaje. En la mayoría de imágenes somos yo y Vanessa, mi compañera de loqueras y la única con la que puede hablar, sobre todo; la extrañare cuando vaya a la universidad, y yo me quede aquí en el pueblo, será muy triste.

El paisaje continúa siendo hermoso a pesar de estar en la zona más baja de la montaña, al igual que la foto que nos tomamos los tres; quedo excelente. Ahora sólo falta ir al hotel y comprar un bote de helado por la azúcar que le hace falta a mi cuerpo.

***

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