"El Oráculo de Arcadia"

"El Oráculo de Arcadia"

Querido lector:

 

Si eres un admirador de la cultura pop de los años 80s, creo que te gustará este libro. Acá he puesto más de una docena de claros guiños a personajes de culto de esa década inolvidable, así como también a películas y a series de dibujos animados que forman parte del inconsciente colectivo. Te desafío a que encuentres el mayor número posible de esos guiños. Si logras identificar más de seis o siete de ellos, es porque eres un acérrimo conocedor la cultura ochentera.

De todo corazón, espero que disfrutes tu lectura.

 

 

 

EL ORÁCULO DE ARCADIA

 

Capítulo 1: Un salto hacia el hiperespacio

Año 3751. Un enorme carguero galáctico de dos kilómetros de largo viaja por el cosmos con aparente parsimonia, mientras sus motores termonucleares toman energía para dar el salto hiperespacial que lo traerá de vuelta al Sistema Solar en sólo un par de minutos. Las turbinas emiten un ruido similar a un silbido mecánico, mientras de a poco se comienza a sentir una suave pero incesante vibración en gran parte de la superficie y el casco de esta poderosa nave.

El salto hiperespacial es una novedosa y revolucionaria tecnología que fue descubierta en el año 3600 y cambió para siempre el destino de los viajes interplanetarios. Antes de eso, era imposible soñar con llevar a seres humanos hasta otra galaxia, pero a partir de este impactante procedimiento las naves pudieron comenzar a desplazarse en un par de años hasta la inexplorada Galaxia Andrómeda, el gigantesco vecino de nuestra Vía Láctea.

Tal vez fue por un azar del destino, pero estas traslaciones cósmicas fueron descubiertas gracias a un fatal accidente, el cual le costó la vida al brillante científico estadounidense de origen italiano Zacarías Venturelli, motivo por lo cual el reactor nuclear que los ejecuta fue llamado en forma póstuma como el Reactor de Venturelli. Este motor provoca una reacción en cadena que no afecta al navío que realiza el salto, pero produce hacia el exterior una energía descomunal y una radiación extremadamente intensa, equivalente a más de dos mil bombas atómicas. Por este trascendental motivo es que está absolutamente prohibido realizar esta clase de procedimientos dentro del Sistema Solar. Las naves que ejecutan los saltos hiperespaciales deben hacerlo una vez que hayan traspasado la órbita de Plutón, es decir tienen que llegar volando a velocidad crucero hasta dicho planetoide y recién en ese momento pueden emprender el viaje directo con destino a Andrómeda. El protocolo respectivo es muy estricto, y cualquier piloto espacial que se jacte de tal lo tiene presente en todo momento.

Un salto hiperespacial es capaz de llevar a un transbordador o un cohete desde los confines del Sistema Solar hasta la Galaxia Andrómeda (también conocida como Galaxia Espiral M31 o Galaxia Messier 31) en poco más de dos minutos. Es decir, a una rapidez incalculable, ya que a si ese mismo objeto pilotado saliera desde La Tierra a la velocidad de la luz le tomaría 2,5 millones de años llegar hasta dicho destino.

Capítulo 2: El viaje en búsqueda de la piedra astral

El navío intergaláctico en el que viajan nuestros protagonistas se llama Teledromo 37, el cual lleva en su interior una carga valiosísima: veinticinco toneladas de cristales de astraquita, un mineral de color fosforescente que es único en el universo, y que tiene diversas propiedades. Si bien la astraquita fue usada por mucho tiempo como una joya decorativa, siendo incluso más cara y exclusiva que los rubíes y zafiros que alguna vez existieron en La Tierra, en la actualidad es empleada para la fabricación de armas. Lamentablemente, en el mundo del año 3751 la industria bélica es por lejos la más desarrollada del orbe, y prácticamente la única que va quedando. Todo el resto de los otros rubros económicos han desaparecido, o literalmente se redujeron a escombros.

La astraquita, o también llamada “piedra astral”, es la que permite la fabricación de cañones pulsares, los cuales pueden disolver en una fracción de segundo a cualquier estructura sólida a la que se le apunte. El cañón pulsar es el arma perfecta, el instrumento de la muerte por definición, que hace poderoso e invencible al que lo posea, y transforma en sometido y en víctima a todo aquel que carezca de la tecnología para fabricarlo.

Sin embargo, la utilización de la astraquita no sólo se reduce a la elaboración de los letales y temibles cañones pulsares, sino que además tiene otra propiedad que la hace ser una pieza fundamental para la planificación de los vuelos interestalares. Gracias a una compleja interacción física de los átomos de este mineral es que se puede producir la reacción en cadena que ocasiona los saltos hiperespaciales de las naves astrales. Es decir, en este mundo futurista la astraquita es mil veces más valiosa que el oro, siendo ese el único motivo por el cual aún se siguen financiando los carísimos viajes cósmicos hasta mundos tan lejanos y apartados.

Solamente con un kilo de astraquita se puede fabricar un centenar de cañones pulsares, y mantenerlos cargados por cinco años en forma ininterrumpida. Además, con diez kilogramos del mineral se puede abastecer las reacciones protónicas de un motor termonuclear que sea capaz de enviar de ida y vuelta a un navío hasta Andrómeda. Y en esta nave van veinticinco toneladas de la valiosa piedra astral, es decir valor de este cargamento es incalculable. Por ese mismo motivo es que se han tomado todas las precauciones para evitar cualquier clase de percance que pudiese hacer fracasar esta importantísima misión.



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En el texto hay: mitologa, centauros, minotauros

Editado: 01.07.2023

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