Hace veinte años…
Una violenta lluvia arremete en el lugar y un fuerte viento embiste el verde césped, sacudiéndolo sin cesar. Dos individuos se encuentran bajo la precipitación con un paquete en sus manos, sus pintas no son las mejores, portan túnicas de un tono castaño oscuro, estas sosteniéndose gracias a un lazo ubicado en la cintura de cada sujeto.
—¿Estás seguro? —dice entre lágrimas una voz femenina, sus cabellos dorados se mueven de un lado a otro por la brisa, un sentimiento de dolor y tristeza azota su corazón, su rostro denota angustia y sus ojos vidriosos dan la señal de que algo no está bien.
—Sí, es por nuestro bien y seguridad —contesta otra figura, esta vez una masculina con voz grave y ronca, con su mano situada en el hombro de la mujer y la otra posicionada en su pecho, como si algo le apretase.
—P-Pero, ¿quién lo guiará en su vida?, ¿quién lo criará? —solloza sujetando el paquete entre sus brazos—Nos necesitará —dice con una voz débil y finalmente rompiendo en llanto.
—Estará bien, no te preocupes —dice convenciendo a su compañera—Debemos preservar nuestra vida, él supone peligro.
—¿No es muy cobarde?
—Tal vez, ya déjalo ahí. En un tiempo encontrará la manera de llegar al poblado, o quizá alguien lo acoja antes —dice en un tono muy seguro, abraza a la mujer con fuerza y le propina un beso en la cabeza, tras hacerle señas de donde colocará el paquete.
Bajo la lluvia y entre llantos, tormentos y una sensación de incertidumbre, la mujer deja en el suelo una caja, a unos trescientos metros de una especie de poblado.
Dos décadas después…
Un grupo de jinetes sale de la capital y recorren un camino de días sin descanso bajo el sol y la luna para llegar a su destino. El galope de sus caballos es la música que los acompaña en su sendero.
Tras haber llegado, estos se separan y recorren el lugar al completo, sin siquiera saltarse una callejuela o el más mínimo espacio en busca de unos objetivos en específico.
—Ubiquen a esos tres y detallen su aspecto, debemos llevarle la información al emperador —dice el aparente líder del equipo hacia sus acompañantes.
Cerca de dos horas trascurren y luego de haber culminado su tarea, se reúnen y regresan rápidamente por donde vinieron.
Días más tarde, al amanecer el pueblo se despierta preparado para recibir una quizá agradable noticia, no será lo mismo para todos, el infortunio acompaña a unos cuantos.
Editado: 18.05.2020