—He estado soñando contigo desde hace mucho tiempo. Te he visto mil veces, en mis sueños, así como te estoy viendo ahora, entre mis brazos. Intenté buscarte, en el pueblo y en la escuela...
— Nunca te había visto en la escuela...
No quería interrumpirlo. Su voz me sonaba a música pero la respuesta se me escapó.
—Desde el invierno pasado mi padre y yo decidimos que estudiaría en casa. Este pueblo nunca hace sentir bien a quienes somos...diferentes ...
Lo comprendí muy bien. Pensé en decir alguna palabra, para hacerle saber que lo entendía, incluso más de lo que él creía. Pero no supe qué decir así que opté por depositar en sus labios rojos un tímido beso.
Celebré en silencio que Mew no fuera tímido como yo, porque respondió sin perder tiempo: jugó traviesamente con mis labios por unos instantes para luego buscar con su lengua a la mía.
Y así me hizo perder la noción del tiempo y logró que no me diera cuenta de que ya la noche profunda se estaba abriendo sobre nosotros. Y cuando abrí los ojos y noté la oscuridad a nuestro alrededor aquel magnético muchacho de la balsa sólo me sonrió...