Hablar de mí, me sorprende de repente. Desde homosexual a queer.
- “Si vas a la tierra de los maricas ya no vuelves”Le decían a Allen Ginsberg, el poeta gay
Mi preferencia me evoca a antros “Tito”, verdes caminos, cruising. Melenudo como un león, inmenso como un San Cristóbal. O un San Sebastián, el santo de la comunidad. Mi diversidad me ha causado problemas: depresiones internas, represión, grandes angustias, parajes desolados.
En ocasiones me torno problemático sexualmente, otras acaloradamente alocado, otras con una gran apertura sexual, o un fetichista. Se me conoce también por ser malhumorado, exigente, perfeccionista o refinado. Es delicioso ser homosexual: como Wilde y su penetrante conversación o David Bowie y su música estridente. Conoces hombres de todo tipo, de todos colores y sabores. Me siento satisfecho con mi sexualidad, y lo digo formalmente.
No podría ser de otra forma. Estoy conforme. Si me ves con un hombre y todas esas cosas, es súper normal. Pero no siempre amanezco igual, a veces aparezco: asexuado, otras intenso como Natasha Khan, o deseoso y ávido de más, abierto a todo como un cabaretero o exclusivamente gay. Los elementos femeninos en mi decorado me parecen básicos. Mis rasgos físicos ayudan. Transformándome como un vampiro mariposa.
Y esto no es una apología de como ser gay en estos tiempos de apertura, es una reflexión personal. No busco ser emblema. Solo busco explorarme, hasta tal punto que ya no sienta aversión de mí mismo. Mi eje es vertical.
La vida solo es una, hay que vivirla. Ser la madonna y punto. Tener un buen sexo, tomarse un café, echarse una siesta, divertirse. Sin atajos. Les puedo sugerir que pequen, como los desterrados hijos de Eva. Y báñense en amor.
Podría enamorarme de cualquiera, pero no será así. Iré besando a todos que encuentre en el camino. No soy de los que se enamora. Como Lorca de Dalí. Soy un arcoiris pero intercalo las zonas oscuras.
Ese hombre me parece un adonis: solo finge leer, en realidad está posando. Ese otro repulsivo, no me gusta. El siguiente es atrayente, tiene algo en su mirada extraviada, parece que delira. Seguiré viendo a los dioses callejeros y las pasarelas de Louis Vuitton. Correspondo a la tierra de los maricas. Emmanuel en el país de las maravillas. Y a otra cosa mariposa.