Capítulo III El después de...

Alguna vez te haz despertado con él desagrado de sentir tu cuerpo frío? Es desagradable sentir que tus sueños son interrumpidos por un descuido tuyo, cómo destacarte un par de horas antes... desgraciadamente para mí, yo no tengo sueños que interrumpir, y ésta noche, yo no dormí con ninguna manta al lado, si es verdad, tengo una cama, pero dada la experiencia de ayer estoy seguro que comprenderás la razón por la cual no dormí en cama, de todas formas...muero de frío, y aunque no tuve nada cercano a un sueño, es desagradable despertarse así. No crees?

Cuando logró tomar conciencia y despertarme casi por completo, me levanto del suelo, y sentado en él extiendo mi brazo hacia una sudadera  gris que está junto a una de las patas de mi cama, me la pongo y me pongo de pie. No quiero salir del cuarto, pero siento la necesidad de ir a ver a María, ver si está bien. Así que...me dirijo a la puerta, muy silenciosamente giro la llave para destrancarla y luego giro la perilla, una corriente de aire en el pasillo me indica que abajo, la puerta de la cocina que da al patio trasero podría estar abierta, atravieso el pasillo y bajo las escaleras, camino por la sala en medio de pequeñas prendas de María, y luego llegó a la cocina, en efecto, la puerta está abierta, estoy a punto de cerrarla cuando me doy cuenta de que está comenzando a amanecer, algo en mi se siente diferente, creo que podría ser algo parecido a la paz, pero no sé, no creo ser la persona indicada para describir que es la paz interna, cierro la puerta, y en ese preciso instante una mano toca mi hombro, casi me da un infarto, pero el alma regresa a mí al ver que es sólo María, tiene una cara de cansancio tremenda.

M:te preparo el desayuno?

Yo no respondo, ella sólo me ve y camina hacia la nevera

M:vaya...no hay nada.

P:dijiste que traerías algo ayer en la mañana.

M: *suspira* bueno...no pude...

P: traías ese vestido anoche?

María me mira algo inquieta, creo que sabe que yo estuve despierto hasta tarde en casa.

M: me...viste llegar?

P: si, pero creo que no lo recuerdas, estabas...algo mareada

María deja salir en suspiro mientras baja la cabeza, creo que después de todos éstos rutinarios años aún le da vergüenza que su hijo la encuentre en ese estado.

P: descuida, seguro tuviste tus motivos, dime estás bi- (María interrumpe)

M:-el no va a regresar, Peter, no dejaré que me humille más de esa forma.

P: es lo que siempre dices, y no importa cuántas veces lo prometas, él siempre regresa y te hace cosas horrible, y luego pretendes que finja que esas cosas no pasan?! Qué carajos te pasa mamá?!

Con ésta última palabra recibo una bofetada, que me deja la mejilla palpitando, aunque María intente ser buena conmigo no va a dejar que yo diga groserías en frente de ella, o al menos, no cuando ella esté presente.

Después de mis irrelevantes reclamos y su inservible corrección a mí conducta, salgo de la cocina directo hacia la calle, y voy caminando hacia ningún lado. Casi siempre mis pies me terminan llevando a la casa de Nico y Mateo, pero aún es temprano para eso, son apenas las 7 de la mañana.

Luego de dos horas de caminar sin rumbo, decido que lo mejor será regresar a casa, al entrar noto que María ya no está, pero si está su desorden, el cuál yo no voy a recoger, voy al patio de atrás y me recuesto en el césped, cierro mis ojos e intento dormir, pero una idea me llegó a la mente,( estúpida idea, jamás debí  darle importancia) ¿Qué es la paz? ¿Cómo la encuentro? ¿Alguien puede dármela?, No lo sé, ni siquiera sé cómo se siente la paz, y basado en como va mi vida no sé si algún dia la llegaré a sentir. Pero eso es algo nuevo en mi vida, que ideas más tontas.