Él... mi verdadero amor

*Capítulo final: "La verdad de un sacrificio"

—Gracias por todo lo que hiciste... Lissete eres una excelente amiga y una gran chica —la joven amplió tanto las comisuras de sus labios, que sus hoyuelos relucieron en sus mejillas. Liss estiró la mano y tomó un trozo de pan untado con mantequilla que llevó a su boca. Necesitaba cualquier cosa solida o moriría—, te quiero mucho.

—Los amigos estamos para eso ¿No? Estoy segura que tú hubieras hecho lo mismo por mí —irradiando una luz otorgada por el amor, Antonio desbordaba felicidad por cada poro de su cuerpo.

—Fuiste muy amable en ayudarme a conquistarlo al amor de mi vida —a pesar de la interferencia telefónica, ella escuchó como su voz se entrecortaba—. Sé que te fue difícil apañarme en todo y más a mí... —suspiró—. Fingir amor romántico por ti solo para celar a Ángel fue algo que me destruyó cada día, pero era necesario para que se diera cuenta de que yo lo amo. Lamento haberte usado tan cruelmente.

—Ha sido terrible cargar con sus escenas de celos —concordó—, pero valió la pena, no me arrepiento de nada, además —cambió el timbre que usaba por uno más pícaro—, yo tendré las fotos exclusivas de sus paseos.

—Las tendrás, no te preocupes —el espíritu fujoshi de su mejor amiga nunca fallecería y menos si seguía consumiendo Yaoi en exceso.

—Eso espero o me enojaré mucho... —ambos empezaron a carcajearse, sin embargo, luego de terminadas las risas, un largo silencio se coló en la línea. Un triste silencio que fue sustituido por una voz soñadora que ella reconoció de inmediato. Él acababa de llegar.

—Bueno Lissete, te dejo —le anunció algo que ella sabía que ocurriría—. Ángel ya llegó a mi casa para nuestra primera cita oficial, te hablaré en la noche ¿Ok?

—Ok, que les vaya muy bien, tortolitos. Mándale mis saludos a Ángel, cuídense mucho y no hagan cosas pervertidas.

—Adiós —Liss quiso decir una oración más, pero la comunicación se cortó cuando las palabras apenas se formaban en su garganta.

Resignada, Lissete quitó el auricular de su oreja y colgó el teléfono deformando la sonrisa que sostuvo durante toda la conversación que entabló con Antonio.

Ella no menospreciaría la genuina felicidad que sentía por sus dos mejores amigos, al contrario, la joven compartía el pedazo de cielo en el que los dos vivían.

Al fin, después de tantas peleas de poder e indirectas hirientes, ellos se amaban con una pureza inigualable, un sentimiento único en todo el frío universo.

Le resultó complicado a Antonio aceptar que amaba a Ángel de un modo distinto a lo que creía conveniente, pero gracias a su apoyo incondicional, Lissete consiguió que superará los prejuicios sexuales que desde niño le habían inculcado. No importaba que los dos fueran chicos, el sentimiento que se cernía sobre sus almas era la prueba viviente de que el amor existía en cualquier parte...

Lissete cerró los ojos, apresando las gotas ácidas que intentaban salir al exterior. Sus esfuerzos valieron la pena, y eso era lo que más debía interesarle. Valió la pena sepultar el cariño romántico que alguna vez había sentido por Ángel, y eso era lo más valiente que había hecho en toda su vida...

~•~ FIN ~•~



#4651 en Joven Adulto
#14778 en Otros
#2216 en Humor

En el texto hay: comedia humor, amigos y amor, fujoshi

Editado: 02.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.