CAP.2. Clarise.

Con tan solo 11 años Clarise es una dulce niña del orfanato, Con la tez blanca como la nieve, cabello negro como el azabache, largo y liso como la seda y ojos intensamente azules que guardaban un profundo sufrimiento a causa de sus "sesiones" como ella le llamaba.

La primera vez que ocurrió Clarise tenía 4 años, muy joven para recordar pero fue la primera vez 
que le ocurrió, luego a los 8 comenzaron a ser más frecuentes sus visiones, sentía como su cabeza 
se calentaba por dentro y un fuerte olor a café le invadía sus sentidos, luego pasaba todo como 
una película vieja con filtro sepia en cámara lenta, ella sabía que cada vez que eso ocurría vería 
algo que luego pasaría, minutos, días o semanas después pero con toda seguridad pasaría.

Un día viendo clases de biología vio como su maestra Katya sin ningún motivo comenzó a sangrar por su frente, no podía creer lo que veía así que pestañeo un par de veces y se limpió los ojos con sus pequeños nudillos, resulto que solo fue su imaginación, al término de la clase su maestra recibió una llamada, luego salió algo apresurada del salón de clases y por un descuido termino 
tropezando por las escaleras, después de unos cuantos tumbos y volteretas termino con la frente ensangrentada, aunque pudo levantarse e ir a la enfermería, esto no dejo de perturbar a Clarise, sus visiones estaban siendo cada vez más frecuentes y se presentaban ahora de diversas formas,  Clarise trato de contarle a la hermana Susan pero por supuesto no le creyó, todos este tipo de acontecimientos hicieron que la personalidad de la joven Clarise fuerabretraída, introvertida, muy tímida y asustadiza.

Su cumpleaños número 10 fue el peor de todos, para entonces no tenía ninguna amiga, su único amigo, un peludo gatito que de vez en cuando rondaba por el patio del orfanato y el cual se ganó su confianza dándole pedacitos de pan que guardaba especialmente para él, hasta que por fin se quedó, ella lo adoptó.

Ese día la hermana Susan, una adorable monja que probablemente rondaba los 75, tenía una mirada tierna y una gran sonrisa casi siempre, era quien dirigía aquel viejo orfanato, le hacía preparar un pastel de cumpleaños con la cocinera del lugar. Ella guardaba un profundo cariño por 
Clarise, desde pequeña la acogió como si fuera su propia hija y le preocupaba mucho su terrible problema para socializar, además de aquellas historias que Clarise solía inventar, la idea de 
hacerla ver con un psicólogo le rondó, no una, sino muchas veces, pero luego de meditarlo pensaba que pronto se le pasaría.  
 

Aquel enorme pastel de chocolate con crema, pues la hermana Susan sabía perfectamente que era el preferido de la pequeña Clarise, pensó que era la oportunidad perfecta para que Clarise 
consiguiera socializar y ¿Por qué no? Quizá hacer alguna amiga, así que, en uno de los salones desocupados hizo poner el pastel en un escritorio, dio el día libre de clases a todas las compañeras de la pequeña y las invito para que, al entrar, todas le dieran una gran sorpresa, cantaran cumpleaños y compartieran con ella.  Apostó a que sería todo un éxito.

La hermana Margot fue la encargada de buscar a Clarise para llevarla al salón con la excusa de que la hermana Susan debía hablar con ella un asunto muy urgente. Clarise tenía un mal presentimiento, un frio en el estómago que subía hasta su pecho y bajaba de vuelta la tenía muy inquieta, cuando por fin llegaron al salón, la hermana Margot abrió la puerta, Clarise entro.

¡¡Un Unánime iiSORPRESA, FELIZ CUMPLEAÑOS!! La sorprendió de sopetón, Clarise con los ojos 
abierto lo más que podía, se paralizo y su única reacción fue un grito aterrador que erizo la piel de todos los presentes en aquella habitación. 
 

La escena que la pobre Clarise vio fue dantesca, lo que se suponía era un “iiSORPRESA, ¡¡FELIZ 
CUMPLEAÑOS!!" Le resonó en su cabeza como los estridentes alaridos de cientos de personas al unisonó torturados por las más terribles máquinas de tortura, componían una cacofonía del horror que le taladraban la cabeza y ni tapando los oídos podría callar aquellos mórbidos gritos, la 
habitación estaba oscurecida, como si una sombra gigante la tapara, la temperatura de allí estaba subiendo desmesuradamente, un olor a comida podrida se apodero del sitio, el pastel que con tanto cariño su querida Susan le había preparado estaba cubierto por una gruesa capa de gusano de mosca, y sus compañeras, no eran sus compañeras, eran otras cosas, la cara de la hermana Susan estaba partida en dos, y la piel se le caía a pedazos, los dientes afilados como agujas se 
dejaban ver, y la boca oscura como una cueva dejaba salir aquellos estridentes alaridos, en la esquina de la habitación un anciano con ojos amarillentos, encorvado con piel pálida y dientes 
podridos la miraba con malicia y diversión.. y con un gesto grotesco saco una lengua negruzca de su boca y se relamió los podridos labios; al desaparecer solo se escuchó un: "FELIZ CUMPLEAÑOS  JOVENCITA".

Aquella escena había perturbado tanto a Clarise que no dejaba de gritar, echarse para atrás hasta quedar pegada a la pared y aún seguía tratado de retroceder, su cabeza comenzó a calentarse, el fuerte olor a café volvía, sabía que venía, era simplemente demasiado, su cuerpo se tensó, quedo tan tiesa como una barra de acero, sus ojos quedaron en blanco, estaba convulsionando.

Desde ese día todo cambio para siempre, su problema para socializar empeoro, se tornó más retraída, tímida, no podía borrar lo que veía, también aprendió por las malas a que contar a los demás acerca de sus extrañas visiones era una mala idea, La hermana Susan la obligo a ver a un 
psicólogo, este no paraba de decirle que todo estaba en su imaginación y esto la frustraba enormemente, nadie le creía, las demás niñas le temían, le decían Clarise "la niña loca" y quien no 
se le acercaba por miedo lo hacía para molestarla, ahora sufra de bullying.