El Pequeño De La Luna

Revelación.

Aun no puedo salir del asombro.

Mark me sigue besando como si la vida se le fuera en ello y yo me mantengo estática, con los ojos bien abiertos y el corazón casi en la garganta.

Cuando pude reaccionar me alejé bruscamente.

-¡¿Qué te pasa?! -empecé a retorcer mis manos entre ellas, claro signo de nerviosismo.

-¡No soporto verte con nadie más! ¡Quiero tenerte solo para mí! -su rostro se volvió rojo no sé si de vergüenza o de enojo- Me hierve la sangre de tan solo pensar que alguien más.

Lo miré asombrada. Mark nunca se había comportado así.

-Mark, tranquilízate. -levanté mis manos en señal de rendición.

-¡No me pidas que me tranquilice cuando estás coqueteando como una prostituta con ellos! -la vena de su frente parece que va a explotar en cualquier momento- ¡No me pidas que me calme cuando veo a la persona que me gusta coquetear como una perra con el enemigo!

Cada una de sus palabras se clavaron en lo más profundo de mi ser.

No puedo creer que él me esté diciendo esto, creo que ya lo creería más de Peter que de él.

Hazel apareció atrás de él y con un movimiento minúsculo de manos el cuerpo de Mark quedó inerte sobre el suelo.

Mis ojos arden por retener las lágrimas, pero no lloraré por ningún hombre, excepto por Alex.

-¡¿Qué sucede aquí?! -la potente voz de Lucas se presenta cuando éste sale de la casa.

-Señor Nilsson, el señor Mark estuvo insultando a Mi señora, por eso lo desmayé. -la voz temblorosa de Hazel respondió por mí.

-¿Cómo se te ocurre atacar a un superior, semejante inepta? -antes de que la mano que Lucas tenía alzada impactara contra la mejilla de Hazel hice una cúpula para que la protegiese.

-Te atreves a dañarla y no responderé por mis actos. -toda esta situación me está sobrepasando- Ella me ha defendido, ¿acaso no deberías agradecerle en lugar de agredirla?

-Yo hago con ella lo que se me plazca, después de todo es mi mujer.

Hazel tiene la cabeza gacha, y parece más pequeña de lo que es.

-¿Es verdad, Hazel? -me acerqué a ella abriendo la cúpula solo lo necesario.

-Fui entregada a matrimonio a él para que mi familia no fuese expulsada del aquelarre.

La abracé con fuerza.

-No la dañarás,  Lucas. -la risa estrepitosa de Alex nos hizo guiar la mirada hacia el lugar donde él estaba.

Alex venía riendo por las cosquillas que le hacía Patrick, el cual al ver la escena se detuvo.

-¿Qué sucede acá? -usó un tono suave para no asustar a Alex, pero aun así se notaba su enojo.

 




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