Emma Adams
Aquí estaba yo de nuevo, caminando por los pasillos del instituto mientras Kate me daba un discurso sobre los beneficios de ser vegano.
-Te sentirás mejor física y espiritualmente- dijo ella.
- ¿De qué hablas?- pregunté incrédula- Me siento genial con mis hamburguesas a la barbacoa- añadí.
- El día en que seas mayor y trabajes, te inflarás cómo un globo, sufrirás sobre peso-
- Mientras tanto, seguiré comiendo lo que me dé la gana- reí.
- Eres un caso serio- sonrió- Nos vemos luego, te quiero- dijo y se marchó para quién sabe donde.
Seguí caminando, sentí a alguien caminar a mi lado, a mi ritmo, conmigo. Volteé la cabeza y era él de nuevo, como si su imagen no hubiese estado atormentandome toda la noche.
- Soy Marck- dijo- ¿Y tú?-
- Emm-Emma- tartamudeé.
- ¿Cuándo quieres hacer el trabajo, Emm?- preguntó.
¿Ya con apelativos cariñosos?. Definitivamente él sabía quien era, y no quedaría tranquilo hasta que le jurara no decir nada.
- Quizá el viernes- intenté sonar amable.
- Está bien. ¿A qué clase vas ahora?-
- Ética- respondí.
- Yo igual- lo miré al escuchar- ¿Nos sentamos juntos?-
No sabía que responder, negarme pondría en evidencia el miedo que siento en este mismo momento.
- Bueno-
Caminamos hasta el salón de ética y al estar dentro nos sentamos juntos.
La clase pasó incómoda para mí, ¡lo tenía al lado, joder!. Pinta cómo el típico "bad boy", e hizo algunas preguntas como ¿cuántos años tienes?, ¿de dónde eres?, pero en todas hice cómo si no escuchara.
- Hay una fiesta en la noche, ¿vienes?- dijo Kate mientras comía una manzana.
- No lose- me encogí los hombros en lo que disfrutaba de comida de verdad, hamburguesas.
-Vamos, pasaré por ti. Así puedes conocer a Toney- insistió.
Toney, su novio. Me había hablado tanto de él, al parecer es perfecto, y mis tíos lo quieren. Por lo que se convierte en un buen partido.
- Está bien- terminé diciendo- Pero me acompañaras al concierto de Morat el próximo fin de semana-
- Te quiero tanto- me lanzó su servilleta.
El resto de las clases fueron bastantes aburridas, de nuevo me encuentro caminando por las ajetredas calles de Nueva York sintiendo que alguien me sigue.
Pero sólo es paranoia mía, de esas que me atacan luego de ver muchas series.
Llegué al departamento, preparé un tazón de leche con cereal y me senté para buscar un atuendo adecuado para la noche.
Se supone que nos colaremos a una fiesta de universitarios, con temática veraniega.
Siendo sincera, no tengo muchas opciones. Elegí un bikini negro, unos shorts jeans y una camiseta sin mangas.
Pasé la tarde durmiendo, sí, durmiendo; si estaré toda la noche despierta, debo guardar energías.
Cuando desperté, me duché, vestí, apliqué un maquillaje sumamente ligero para que no se corriera, y ahora me encuentro esperando en el lobby del edificio.
-¡Mirate!, estás ardiente- dijo Kate al verme.
-Hola- sonreí.
-Matarás a todos los malditos universitarios con esos minishorts-
Supe a que venía todo esto; la ropa minúscula no era muy usual en mí.
- No exageres, ahora vámonos-
Caminamos hasta el coche, subimos y nos dirigimos a la fiesta escuchando "I was made for loving you" de Kiss.
Al llegar, ¡uff!. El ambiente lucía demasiado alocado, incluso para mí.
La música sonaba al volumen infinito, el olor a alcohol era impresionante y habían cómo una 100 personas esparcidas por todo el territorio del patio.
A Toney no le dio tiempo de presentarse, ya que al instante en que llegamos arrastró a mi prima a la pista de baile y empezaron a hacer algo que yo llamaría "follar bailando".
Me alejé del grupo, senté en la barra alquilada y pedí una gaseosa. Ahora que estoy aquí, me siento completamente fuera de lugar. Quizá sea porque aún no tengo amigos, o porque las fiestas al estilo universitario no eran lo mío.
Más bien, siempre preferiré los festivales de día, sacan lo mejor de mí.
-¿No bailas?- dijo una voz y un cuerpo tomó asiento a mi lado.
Volteé y era él de nuevo. ¿Acaso no podía chantajearme y ya?, aunque yo puedo jugar este juego fácilmente.
-No- respondí y volví la vista a mi bebida.
- ¿Qué tal si te invito a la piscina?- propuso.
-Terminarías yendo sólo- reí mentalmente y lo miré.
Sus imponentes ojos negros se clavaron en lo míos, una sonrisa picarona se dibujó en su rostro.
-Estás mostrando tu lado rudo, me gusta...- apoyó su brazo en el respaldero de mi butaca.
-Sólo juego- terminé diciendo, tal vez su cercanía empezaba a afectarme.
-Claro que sólo juegas, pequeña- rió negando con la cabeza- Entonces, ¿te invito un trago de verdad?- miró despectivo mi bebida.