Esa mañana había sido especialmente complicada, sobre todo por el caso de la niña muerta en el sótano del orfanato, el detective Mike Preston, era un hombre atractivo sin duda, cabello rublo y ojos verdes y con 30 años apenas hacía gala de una estupenda reputación como detective, estaba ya curtido de mucha experiencia, iba a cumplir ya 4 años desde que fue aprobado como detective y desde entonces y gracias a su gran habilidad como investigador, le habían asignado los peores casos que la ciudad podría ofrecerle, 4 años viendo evidencias de cómo el ser humano puede llegar a ser verdaderamente miserable y atroz.
Casos como el de la mujer desmembrada y guardada en el frigorífico del restaurant "Le Véritable" uno de los más caros y lujosos de la ciudad. Resultó ser un crimen pasional, el dueño del famoso restaurant se había enamorado de una de las meseras que habían contratado hacia apenas unos meses antes... Melisa se llamaba, hermosa mujer morena que seguramente habría derretido el corazón de más de uno solo con su sonrisa, para mala suerte del señor "Jean-Luc Dupont" el afamado dueño de aquel increíble restaurant, Melissa no se dejó seducir por sus opulentos regalos ni su dinero, esa chica era realmente especial y eso le atraía más, tanto que terminó por obsesionarse con ella, y cuando esta lo rechazó repetidas veces el no pudo contener su ira, ni sus celos y terminó por matarla de la forma más horrenda.
O el caso de la mama que ahorcó a su bebe solo porque no paraba de llorar, también recordaba muy bien cuando fue asignado a la escena del crimen de los 7 inmigrantes muertos, encadenados en una habitación y abandonados ahí hasta que el hedor alerto a los vecinos y estos a la policía, y por supuesto, estaba el caso de la "guerra" entre bandas de narcos que había tenido lugar en su ciudad, como olvidarla, esos tipos realmente eran unos desalmados y sanguinarios... Todas esas escenas, todos esos crímenes horrendos habían curtido el carácter del Detective Preston, a estas alturas nada podría ya sorprenderle, o al menos eso tenía pensado hasta aquella mañana.
¡Apenas había llegado a la comisaria, ni siquiera se había sentado en su escritorio cuando el capitán sale de su oficina, y con su voz grave, sin dar si quiera los buenos días — Mike!, ¡Rose! Una niña muerta, Asesinada con unas tijeras en el Orfanato "Hogar de la Esperanza" ya hay oficiales y forenses en la escena, vean que tienen, Averigüen que pasó.
— Un día más en la oficina, he Mike— saltó Rose a un Mike que aún no la había visto.
— Ni que Lo digas! ¿Una niña con unas tijeras? Definitivamente Este trabajo no deja tener días normales.
Con un vaso desechable aprueba de derrames hasta el tope de café, Rose, por fin saludó al detective — Espero que estés bien, ten, esta será una larga jornada— dándole el vaso cargado de café, lo cual Mike agradeció enormemente, odiaba los días en que no podía tomar su primer sorbo de aquella amarga pero energizante bebida antes de enfrentarse a una dura jornada.
— Estupendo! — dijo Mike devolviéndole una sonrisa de complicidad.
Rose era una chica sumamente atractiva, tenía menos tiempo que el siendo detective, iba por su segundo año, con 29 años apenas, tenía una cabellera rojiza y larga que no se podía apreciar casi nunca en su máximo esplendor, pues siempre la mantenía recogida conforme las normas de su trabajo lo indicaban, sin embargo las veces que podían reunirse fuera del trabajo no dejaba de apreciar aquella hermosa cabellera, sus ojos azules y su estupenda sonrisa hacían que Mike de vez en cuando se pusiera algo nervioso cuando ella le sonreía de cierta forma.
— Vayamos, Veamos quien es el amable dueño de la dichosa tijeras— soltó Mike tomando el vaso de café y devolviéndose a la salida.
Al llegar al orfanato, la escena estaba saturada de oficiales de policías y el cuerpo de forenses, al entrar por la puerta principal encontraron a un oficial custodiando la entrada.
— ¿La escena del crimen? — Pregunto Mike enseñando su placa.
— Si, por acá— Indicó el oficial, Guiando a Mike y a Rose hasta la entrada del sótano.
El piso estaba lleno de oficiales, La escena estaba acordonada y los civiles se habían desalojado del piso para que no interrumpieran en la investigación, Mike y Rose pasaron por debajo de la cinta amarilla con letras negras que acordonaba la puerta del sótano.
Las escaleras viejas de madera rechinaban con cada paso que daban los detectives, al llegar al último escalón la escena se abrió antes sus asombrados ojos, El sótano era grande, Tenia vigas de madera en medio que hacía de soporte para el peso del techo, El suelo era de cemento y las paredes de ladrillo, y en una de las paredes estaba el espectáculo principal. Rose tenía la vista clavada en aquella imagen grotesca que se le presento de frente, Mike sin embargo, estando más acostumbrado a este tipo de cosas, paso la vista rápida de todo el sitio, haciendo un barrido, buscando detalles, luego devolvió la mirada a Lo que llamo su atención, la bendita tijera, esto Lo sorprendió mucho y sin mirar al oficial forense que estaba allí pregunto — ¿Y bien, que tenemos?— La oficial forense estaba ensimismado en su trabajo, estaba tomando fotografías detalladas de toda la escena y no se había percatado de la presencia de los detectives, la súbita pregunta de Mike la sobresaltó un poco — Jesús! — Exclamo para sí misma sorprendida.
— Detectives, disculpen nos los había visto— Se repuso en un instante.
— Descuida, descuida— Dijo Rose quien había recuperado la atención de todo el Sitio— Y bien ¿Qué es Lo que tenemos? —Repuso.
—Bueno, verán, Esto es muy extraño, la víctima se llama Gloria tenía 12 años de edad, de 1.67cm y 77 kg. Según su expediente médico sufría algunas complicaciones de troilismo, por eso su sobrepeso y su desproporcionado tamaño, además tenía diagnóstico de psicopatía, estaba en control y según esto— decía la frésense mostrado una carpeta marrón—Había mostrado mejoras significativas en las últimas sesiones. Presenta traumatismos múltiples y una laceración en su mejilla izquierda, lleva alrededor de 5-6 horas muerta, la causa de la muerte— Decía mientras se dirigía al cuerpo de la niña— es esta tijera, la misma con la que provocaron la laceración de su mejilla.