¿Qué seré ahora? Esa es mi pregunta habitual cada vez que vuelvo ha aparecer en este mundo inmutable.
¿Un animal salvaje? ¿Una bacteria cualquiera? ¿Una mosca que será aplastada? ¿Un mosquito hambriento que será perseguido por la habitación? ¿Un glóbulo blanco egocéntrico? ¿Una pequeña hormiga esclavizada por su reina? ¿Un humano? No... Eso último es demasiado pedir. He vivido casi toda clase de vidas y siempre es impredecible mi nacimiento. Hay veces que he resucitado en una vida animal que ya llevaba meses viviendo o años, pero a los pocos días muero. Tal vez sea una especie de "último aliento". Pero lo peor es el proceso, sin duda, es aquello que más odio.
Ese proceso es un terrible dolor de cabeza y sensación de hipotermia. Se complementa con un intenso picor y sientes como si perdieras la memoria, pero yo nunca la pierdo, siempre la recupero. Recuerdo todo detalle, aroma, compuesto ¡Soy un genio! que no es nada útil. Describo tan bien el proceso por mi gran experiencia previa y porque ahora mismo me estalla la cabeza.
En fin, es hora de centrarme y ver qué sucede. Mi memoria ya se descompone...
Es hora de ver cuántos días voy a vivir. Sí, has escuchado bien mi mente, días. Mi máxima suerte ha sido un mosquito moribundo.
Editado: 16.11.2019