—¡Será increíble! —menciono HoSeok, el entusiasmo en su voz podía hacer sentir a otros de la misma forma, recientemente había escuchado una conversación privada entre el emperador y el líder de entrenamiento de alfas., aunque su padre le ha dicho cientos de veces que no es bueno espiar a los demás, no pudo evitar escuchar la conversación, y más porque estaban hablando sobre un hecho de suma importancia.
Dentro de unos meses se llevaría a cabo el reclutamiento de alfas y betas para entrenarlos el suficiente tiempo para que puedan ser parte del ejercito de defensa del palacio, y él definitivamente quería ser parte de dicho ejercito solicitado por el emperador Park. Por supuesto no espero tanto tiempo, la necesidad de quedarse en silencio sin mencionar de aquella noticia a otros solamente hacía que quisiera gritárselo a todo el mundo, había terminado por decirle todo a sus más grandes amigos, el príncipe omega y a Jeon JungKook.
—¡Además elegirán a los más fuertes para que sean los guardias del palacio! —podía verse en la guardia real, con espada en mano y protegiendo el palacio, siendo uno de los más fuertes—. Es demasiado emocionante, ¡seré uno de los mejores!
—No lo dudo —comento JungKook, que después termino por entregar a su amigo HoSeok una manzana, la cual había tirado con éxito gracias a su buena puntería al lanzar piedras.
JungKook para ser omega, se consideraba uno que no podía llegar a obedecer a las órdenes directas, se la pasaba la mayor parte del tiempo comportándose como un alfa adolescente, subiendo de árbol en árbol persiguiendo aventuras en el bosque y buscar uno que otro problema, le gustaba escalar y obtener frutas de diversos sabores, además de quedarse allí a ver los nidos de las aves, aunque claro a veces terminaba siendo picoteado por los pájaros.
HoSeok se trataba de un beta, se la pasaba la mayor parte del tiempo leyendo los pergaminos en la biblioteca del palacio, su padre era el encargado de darle clases privadas de historia y literatura al príncipe JiMin, y se había hecho amigo de él de manera rápida, HoSeok gustaba de ir al palacio y poder explorar cada rincón de la biblioteca, a veces lograba encontrar pergaminos que lograban ser interesantes, había una minoría de pergaminos que contenían escritos de vida de algunos de los antiguos emperadores, algunas poesías antiguas, y mitos con grandes aventuras, además de aquellos que contenían a los dioses y seres de la mitología del país.
—¡No puedo esperar más! —hablo HoSeok, acerco la manzana a sus labios, dándole un gran mordisco, sintiendo el jugo dulce inundar su boca.
—JiMin, ten —el príncipe recibió gustoso la manzana que JungKook le entregaba.
Había entablado muy buena amistad con esos dos chicos, era cómodo estar al lado de esos dos chicos que lograban animarlo, aunque a veces se le hacía demasiado pesado tener que escuchar a JungKook hablar de cómo se había caído de un árbol al intentar salvar un nido de aves, o las veces que se la pasaba hablando sobre las exigencias de su madre.
—¿Tu padre no te ha hablado del reclutamiento? —pregunto HoSeok al príncipe, quien negó mientras hablaba.
—No, para nada lo ha mencionado —JiMin miraba la manzana en sus manos, de un rojo brillante, casi llegando al tono de las sedas que vendían por las calles del imperio—, pero de todas formas no puedo entrar, tengo mucho que aprender todavía en el palacio, además eso es más para alfas...
—¡No olvides mencionar a nosotros los betas! —menciono animado HoSeok.
—Es para todos, tiene que serlo, un omega puede ser bueno en las batallas si se lo propone —comento JungKook.
Y eso era muy cierto, JiMin estaba al tanto de los pocos omegas que a veces lograban unirse a las guardias reales, lograban ser buenos mensajeros e inclusive arqueros, era muy difícil que los pusieran al frente en una batalla, esto era debido a las voces de mando en los alfas, si los enemigos lograban controlar a un conjunto de omegas, sería una perdición, lo bueno era, que las guerras no se veían por ningún lado en esos momentos, pero siempre debían estar preparados, o eso es lo que su padre le decía siempre que hablaban acerca de las fuerzas del imperio.
—Lo admito, pero es riesgoso —comento JiMin.
—Lo es —dijo JungKook—, pero sería bueno, me gustaría entrar —era un sueño muy imposible que quizás jamás llegaría a cumplir.
YoonGi había estado escuchando aquella conversación, quería hablar con JiMin, pero no esperaba que los amigos del príncipe estuvieran allí, debía armarse de valor y salir de su escondite para poder hablar con el príncipe omega, no debía permanecer como un espía escondido esperando para saber lo que pasará, además su animal interno le decía que eso no era digno de un buen alfa.
—Príncipe JiMin.
—¡YoonGi! —JiMin se percató de que JungKook le tenía un gran afecto a YoonGi, y no entendía la razón de tanta admiración y respeto hacia ese alfa, simplemente se trata de un alfa más de todos los que existían en el mundo—. ¿A qué vienes? ¿Quieres una manzana? ¡Traeré una para ti?
—No, JungKook, te lo agradezco, pero no quiero que te lastimes —el príncipe rodo los ojos, YoonGi debía de dejar de ser tan amable, finge muy bien.
—¡Sabes que no me pasará nada! Iré por ella, espérame —de inmediato el omega se subió de nuevo al árbol en búsqueda de una manzana en perfecto estado para YoonGi.
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Editado: 22.12.2023