Manejé despacio hacia el colegio, al final de cuenta tenía muchísimo tiempo por delante, tenía varias ideas en mi cabeza. La mirada molesta de Chloe aún no se despegaba de mi mente y claro que he pensado en todos los discursos que puedo dar para pedir disculpas.
Probablemente estaba más que molesta conmigo por mi actitud tan extraña de ayer. La verdad no sé qué me picó y porque de pronto me sentí solo, al final de cuenta era una fiesta más, una tonta fiesta donde todos gritaban, tomaban y perdían la noción del tiempo, y por una tonta fiesta más quizás fragmente la relación con una de las mejores personas del mundo.
La luz roja del semáforo me detuvo a dos calles del lugar, en la calle de enfrente miré pasar un Audi rojo convertible, prácticamente sentí como mi boca se abrió de golpe, era un auto hermoso. Cuando la luz cambió, acelere para lograr alcanzar el vehículo y verlo un poco más. Se detuvo con suavidad a una calle del colegio, para mi sorpresa Chloe se bajó de él, cuando cerró la puerta se despidió con timidez del conductor.
Ahora entendía porque nadie sabía cómo llegaba, siempre llegaba casi cuarenta minutos antes que todos y además la dejaban con una distancia prudencial del lugar, cuando el Audi arrancó, también lo hice yo. No estaba seguro si me había visto pasar al lado de ella, en un minuto llegué al estacionamiento, me ubiqué en mi espacio asignado y me bajé del jeep.
Corrí con rapidez a través del pasillo principal del colegio, medio saludé a algunos de los trabadores de limpieza que se movían con los trapeadores aun húmedos. Una nueva emoción inundó mi ser, la necesidad de ir al encuentro de Chloe me convirtió en un súper héroe que esquivaba obstáculos y saltaba sobre cubos llenos de agua sucia.
Si, quizás Roberto tenía razón ella era simple. Simple como el agua, como el viento, como respirar, pero todo eso, esa misma simpleza que aparentemente la caracteriza la vuelve vitable, necesaria, al menos para mí lo era.
Llegué a la puerta principal al mismo tiempo que ella terminaba de subir el último escalón, sus ojos azules se fundieron en los míos, inmediatamente noté las ojeras oscuras y el enorme cansancio en sus pupilas.
—¿Qué te pasó?—todas mis ideas se esfumaron, mi discurso para pedir disculpas se fue al carajo, pero sin dudarlo me acerqué más a ella.
—¿De qué hablas?—su voz sonaba tan cansada como su semblante.
—¿Aún no duermes?—la noté suspirar de manera pesada, se alzó de hombros y solo acomodó su bolso en el hombro.
Sabía que llevaba un par de días sin dormir lo suficiente, pero hoy su estado lucía deplorable y bastante preocupante. Quizás su familia no estaba prestando demasiada atención a los síntomas de Chloe, lo que se me hacía raro, porque pese a todo se miraban que la atendían mucho.
—¿Y bien? ¿Qué te sucedió?
—Dormí mal en realidad, un poco apenas.
—Muy poco aparentemente—respondí en reproche.
Seguía aún un escalón arriba de ella, al notarle ese semblante apagado acorte esa distancia y me coloqué frente a ella, parecía congelada en ese lugar.
—Hola—susurré, nuevamente recordé porque estaba aquí.
—Hola—respondió al fin—¿estás bien? Te ves más energético que de costumbres y otra vez vienes temprano.
—Ahora si lo estoy, en realidad vine temprano para verte.
La noté fruncir el ceño con duda, llevó los hombros hacia atrás cuando eleve su rostro desde el mentón. Estando a un simple paso de ella tomé su mano, estaba fría, demasiado quizás, la envolví en las mías luego de besar sus nudillos y aspirar ese aroma tan propio de la piel de Chloe.
—¿Harry que haces?—zafó su mano—tus amigos vendrán en cualquier momento y tú no…—me pegué aún más ella.
Tomé su mano y la hice descansar en mi pecho, puse mi mano en su cintura y con la yema de la otra roce una de sus mejillas, mientras se tornaban rojizas podía sentir el calor invadiendo su rostro.
—Harry yo…
Detuve sus palabras con un beso suave en su mejilla sonrojada, nuevamente aspire ese aroma tan agradable que emanaba. A mi me mente le costaba ordenar todo el discurso que tenía preparado para este momento.
—Eres tan simple—susurré casi en su oreja, viendo como la piel se le erizó.
—¿De qué hablas? ¿Qué demonios significa eso?—era obvio que estaba confundida.
—Que te necesito Chloe—respondí, esta vez viéndola fijamente a los ojos—me gustas y quisiera…
Negó de manera rápida, lo que me hizo fruncir el ceño. Quitó su mano de mi pecho y dio un paso hacia atrás, su semblante se descompuso aún más.
—Estás diciendo locuras—dijo despacio—yo no tengo relaciones Harry, no sé cómo hacerlo—dio otro paso hacia atrás—además todo esto complicará las cosas con tus amigos.
—No me importa—le respondí firme, di un paso hacia ella—no quiero nada que tenga que ver con ellos si al tenerlos, pierdo esto que tengo contigo.
—Eso dices ahora, pero no podrás soportar que hagan fiestas y no te inviten—sabía que eso la había molestado—no podrás sentarte en otra mesa que no sea la cima de la cafetería, mucho menos los chismes que dirán de ti, los malos comentarios, te convertirás en nada, todo por hablarle a Chloe la rara.
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Editado: 17.09.2023