Luego de nuestro primer encuentro muchos otros vinieron, su cuerpo se complementaba con el mío de una forma casi perfecta y poco a poco se fue sintiendo lo suficientemente segura como para ser ella quien tomará la iniciativa.
Cada vez era mejor sin duda, la forma que las caricias han aumentado, la forma que en la distancia nos podemos hablar con solo la mirada. Los besos cada vez son más fluidos, exquisitos y deliciosos, pero la búsqueda del deseo ha conseguido que mi mente ya tenga guardada de manera perfecta los delicados gemidos de Chloe.
Lo único que sin duda me preocupaba era que Chloe muchas veces no dormía lo suficiente, en las últimas semanas ha sido un ritmo más constante que luego tiene como consecuencias profundos dolores de cabeza y las veces que faltaba a clases simplemente me llenaban de un vacío insoportable.
Llevábamos ya varios días en los que ella parecía como desubicada, hablaba muy poco y no me prestaba atención cuando yo lo hacía o incluso en clases prestaba poca atención y me ha tocado ser yo quien llevaba los apuntes al día para los dos.
Las ojeras bajo sus ojos eran difíciles de ignorar, además que parecía completamente ajena a lo que la rodeaba. Estoy seguro que no sabe como ha corrido el tiempo o que ya llevábamos el primer período completo, cuando la vi apenas llevando una papita a la boca solo negué.
—Chloe vamos, te llevaré a casa, no estás bien—le dije como por quinta vez, ella solo negó.
—Ya el día casi termina, he estado faltando mucho a clases. Me puedo quedar unas horas más.
Nos encontrábamos en la cafetería, más una vez me había dejado hablando solo y no había probado nada de su comida.
—Tienes justificaciones de tu padre, por favor vamos, me preocupa verte así.
Tomé su mano que estaba nuevamente fría. La envolví en las mías para calentarlas un poco, pero luego besé sus dedos. Solo acerqué la silla a mi espacio rodeando su espalda con mi brazo.
—Cariño vamos, te puedo llevar a casa, pido el permiso en la dirección y le pediré a Roberto que las clases que falte me mande los apuntes para los dos, por favor—le pedí despacio—Chloe me estoy preocupando y mucho.
—No tienes porque—fue delicada, tan solo volteando me rozó de manera delicada la mejilla—no me pasa nada malo, es solo cansancio.
—Entonces te llevo a tu casa y duermes un poco, podemos ir a mi casa y duermes conmigo, pediré permiso.
—Harry no—me detuvo de la camisa cuando me quise poner de pie, pero fue ella quien se puso de pie—iré al baño a lavarme la cara, creo que me tomé una dosis más alta de la medicina del dolor de cabeza y me tiene algo somnolienta.
—Bien, entonces te acompaño—también me puse de pie.
—No, no, por favor quédate terminando tu comida, ya regreso.
Plantó un suave beso en mis labios, pero aun cuando sabía que aun llamábamos la atención, la sostuve el rostro de la mejilla y le dejé otro tan solo observándola salir de la cafetería.
El semblante de Chloe no me gustaba y los dolores que ha tenido tampoco me dejan tranquilo. Apenas pude tomarme un par de tragos de mi bebida, pero luego de un pesado suspiro negué. Me resultaba bastante incómodo sentirme así, por lo que no dude y me puse de pie, para ir donde ella, pero llegó Roberto.
—Harry—me saludó como siempre— ¿y Chloe?
—En el baño, acaba de salir, pero voy por ella.
—Entiendo, venía a invitarlos al cumple de mi papá.
—¿En serio?
El asintió con una tibia sonrisa, el papá de Roberto hacia una enorme fiesta en sus cumpleaños, generalmente llegaban algunas personas muy importante de la ciudad ya que el señor era abogado y uno muy respetable.
—Está bien, muchas gracias en realidad, le diré a Chloe.
—Excelente, sin duda a papá le encantará conversar con ella y me gustaría que fueran juntos.
Sonreí a su comentario, era lo más agradable que había dicho de ella, claro muy a la manera de él.
—Por cierto—suspiró—quiero disculparme por mi horrible actitud en estos meses, fui un completo inmaduro al juzgar a Chloe sin siquiera conocerla, debo aceptar que ella, bueno…—sonrió—ella es grandiosa, es inteligente, divertida y me alegra verte feliz con ella.
No lo dude mucho así que lo abracé como solía hacerlo cuando algo bueno salía de su boca, fue entonces cuando unos gritos desgarradores llegaron a la cafetería captando la atención de todos.
Sin dudarlo salí corriendo porque reconocía esa voz. Llegué agitado al baño de las chicas, afuera Gabriela y otras porristas se morían de la risa mientras por dentro Chloe luchaba por salir, muchos alumnos pronto invadieron el pasillo de los casilleros.
—¡Sáquenme!—gritaba Chloe con una desesperación abrumadora. Golpeaba la puerta de madera.
—¡Hazte para atrás!—le grite, patee dos veces la puerta, a la tercera se abrió de golpe.
Chloe me miraba con los ojos aterrados, intenté acercarme a ella, pero gritó tan fuerte y agudo que solo pude fruncir el ceño haciéndome hacia atrás. Salió del baño, pero al ver a todos los alumnos viéndola gritó un poco más.
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Editado: 17.09.2023