Charlie, Julie y Jack son perseguidos y corren por sus vidas. Muchas veces estamos expuestos a los peligros de las personas que quieren hacernos daño. Es mejor si nos apartamos de ellos y los evitamos. Nuestra paz interior no tiene precio.
El bosque de árboles amarillos brillaba y cayeron cientos de hojas de formas irregulares que cubrían buena parte del suelo. Charlie Julie y Jack estaban empapados, sus ropas goteaban. Charlie sintió que sus zapatos pesaban una tonelada y con cada paso que daba escucharon un ruido siniestro.
-¡Argos!
Gritó Charlie, llamando a la ardilla gigante.
Al parecer no había rastro del animal.
-¿Dónde puede estar?
Fue la pregunta de Julie.
Charlie respondió:
-Creo que nos abandonó.
-¡Sabía que no podíamos confiar en ese animal!
Opinó Jack molesto y preguntó:
-¿Entonces qué podemos hacer ahora? ¿Crees que podemos volver al jardín?
-No lo creo, ese lugar está muy alto. ¿Te has olvidado de la cascada gigante? Después de un momento de silencio, Julie dijo:
-Tengo algo que decirles.
-¿Qué?
-Cuando estábamos en el jardín, Argos tenía una bolsa con un arco atado a la cintura, sentí mucha curiosidad por saber de qué se trataba y se lo quité para ver lo que tenía. Pensé en devolverlo, pero luego sucedió lo de la catarata y no pude.
- Vaya, eres una ladrona.
-Pero, qué hay de importante en esto ahora.
-La verdad es que mucho. Cuando revisé lo que tenía, entre todas las cosas, había un mapa doblado en cuatro. Lo estiré para ver de qué se trataba, pero de repente la ardilla me miró y, antes de descubrirlo, lo guardé de nuevo.
-¡Bien hecho!
-Solo que hay un problema.
-¿Qué?
-Solté la bolsa cuando caímos en la cascada. ¿Crees que podemos encontrarlo? -¡Qué mala suerte! De todos modos, creo que es nuestra única opción. ¡Vamos al estanque! ¿Qué estamos esperando?
Y diciendo esto, los tres volvieron corriendo al lugar.
Jack miró desde la orilla, Charlie y Julie volvieron al agua. Después de unos minutos, Charlie la encontró atada a unas algas; la sacaron y nadaron hasta la superficie con la bolsa. Cuidadosamente la abrió, y dentro encontró varios objetos: un peine, unos alicates, cinco bellotas y el mapa que Julie había mencionado; estaba empapado.
-¡Déjame verlo!
-¡Espera!
-¡No lo toques!, lo vas a romper.
Al decir esto, con mucho cuidado, desplegó el mapa y lo colocó sobre una roca donde los rayos de luz golpeaban.
El mapa se veía borroso. Sin embargo, fue fácil localizar el lugar donde se encontraban; era la única cascada que se veía en el mapa.
-¡Aquí estamos!
-¡Perfecto! Pero dónde encontraremos a Agustín.
Julie respondió rápidamente:
-Tengo algo más que decirles. Mientras observaban cuidadosamente el jardín, sentí mucha curiosidad por saber adónde nos llevaba la ardilla y le pregunté. Ella dijo que estaba prohibido revelar el paradero del faro donde estaba Agustín. Lo que no se dio cuenta es que me dio más información de la que ella quería decir. Ese animal hablaba más de lo que ella necesitaba.
Charlie dijo:
-Bien hecho, Julie, ¡te felicito! Eres la persona más curiosa que conozco. Gracias a ti tenemos una idea de dónde podemos encontrar a Agustín.
Miró el mapa y pronto encontró un faro.
-¡Este debe ser!
-Creo que sí, el problema es cómo vamos a llegar, si está en medio de un lago.
Charlie se quedó pensativo y respondió:
-La verdad es que no tengo idea, pero sería mejor empezar a avanzar.
-Tienes razón.
Diciendo esto, comenzaron a caminar.
Mientras pasaban por un camino entre el increíble bosque de hojas amarillas, Charlie otra vez observó los misteriosos seres negros con ojos rojos. Parecían esconderse entre los árboles y se preguntó si vivirían en él, o tal vez habían sido enviados por alguien que les quería hacer daño. Lo que no entendieron fue por qué eran tantos.
Jack y Julie también los habían visto y estaban temerosos. Charlie pensó que deberían saber si eran realmente peligrosos, o si eran criaturas del bosque.
-Vamos a acercarnos.
-¿Te has vuelto loco? Estos seres podrían hacernos cualquier cosa. Ni siquiera sabemos si son peligrosos.
-Por eso te digo. La única forma de saberlo es si permitimos que se acerquen. ¿Qué piensas, Jack?
No podía hablar de miedo…
Charlie hizo un gesto a tres de estos seres para que se acercaran; cuando los llamó, se aproximaron. Caminaban de una manera extraña; parecía que daban saltos. -¿Habitan en este bosque?
Los seres se comunicaron en un desconocido vocabulario entre ellos y respondieron
–No.
Su voz era profunda y fuerte.
-¿Qué los trae por aquí?
Los seres volvieron a comunicarse en un lenguaje extraño; y uno de ellos preguntó: -¿Eres Charlie?
-Sí.
Uno de ellos dio un fuerte silbido y cinco más se acercaron.
El más alto de todos, señaló a Charlie y dijo con voz fuerte y ronca:
-¡Ahí está! ¡Mátalo!
Charlie palideció. Julie Sonó su flauta y los paralizó por un rato. Los tres corrieron lo más rápido posible y aparecieron nuevos seres entre los árboles. Julie sonaba su flauta, pero al parecer, con varios de ellos estaba perdiendo su efecto. Pudieron observar que detrás tenían cinco que los perseguían.
-¿Quién crees que los envió?
-¿Tienen alguna idea de cómo los perderemos de vista?
Julie señaló un agujero que miraba en el suelo y preguntó señalando:
-¿Por qué no nos lanzamos allí?
Jack respondió rápidamente:
-¿Has perdido la cabeza, cómo crees que nos vamos a tirar a ese agujero? ¿Te has preguntado quién podría haberlo excavado?
Editado: 22.02.2021