Estaba supuesto a que los cielos se iluminasen con destellos procedentes de los dioses, que las aves cantaran y que de las flores emergiera el mas dulce aroma que se pudiera oler de ellas, así mismo la música de la sinfónica llenaría de vida las paredes del palacio como nunca antes… eso si todo salía como debía.
Desde las afueras se podía comenzar a escuchar a los músicos tocar las primeras notas, entremezcladas con el sonar de las campanas, los mozos se ponían sus trajes en la cocina y se empezaban a llenar las copas de las campanas mientras que el palacio del amanecer le trabajaban el cabello a Sarai con extensiones y rulos que dotarían de ondas su cabello recién retocado. Su piel era estrujada con aceites especiales mezclado con especias aromáticas, sus uñas habían sido pintadas y arreglado sus pies, al mismo tiempo que dos especialistas le maquillaban el rostro queriendo resaltar la divinidad de su papel en el reino.
No le parecía mal ser tratada como un princesa, que la malcriaran durante un rato, masajearan su cabeza y solo la obligaran a aponerse de pie cuando necesitaba que se cambiara de estación en estación, desde que había despertado y atragantado con unas tostadas había ordenado que las rondas de champan no pararan de llegar, su cabeza estaba hecha un lio y que su cuerpo fuera mancillado de la forma junto a la ligera embriaguez le daban la calma que necesitaba para seguir fingiendo que todo lo que pasaba era completamente normal.
La ceremonia empezaría temprano y por eso desde las nueve de la mañana estaba maquillada, peinada y finamente dentro de un vestido con el busto de armadura que solo se lo hubiera imaginado en alguna convención del medievo. Un corsé metálico que simulaba una segunda piel y le daba el aspecto de una guerrera fabulosa con tela de malla metálica como los caballeros sobre los hombros y una falta larga de ajuste perfecto con una abertura triangular que nacía desde sus muslos hasta el piso; una tela resplandeciente por la pedrería; su cabello iba la mitad recogido con diferentes tocados, peinetas y ornamentos como los que solía llevar Lavina en el cabello que simulaban piedras y flores. pendientes sobre su frente, así como en su rostro que había sido adornado con apliques dorados en sus mejillas cienes y mentón, por último, una capa de tela translucida dorada con estampado brillante de las estrellas.
Una vez frente al espejo no pudo reconocer a quien tenía delante, era ella o la viva imagen de la mujer a la que había sucedido, en ese momento donde fue rociada con perfume no le importo demasiado, tenía un monstruo que vencer y una verdad que asimilar. Tomo otra de las burbujeantes copas y la bebió sin respirar, de ese mismo modo tomo la falda de su esplendoroso vestido y emprendió su camino al salón del trono principal donde el capitolio esperaba verla.
Por otro lado, Yana estaba cansada sus días de entrenamiento no la habían tratado nada bien, por un momento cometido el error de que Asher iría sencillo con ella, y ahora las maquillistas tendría que hacer esfuerzo en cubrir los moretones que se escapaban de su mágico vestuario. No había sabido nada de Sarai desde la noche anterior, preguntándose donde había ido a parar, Asher de igual forma le había dicho en su entrenamiento anterior que no tenía idea de donde paraba Alister por esos días, por lo que no le costo asumir que andaban juntos metidos en algo que desde luego tendría que averiguar, pero por ahora solo podía intentar ¿ignorar? ¿hacerse la vista gorda? O tal vez solo guardar en sus entrañas las cosquillas que le daban al recordar el toque del peliblanco en su piel.
Finalizo su maquilla, la perfumaron con un aroma profundo y dulce dándole el permiso para salir con sus escoltas por el jardín. Ese día en particular el cielo estaba precioso y aunque el reloj marcara las 9 el ambiente era como un frio anochecer, un preámbulo de un festival en medio de invierno, y de alguna forma mágica se las habían ingeniado para que el cielo se iluminara con un estilo de aurora boreal. Yana se quedo predad de la viveza del castillo, los invitados se escuchaban desde donde ella estaba y los murmullos que ocasionaba su presencia le parecían familiar, por lo menos esta vez no la veían como un excéntrica chica brincando de aquí para allá con su igual de rara compañera, ahora de seguro miraban su cabello que caía en bucles sobre su pecho siendo totalmente despejado de su frente por un adorno de cadenas con pedrería que cubrían su cabeza.
al igual que Sarai su vestido estaba mayormente compuesto por una pieza metálica y hombreras de armadura diferenciados por una falda corta y una capa que salía del mismo dobladillo que dejaba escotada su espalda por completa y que finalmente conectaba con sus mangas largas, la capa era del mismo patrón astral, pero de color azul marino y destellos de plata al igual que su pechera.
Se sentía fantástica, lucia de esa manera y ahora solo podía pedir la escolta del mismísimo capitán de la armada real, pero ese no era un lujo del que pudiera disfrutar, era solo uno con el que había fantaseado desde que las peluqueras y estilistas la habían preparado frente al espejo de su habitación gitana. Como después de la noche anterior había sincronizado sin darse cuenta su respiración como habían bailado el vals de la guerra uno junto al otro volando por los cielos.
—has mejorado considerablemente—le había dicho en el aire sujetándola de la cintura.
—al final si necesitaba algo plomo—respondió sintiéndose incomoda con el halago.
—a este paso solo es cuestión de práctica, lo hará bien mañana—sus pies habían tocado el suelo, por lo que Asher se coloco a la distancia que creía prudente de ella.
—no sé, si mañana cuando tenga eso delante de mi podre reaccionar como ahora—se preocupó colocándose de cuclillas en el suelo—aquí afuera, bajo el cielo, sintiendo la brisa, el sonido de la naturaleza, me siento relajada, estoy sola entre los árboles… no lo sé es algo que me hacer sentir cómoda, en cambio mañana frente a toda una multitud que espera ¿qué? ¿Que haga pedazos una criatura gigantescas sin dañarme el maquillaje? Demonios… no quiero arruinar mi maquillaje—soltó una risita nerviosa.
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Editado: 11.05.2021