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Capítulo 1. ¿Otro típico día?

Frio… eso era lo que se podía sentir… el frio con que eres arropado mientras estás sumergido…

El frio estaba acompañado por una intensa oscuridad azul marina tan profunda que dificultaba distinguir el contorno de una mano, además se sentía la presión del agua aumentando con el paso de los segundos dificultando el respirar.

Un joven estaba hundiéndose en las profundidades de la oscuridad, sentía en todo su cuerpo el frio con que era arropado a medida que descendía en el oscuro abismo, quería moverse y salir a la superficie, pero le era imposible ya que apenas tenía energías para permanecer consciente.

«¿Por qué sucede esto? ¿Me esforcé tanto solo para terminan de esta forma? ¿Todo este tiempo perdido para nada?»

Eran el tipo de pensamientos que recorrían su mente como trazas de luz a mitad de la noche.

«P-por favor... A-alguien...»

La desesperación invadía su cuerpo mientras que la fuerza de la presión del agua se incrementaba sobre su pecho.

 «A-alguien... Por favor...»

La necesidad de respirar lo estaba enloqueciendo.

«No quiero que termine así... Por favor...»

Tan solo podía pedir socorro, sin que nadie fuese capaz de escucharlo.

 «Por favor... Alguien... Alguien que me... ¡Ayude!».

—¡AAAHHHHH! —se levantó muy agitado.

Se encontraba el joven sobresaltado, sudando y jadeando sobre su cama a mitad de la noche. Se había despertado de golpe tras una pesadilla, curiosamente no era la primera vez que sentía tal sobresalto, debido a que la misma pesadilla lo venía acosando desde hace varias semanas, sin embargo, siempre que tenía ese sueño despertaba a mitad de la noche lleno de pánico.

—Otra vez ese condenado sueño... ¡Ya es la segunda vez en menos de 3 días! —dijo el joven con irritación mientras sostenía los lados de su cabeza con sus manos.

Era frustrante, no terminaba de comprender porque pasaba eso y sabía que no era para nada normal pasar por una situación de tal clase con frecuencia, pero no iba a conseguir nada preocupándose a mitad de la noche, así que nada más decidió volverse a dormir deseando de que esa pesadilla lo dejase descansar un poco antes de levantarse por la mañana.

—Todo por culpa del estrés de la universidad... —pensó mientras se frotaba la cabeza— ¡Rayos! —exclamo en su mente.

Justo en ese momento el joven observa el reloj, era la 1:00 am, inmediatamente volvió a acostarse para volver a tratar de dormir ya que su jornada diaria empezaba en unas 3 horas y necesitaba estar descansado ya que odiaba andar soñoliento durante el día.

Después de unas horas ya era de mañana, una como cualquier otra, el sol comenzaba a brillar con el canto de los pájaros anunciando el inicio del día, y se podía respirar la tranquilidad que muchos aman recibir al despertar; sin embargo, no era ese el caso para el joven, cualquiera amanecería de mal humor sin importar el ambiente si lo vienen acosando las pesadillas durante muchos días.

El reloj marcaba las 4:52 de la mañana y el joven simplemente se levantó de la cama y se dirigió al baño para limpiarse y así comenzar a prepararse para salir, una vez dentro se miraba al espejo viendo como las ojeras se le marcaban en los ojos, varios días de mal sueño siempre pasan factura. No había nada que envidiar a su cara, era la típica cara de un joven de 19 años, lo único que destacaba de ella eran sus ojos grises claro como ceniza y su cabello oscuro un poco largo y algo desarreglado por el simple hecho de haberse levantado recientemente, no eran nada que después de un aseo diario no solucionara.

Una vez fuera del baño el joven simplemente tomo del armario un pantalón de mezclilla negra con una camiseta azul, una vez vestido sale de su cuarto a prepararse el desayuno.

—¿Que desayunare hoy? Mmm... Creo que cocinare unos panqueques —decidió al momento de salir del cuarto.

Una vez terminado de comer el joven simplemente lava sus platos y termina de ponerse unos zapatos negro con blanco para luego tomar una sudadera gris junto con su mochila y su reloj para salir de su apartamento camino a la universidad, eran alrededor de las seis y veinte de la mañana debía llegar a la universidad a las siete en punto pero no le preocupaba mucho sabía que le tomaría como unos cuarenta minutos en llegar además de que el profesor se tardaría un poco en aparecerse para dar la clase, cualquiera decidiría tomarse un poco de tiempo extra un lunes sobre todo si es por la mañana. Una vez que cerró su puerta el joven escuchó como alguien cerraba una puerta cerca suya, justo después de eso escucha una voz para darle un saludo matutino.

—¡Hola Marcus! Buenos días, ¿Cómo amaneciste hoy? —saludo con amabilidad una chica de piel clara, un poco más baja que él, y de pelo negro con mechones blancos mientras le dirigía una sonrisa al joven.

—Hola Anna, buen día, bueno yo bien ¿y qué tal tú? —respondió mientras caminaba para salir del edificio, Anna le seguía a un lado mientras conversaban.

—Yo bien a comparación de ti, veo claramente que no has tenido unas buenas noches de descanso —señalo la cara de Marcus, las ojeras de su cara eran muy evidentes.

—Bueno... ¿qué te puedo decir? Es normal que la universidad te deje más de una noche en vela je, je —respondió mientras se rascaba por detrás del cuello, pero noto que Anna lo veía con el ceño fruncido—. Vamos estoy bien solo han sido unas noches donde no duermo lo suficiente, no es para tanto.

—Hmm… Se honesto Marcus, te conozco desde que llegaste a ese apartamento y sé que la universidad no es algo que te quitaría el sueño, además recuerda que vivo justo a tu lado y me despertaste a mitad de la noche con tu grito... Otra vez para variar.

Dicho eso Marcus no hizo más que de susurrar un «rayos» para luego dar un ligero suspiro antes de hablar.

—Lo siento, en verdad, sabes que no es intencional es solo que... Desde hace unos días he estado teniendo unas pesadillas es solo eso, no es nada de qué alarmarse en serio.




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