YoonGi miraba de lejos al recién presentado, el príncipe omega, se había enterado por medio de su padre que el hijo del emperador por fin se había presentado, y no sabía porque la felicidad le había inundado por completo cuando escucho que se trataba de un omega.
Sus labios se curvaron hacía arriba al ver al príncipe sonreír debido a la felicidad que le causo poder realizar un buen trabajo al cortar las ramas del árbol pequeño que le había regalado su padre por su anterior cumpleaños. YoonGi tenía la enorme necesidad de acercarse al príncipe, quizás también para darle un saludo, pero también se decía a él mismo que no debía de ser tan irrespetuoso, no podía simplemente llegar e interrumpir al príncipe, no quiere que se moleste.
A YoonGi le había comenzado una atracción demasiado fuerte hacia el príncipe del palacio, el futuro emperador, pero no quería acercarse, ¿qué tal si no le hablaba? Y ¿por qué sentía aquello? No lo comprendía en su totalidad, y tal vez tardaría en hacerlo, le preguntaría a su madre sobre lo que estaba sintiendo, tenía que saberlo, no podía quedarse con los brazos cruzados y teniendo dolores de cabeza por no saber la razón de su reciente atracción hacía aquel príncipe.
—¿Qué quieres? —YoonGi dio un salto en su sitio al escuchar tan cercana la voz del príncipe, la vergüenza estaba en todo su ser, se había acercado sin siquiera percatarse de sus acciones, y el príncipe no se escuchaba nada contento por eso.
—Lo siento —hizo una reverencia, el respeto, ante todo, sobre todo cuando se trata de un futuro gobernante.
El príncipe escaneo por escasos segundos al alfa frente a él, para después dejar de mirarlo y rodar los ojos.
—Para ser un alfa, no eres discreto —comento el príncipe, haciendo que el alfa se encogiera un poco, definitivamente tenía que aprender a controlarse mejor, sus padres se lo habían mencionado muchas veces, su lobo interior podía dominarlo a veces y hacer cosas que no son muy bien aprobadas por otros.
—Lo lamento, no volverá a suceder —se disculpó, apenado totalmente por su comportamiento.
JiMin volvió a mirarle, el alfa ahora estaba completamente erguido ante él, miraba las ropas que utilizaba, aunque para el príncipe aquellas prendas de vestir estaban totalmente desalineadas, sus zapatos estaban sucios, lodo por sus pantalones y esos cabellos algo desordenados, no podía creer que aquel alfa frente a él se tratase de su destinado, no definitivamente no aceptaría para nada a un alfa como ese.
—¿No piensas irte? —JiMin demostraba en su tono de voz el desinterés total por YoonGi.
YoonGi estaba extrañado, en los pocos años que ha estado en el palacio ayudando a su padre, no había visto al príncipe comportarse de esa forma, siempre se la pasaba sonriendo a los sirvientes, jugando y siendo amable con todos a su alrededor, y no entendía la razón por la que prácticamente lo estaba echando, como si en verdad fuese un fastidio.
—Bueno…
—Será mejor que te vayas, no quiero verte —el alfa de inmediato dio un asentimiento con la cabeza, su animal interior le pedía que no se retirase, que intentase quedarse con el omega, pero YoonGi no podía hacerlo, sería desobedecer, a regañadientes se retiró, dejando tranquilo al príncipe. JiMin soltó un resoplido, estaba molesto, lo que menos quería era ver a ese alfa.
YoonGi camino dentro del palacio, jamás había experimentado un rechazo como el que el príncipe le había dado en ese momento, cabizbajo, mirando sus pies, se guio por los aromas, alejándose, no sabía la razón por la que aquellas palabras le habían dolido tanto, la presión en su pecho parecía no querer parar, y por más que quería alejar las imágenes del príncipe y sus palabras, no podía, parecían querer recordarle a cada momento lo que había acontecido, no quiere volver a experimentar un nuevo rechazo como el que había sufrido en ese momento.
El príncipe Park JiMin jamás se comportaba de ese modo ¿Por qué estaba comportándose de esa forma ahora? ¿Qué es lo que dijo o hizo que molesto al príncipe?
Siempre lo había visto saludar feliz a los demás, siempre era amable y a veces ayudaba en algunas cosas en el palacio, claro usualmente le gustaba acomodar la mesa cada que iban a comer, o a tener una cena importante, pero ¿por qué le había tratado tan indiferente?
—YoonGi —la voz de su madre había hecho que dejará de agachar la cabeza—. ¿Por qué tan decaído, pequeño?
—Yo... no lo sé —dijo YoonGi dando un gesto de negación con su cabeza, para volver después a agacharla y apretar sus labios hasta formar una línea recta.
Su madre se encargaba de mantener en orden y limpieza el palacio del emperador Park, siempre debía lucir reluciente para que el emperador se sintiera más cómodo al caminar por los pasillos y entrar a las distintas habitaciones, todo siempre lucía perfecto gracias a la madre de YoonGi.
—Cariño —escucho como los pasos de su madre se acercaban más, y luego cuando ella estaba frente a él, se colocó de rodillas para estar a su altura—. ¿Estás bien? —conoce muy bien a su hijo, sabe que no se encuentra de maravilla en ese momento, necesitaba saber lo que causo que ahora estuviera soltando un aroma agrio por la tristeza.
—Me siento extraño, mamá —comento YoonGi.
—¿Qué sientes, cariño? —pregunto, no quiere quedarse con dudas, eso haría que se preocupase mucho más por su hijo.
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Editado: 22.12.2023