Kokonoi Hajime estaba con sus ojos bien abiertos y puestos en aquel castaño de cabello largo que lo tenía recogido con una trenza floja que llegaba por debajo de las rodillas, para él, ese chico le resultaba muy molesto, porque él podía verlo. Podía ver la mentira detrás de aquella actitud extraña e incoherente. Y, por eso, había contado su molestia a su mejor amigo.
—Bueno —fue lo único que alcanzó a decir Inui, después de escuchar toda la teoría conspirativa de su mejor amigo—. Tienes un buen punto, pero de todas formas, no tenemos pruebas y él no parece algún chico peligroso que vaya a hacer algo malo.
—Eso crees tú —comentó el azabache—. Intenté buscar información, pero no pude conseguirlo de ninguna manera, nadie quiso siquiera hablar, es como si todo el mundo le tuviera miedo —explicó, pero el rostro de Inui empezó a negar disimuladamente, cosa que Koko no entendía—. ¿Qué te pasa?
—Es él —intentó decir, pero se cayó cuando supo que ya era tarde.
—Por favor, Inui, iba a llegar a la mejor parte —dijo Yasahiro, asustando a ambos chicos—. Por favor, Kokonoi, continua. Quiero saber como concluye tu investigación —dijo, mientras el mencionado se giraba para encarar al más pequeño.
—¿Por qué? ¿Acaso tienes algo que ocultar? —acusó, intentando no mostrar su miedo.
—Yo tengo muchas cosas —aseguró sorprendiendo a ambos chicos—. En fin, ya debería dejar de perder el tiempo con eso. No conseguirás nada, porque nadie dirá nada, nunca lo harían —aseguró, y luego se alejó con una sonrisa.
Koko se quedó con la duda, aunque igual le daba mucha desconfianza, alguien que podría ocultar así su personalidad real, sin siquiera dudarlo un poco. Inui, por su lado, se quedó completamente asombrado, no esperaba que el castaño dijera aquellas cosas. Lejos de ellos, Yasahiro, no estaba preocupado por aquella situación, no era la primera, ni sería la última vez, que alguien querría escarbar en su pasado; por eso, se había encargado de callar a cualquier que quisiera molestarlo. No necesitaba más recordatorios de su pasado, de los que ya lo perseguían continuamente.
Metido en sus pensamientos, no se fijó en quien estaba al frente, pero ante de insultar por el golpe que recibió, se relajó al ver a su subcapitán en el piso y entonces no mostró su personalidad.
—Lo siento, subcapitán —se disculpó, pero Chifuyu jaló de él para ocultarlo a su lado en unos arbustos.
—Yasahiro, silencio. Estoy en una misión espía —explico, y de inmediato miro al frente, Yasa hizo lo mismo y su interés despertó.
Frente a ellos estaban Takemicchi y su linda novia, en lo que parecía ser una chita. Ellos estaban hablando tranquilamente, aunque el rubio se veía muy nervioso, haciendo reír a la chica. Chifuyu, realmente no estaba en una misión de espía, él solo se había topado con la pareja y quiso seguir a su amigo para burlarse de él.
La escena frente a ellos se les hacía cómico, Takemicchi se había movido bruscamente asustando a un camarero, provocando que la bebida que traía cayera justo en su cabeza, manchándolo completamente.
—Uy, no. Que vergüenza —se quejó una chica rubia cerca de Yasahiro, provocando que ese se sobresalte—. Callado, nos descubrirán. —pidió poniendo su mano en la boca para que no dijera nada.
—No hagas ruido —pidió Mikey al lado de Chifuyu.
—¿Qué se supone que están haciendo? —preguntó Draken, en medio de Emma y Yasa.
—Espiando a Takemicchi —aclaró el castaño quitando suavemente la mano de la chica rubia—. Hola, por cierto. Mi nombre es Yasahiro, dime Yasa —dijo extendiendo su mano.
—Emma —dijo la rubia aceptando el saludo.
Lamentablemente, su increíble escondite fue descubierto rápidamente por culpa de un peatón que había tirado su vaso, que no estaba vacío, en los arbustos, manchando únicamente a Chifuyu, puesto que Yasahiro se había ocultado detrás de él, quedando justo al lado de Mikey. El subcapitán de la primera división, salió asqueado del escondite, el castaño se alejó rápido, puesto que estaba nervioso de la cercanía que tuvo con su comandante, siendo el segundo en salir del escondite. Esa actitud pasó desapercibida por Mikey, puesto que estaba más preocupado por haber sido descubierto, pero para Draken y Emma fue evidente la razón de la actitud de Yasahiro.
Después de un montón de excusas, y de que Yasahiro consiguiera algo con que limpiar a Chifuyu, el grupo empezó a alejarse del lugar. Yasahiro y Hinata se presentaron, y empezaron a hablar y terminaron uniendo a Emma a la conversación sobre varios puestos de peluches llamativos que habían visto en el centro comercial. Aunque la escena resultaba algo extraña, los chicos se quedaron hablando y comprando comida, puesto que el más bajo de todos, había salido de su casa con la intención de alimentarse, pero se había distraído con la conversación de los recientes miembros de ToMan.
—¿Y cómo te uniste a ToMan? Yasahiro —preguntó Emma, dejando intrigados a todos.
—Bueno, yo entre hace unos años, creo que dos o tres —dijo dudoso—. Estaba caminando a casa, cuando un chico se pudo a mi lado con unos gatos bebes, unos chicos empiezan a molestarlo, y yo conocía a ese chico de antes y lo ayudé. Al final, resultó que ese chico era Baji Keisuke, y él me invitó a unirme a ToMan, y luego yo invite a mis amigos, pero resultó ser que ellos ya estaban invitados. Fue algo muy raro, en fin, tengo sed.
Esa historia dejó a todos pensando, pero más a Mikey, porque siguiendo las cuentas, el castaño estuvo en ToMan casi desde sus inicios, eso significa que él era realmente un miembro fantasma de la pandilla.
Mientras el castaño se fue a buscar bebidas a una de las tantas máquinas expendedoras públicas, Draken se percató de ciertas miradas poco disimuladas, era de diferentes personas, todos adolescentes que parecían delincuentes. Yasahiro, no se había dado cuenta, pero el recorrido había llegado justo cerca de uno de los viejos lugar que él reconocía perfectamente, y que allí también lo reconocían; los murmullos empezaron a ampliarse en su cabeza, y casi olvidándose de su bebida, que por suerte tomó en sus manos, ya que era la última que salió de la máquina, camino hasta el grupo, sintiendo aquella mirada fugaz de la gente que sabía más de la cuenta, y la mirada extrañada por su nueva actitud, y sumamente todo eso, provocaba una terrible vergüenza en él y un fuerte sonrojo.
Editado: 13.12.2024