NARRA ABIGHAIL
-Ya le he dicho que no lo sé. Estaba al teléfono cuando escuché el grito de mi hermana.-repetí por quincuagésima vez aquella mañana a aquel pedante ser.
-Señorita, si no colabora será peor para usted.-insistió y masajee mi cien pidiendo algo de paciencia. Llevaba dos horas sentada en esta silla, encerrados en el estudio, repitiendo la misma frase una y otra vez.- Si esto no tiene nada que ver con usted, ¿Cómo explica la nota en el cuerpo? “Esto es por todo lo que hiciste, suerte en el infierno –A”, curiosa firma.
-¿Esta insinuando algo? ¿No sería algo estúpido que dejara una “pista” así en la escena del crimen?
-Dígamelo usted.
Bufé. Esto era estúpido.
-Escuche, estoy cansada y sé que usted también, le he dicho que no tuve nada que ver con la muerte de Olivia, sí, es cierto, no teníamos una buena relación en lo absoluto, pero no le deseaba la muerte. Así que, anote eso en su libreta y si no tiene más preguntas o algo productivo que decir lárguese de mi casa de una buena vez.
-Deb…
-Ya escuchó a mi hermana, Oficial.-la voz de Matt intervino y le agradecí mentalmente.
Escuché al hombre bufar, decir algo como “ricos” y respire aliviada al escucharlo marchar.
-Debiste decirme sobre las notas.-habló Matt cerrando la puerta.-creí que no teníamos secretos.
-Son solo notas, Matt. No son de importancia. Deben ser de alguien que no tiene nada mejor que hacer, un juego.
Se sentó a mi lado en el sofá.
-Olivia está muerta, Abighail. Fue torturada y mutilada de manos, le cortaron la lengua y cocieron su boca y por si no lo recuerdas tenía una de esas notas de juego, como tú les dices, en su cuerpo.
-Tal vez tenía enemigos, no es como si fuera una santa.- insistí. En serio creía que el exageraba las cosas.
-Demasiada coincidencia, ¿no?-contraatacó y rodé los ojos.- sea como sea, no correré riesgos.
Escuché como se levantó, camino hasta la puerta y salió.
Me apoyé sobre mis rodillas y tome mi cabeza entre mis manos intentando procesar todo cuando unos toques en la puerta se hicieron presentes.
-¿Puedo pasar?-escuché la voz de Kaliel e inconscientemente y sin saber la razón, mi boca se amplió un poco formando una sonrisa.
-Claro- dije acomodando en mi asiento.
-¿Cómo estás?-ocupó el lugar en el que Matt había estado hace unos segundos.
-Yo…-suspiré- No lo sé. Ella…no era buena, no era el mejor ser humano y siempre fue cruel conmigo pero nunca le desee la muerte, nadie merece terminar así. Primero mi padre, luego todo lo que eso conllevo, las notas y ahora esto.-caí en cuenta de algo.-oh, perdón, tu no tienes porque escuchar esto...
-No importa. ¿Has escuchado eso de que todo tiene un propósito?
-¿Qué propósito puede tener la muerte de alguien? ¿Qué pasara con mi hermano, con su hijo? Mateo es muy pequeño aun, no debía perder a su madre, se lo que es.
-Pe…
-¿Abby?-se escuchó una vocecilla dulce, tímida y apenas audible desde la puerta.- ¿Dónde está mi mami?-su voz se escuchaba más cerca.
No, no. Esto debía ser una broma, ¿Cómo le diría a un niño de 6 años que su madre acababa de morir?
-Emm… Tu madre…e-ella…-no sabía que decir. Palmeé un poco hasta dar con él y tomé sus manitas- mi amor, tu mami no está…aquí, ella esta…-respiré hondo.-ella tuvo un accidente y… murió.
-¿Qu-que? ¿Por qué? ¿Me dejó? ¿Ya no me quería?-lo escuché empezar a llorar.
-No, no campeón, ella te amaba y no quería dejarte. Pero, tuvo que hacerlo, tú eras lo más importante para ella y nunca olvides que siempre estaría contigo, cuidándote junto a tu ángel guardián.-me ayudó Kaliel y se lo agradecí inmensamente. La única respuesta que recibimos por parte de Mateo fue el arrojarse a mis brazos llorando desconsoladamente.
Alrededor de una hora después Mateo se había quedado dormida en mis piernas, por lo que Kaliel me ayudo a llevarlo hasta su cama, por supuesto, con algo de orientación de una de las empleadas. Me quede junto a la puerta cuando de pronto puedo jurar haber visto aquel resplandor aturdidor una vez más, solo que esta vez fue más como un destello.
Que extraño.
…
Luego de despedir a Kaliel subí a mi habitación dispuesta a dormir pero unos toques en mi puerta llamaron mi atención.
-Señorita Abby.- era Cecilia.- disculpe, sé que es tarde pero debía entregarle algo.
-¿Qué pasa?
-Cuando encontramos el cuerpo de la señora Olivia habían dos notas en el cuerpo, una es la que tiene la policía pero la otra iba dirigida a usted.-hablo y fruncí el ceño. Empezó a desdoblar el papel y aclaro su garganta.- “Se tu secreto, Abighail, se quién eres realmente y te estoy vigilando, ni se te ocurra jugar conmigo o pagaras las consecuencias, su majestad”.
...
El lunes había despertado a primera hora, me había preparado para mi primer día en la empresa, con ayuda de Ana me había enfundado en un vestido azul oscuro de mandas largas y cuello en forma de V, unos tacos color crema, un cinturón dorado, un reloj, maquillaje sencillo, cabello suelto y con algunas hondas en las puntas.
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Editado: 19.07.2020