NARRA K.
Bufñe ya cansado de esta reunión entre Narciso, Gabriel, Sasha, Maia, Gelena, Michael, y yo.
Peiné mi cabello hacia atrás intentando calmar un poco la sensación extraña que sentía. Ansia. Esto era algo totalmente nuevo para mí, nunca había experimentado un sentimiento parecido alguna, de hecho, ahora que lo pensaba, nunca había experimentado sentimiento alguno, o al menos no de esta magnitud. Desde que había visto a aquella joven de ojos oscuros atormentados y si, tal vez algo sombríos, me había cautivado, atrapado, de una forma que aun no era capaz de entender. Su sonrisa, algo triste, pero de todos modos me parecía simplemente perfecta, su larga cabellera castaña ondulada, su tez delicada y algo bronceada, sus labios rojizos, de tanto morderlos al estar nerviosa, y algo carnosos, todo en ella me parecía simplemente lo más perfecto que jamás hubiera podido imaginar.
Había tomado la mala costumbre de observarla, tal vez por minutos o tal vez por largas horas. Por alguna razón, más allá de mis entendimiento, la necesitaba, necesitaba verla, detallar cada gesto, deseaba poder comprenderla, pues a pesar de que hacía un mes que la admiraba siempre estaba envuelta de un embriagador misterio; deseaba aprenderme de memoria cada manía, incluso la observaba durante esas largas noches cuando se derrumbaba en las penumbras de su habitación, a solas, a llorar sin límite alguno, e inconscientemente surgía en mi la insaciable sed de estar junto a ella, de hacer que olvidara todo, de hacer que surgiera en ella una nueva esperanza de vida, de… borrar aquellas gotas de aquellas sonrojadas mejillas, al estar avergonzada o apenada por algo.
-No podemos continuar con esto, no puedes proponer algo así, Gabriel.- insistió Celeste.
-Pues lo haré, los humanos destruirán todo, son una plaga, debemos…
-¡Basta!-gritó Narciso provocando que todo en el lugar se estremeciera. Suspiré. Siempre era lo mismo.-Eso no nos corresponde decidirlo a nosotros, y esa propuesta es descabellada, podemos buscar alguna solución…
-¿Cuál?-interrumpió Gabriel- Lucifer ha logrado corromper a los humanos en su totalidad. Debemos actuar.
-El no nos ha enviado, Gabriel.-Hablé yo esta vez.-No puedes solo, atacar al príncipe del infierno y acabar con toda la faz de la tierra.-bufe.-esta reunión es estúpida y no llegaremos a nada, así que, si me disculpan, tengo cosas que hacer.
Me puse de pie dispuesto a emprender vuelo hacia el pozo de Ceilo pero la voz de Gabriel interrumpió mi acción.
-Si das un paso más entenderé que estas en nuestra contra.
Volteé a verlo cansado de aquella actitud que tenía desde hacía ya un tiempo.
-Por supuesto que estoy en tu contra, no eliminaré a nadie y no desafiare a nuestro padre.
Sin esperar respuesta alguna, tome vuelo ignorando por completo la voz desesperada de Gabriel.
-¡Te vas a arrepentir K…
-Sí, lo que digas.-dije por lo bajo.
Volé hasta el gran pozo, baje las escalinatas y prácticamente corrí hasta el agua. Las manos me sudaban y la ansiedad aumentaba. Me acerqué a la burbuja que ya conocía de memoria y ahí estaba, en la playa, estaba junto a un chico, creo que era su hermano, estaban junto a un coche; luego, el la ayudo a caminar hasta la entrada de una casa, algunos chicos la sorprendieron, entre ellos reconocí a un tal Marcos y a la rubiales que llevaba por nombre Nathasha.
Estuve allí gran parte de la tarde. Observando, memorizando e inconscientemente sonriendo ante cada ocurrencia de mi señorita de ojos brillantes como la mismísima Andrómeda. Hasta que de pronto, algo logro sacarme de mi confort y me lleno de una pequeña agonía que cada vez crecía mas, cuando Abby estaba caminando por la playa cuando de pronto note que parecía algo perdida y dada su condición de invidente, sin darse cuenta o poder prevenirlo, camino directo hasta lo que era conocido en la tierra como un erizo de mar e intente advertirla gritando pero fue inútil.
-¡ABIGHAIL!- grite provocando un gran estruendo en todo el lugar. Todo a mí alrededor se agito un poco, como si de un temblor se tratase.
-¡OYE!- escuche que gritaron de pronto y voltee encontrándome con Gabriel y Sasha.
Solté la pequeña pompa de agua de golpe, ante el susto que había recibido, y provocando que se deshiciera en el estanque.
Me puse de pie rápidamente y miré atentamente a Gabriel.
-¿Qué haces aquí? –preguntó y junte mis manos en evidente nerviosismo.
-Nada, solo… observaba algunas burbujas.
-No puedes estar aquí, sabes que no es permitido a menos que…
-Lo sé…-lo interrumpí- de todos modos ya me iba. Todo bien.
-No, espera...-habló Sasha llamando mi atención.-hemos decidido darles el último beneficio de la duda a los humanos y como tú los defendiste tan energicamente, tu misión será traer una prueba convincente de porqué merecen salvarse. Sales con el alba.-y con eso se marcharon dejandome en shock.
(Gabriel no había creído una palabra, desde hacía semanas el ojiazul estaba actuando extraño, bueno, más de lo normal, y Gabriel podía ser todo excepto tonto y sabía perfectamente que había algo mas detrás de su “insoportable” compañero; no descansaría hasta averiguarlo y fuera lo que fuese tendría que responder por ello ante el).
NARRA ABIGHAIL
-…Convirtiéndola en mi heredera mayoritaria. (PD: Eres la marca del lobo).-Finalizo Micah y a estas alturas mi boca no podía estar más abierta.
-¿Qué soy qué?- pregunte sin entender en lo absoluto a que se refería. Además, no sabía que papa tenía tantas cosas. ¿Y por qué me dejo como heredera mayoritaria? ¿Por qué no a Matthew, Emma o Tyler?
Ahora estaba llena de preguntas. ¿De dónde había sacado todas esas cosas? ¿Cómo las había comprado? ¿De dónde había salido todo ese dinero?
#15756 en Fantasía
#33685 en Novela romántica
angeles, amor mafia venganza, drama amor adolescente dolor y perdida
Editado: 19.07.2020