El Pacto de Emma (libro 1)

Capítulo 24

Al dia siguiente pase toda la tarde con Violet. Planeando paso a paso nuestros movimientos del dia viernes. Todo parece ser muy sencillo "Quizá demasiado" Dante nos acompañó por unas horas y nos acoto algunas ideas para los resultados finales, también nos regaño por los locos pensamientos de Violet. Tenemos que congelar a los guardias...por las dudas. Yo había estado de acuerdo, asintiendo enérgicamente. Te recuerdo que el plan, querida prima, consiste en sacar a Emma sin que nadie se entere de que nos involucramos. Son mis guardias, yo me ocuparé de ellos. Dante era, para mi sorpresa, el encargado de la seguridad del aquelarre. De acuerdo. había dicho Violet que se notaba decepcionada. Me río al recordarlo. "Por lo visto no le caen muy bien esos tipos".

   - ¿Qué sucede? - Violet me mira con una ceja levantada. Estamos en su habitación, mis piernas cuelgan del borde de la cama , mientras ella se recuesta contra el cabecero de madera tallada.

 Sacudo la cabeza restándole importancia. Luego me doy la vuelta para mirarla

   -¿Hay noticias de tu chico lobo? - sonrió cuando sus mejillas se colorean un poco. 

   -Bien, pero ya sabes, hay muchas cosas que nos impiden vernos - suspira - Me invitó a una cita, creo que asi se le dice - yo asiento y ella sonríe con tristeza.

  Trago saliva. Violet siempre está ahí para mi. Me mantiene alegre y me hace sentir que no estoy sola. Incluso estuvo de acuerdo con mi plan, cuando no quería. Ella se merece ser feliz, a toda costa. "Piensa, Emma, piensa"

 Una idea comienza a formarse en mi cabeza.

  - ¿Cuando es? - ella me mira confundida - ¿Cuando es la cita?

   - Oh - ella frunce el ceño - Mañana por la noche...¿Porque? - ella ve mi mirada y abre mucho los ojos - No no, sea lo que sea que pienses es un NO. - sacude la cabeza - Es peligroso que salgas.

 Entorno los ojos y una sonrisa pícara se extiende por mi rostro

   - Yo no he dicho nada de salir. - ladeo la cabeza - He estado leyendo con Dante un hechizo para cambiar de apariencia...él nunca llegó a enseñarme pero sé que tú podrás. - sus ojos brillas pero sacude la cabeza, dudando. - Vamos Violet, es perfecto. Mañana por la noche estaré en mi cuarto durmiendo - digo estas últimas palabras haciendo comillas en el aire - Mientras tú estarás aquí en tu cuarto, estudiando. - me encojo de hombros. "Acepta, lo mereces."

   -Podría funcionar - ella asiente energéticamente y ríe - Sí maldición, puede funcionar - se tapa la boca ante su lenguaje y yo río - Creo que juntarme contigo me traerá problemas, Emma Blue, pero podrías ser una genio - dice de manera burlona para luego abrazarme y darme las gracias.  - Iré a decirle a Dante nuestros planes.

   - Yo iré a mi habitación - sonrió - Tirso debe estar extrañando.

 Ella ríe y vamos a la puerta juntas. De repente Violet se congela, como si la hubiesen golpeado. La agarro de los hombros

   - Violet ¿Qué sucede? - las alarmas se encienden en mi cabeza, miro a todos lados, enfocando mis sentido, intentando dar con alguien o algo. Nada.

 Me vuelvo para verla al tiempo que una sonrisa se extiende por su rostro. Me mira resplandeciente "Que carajos" La miro confundida y ella me agarra de los hombros 

   - Tienes una sorpresa esperándote en tu habitación - me guiña un ojo. - Dile que tengo muchas cosas que hablar con él.

 Me quedo así por unos minutos. ÉL. Flashes de ojos color rojo parpadean en mi cabeza, mi corazón comienza a latir descontroladamente, mi respiración se corta. "Está aquí"

 Mis piernas no se pueden mover lo suficientemente rápido mientras corro por los pasillos. Tropiezo unas veces pero no me importa. Lágrimas se forman en mis ojos y nublan mi vista.

 Para cuando estoy parada frente a mi habitación, mi manos tiemblan al empujar la puerta que se abre lentamente. Avanzo hasta ponerme en el umbral de la puerta y mis ojos no pueden creer lo que ven.

 Orion está acostado sobre mi cama, sus brazos por detrás de su cabeza, sus pies casi saliéndose por el borde. Es inmenso, poderoso. Había casi olvidado la perfección que lo rodeaba y el salvajismo y sensualidad que emana. Sus ojos que estaban cerrados, ahora me miran directo. Su rostro me deja sin aliento como siempre. Su cabello en todas las tonalidades está desordenado y su boca se tuerce en una media sonrisa. Se para y camina hasta detenerse a unos metros de mi. Su mirada nunca abandona la mía. Mi cuerpo tiembla. Lleva una banda negra alrededor de su muñeca, unos jeans y una camisa negra desabotonada, que deja entre ver su bronceado y musculoso pecho "Está bien. Está a salvo" No tiene ni un rasguño. Tan inmaculado y divino como  la primera vez. Cuando mis ojos vuelven a los suyos los encuentros escaneandome entera haciendo el mismo recorrido que hice con los míos, buscando. Se relaja visiblemente cuando no encuentra ningún daño en mí.



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Editado: 17.03.2018

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