Te echo de menos, pero no quiero saber de ti y al mismo tiempo quiero saberlo todo, pero duele menos echarte de menos.
Duele menos porque en algún momento tendrá que dejar de doler o es lo que realmente espero.
Espero dejar de esperar algo que nunca pasará.
Espero dejar de pensar más de lo que me gustaría en realidad.
Espero muchas cosas, pero estoy cansada de esperar.
Te echo de menos, pero por lo menos la opresión que siento en mi pecho sirve de musa, una musa que a pintado las paredes a su gusto.
Una musa que no quita telarañas, sino que se acostumbra al polvo que rodea a su entorno.
Una musa que se convirtió en huésped sin fecha de retorno, pero que estoy impaciente por echar y empezar a limpiar lo que por derecho de autor me pertenece, pero ha hecho tan suyo.
Es musa y es intrusa.
Pero un poco más intrusa.
Este es el primero, espero que de muchos, de los escritos que iré dejando por aquí.
Espero que guste.