Los soldados descendían de las montañas hacia el gran bosque frente a ellos. Sus armaduras desgastadas y su lento paso daba a entender que realizaron un largo viaje. Desde la ciudad de Llandar hasta las montañas que servían de frontera. Pero su tarea estaba recién comenzando.
El viento silbaba entre los árboles y el sonar de sus gruesas botas al chocar contra el suelo era lo unico que escuchaban. Aquel lugar repleto de árboles que tendría que estar rebosante de vida se encontraba en silenció.
Continuaron su marcha bordeando un gran río que descendía desde las montañas. A los pocos días llegaron a un enorme lago con un pueblo abandonado. No parecia ser antiguo pero no había ni un solo habitante.
El líder del grupo, Lander, llamó al segundo al mando, kay. Le hizo saber sus intenciones de investigar el lugar, y después de una discusión con Finn. Un muchacho de familia adinerada que no paraba de quejarse de cada decisión que tomaban. Exploraron el lugar. Al llegar la noche armaron campamento y descansaron, pero pronto el soldado de Guardia dío la alarma de enemigos.
Los soldados salieron de sus campamentos y los esbirros saltaron sobre ellos, pequeñas criaturas amorfas con garras en sus manos, pies y afilados dientes. Aquellos menos preparados sucumbieron, otros lograron esquivarlos con un poco de suerte. Los más habilidosos desenfundaron sus espadas cortando a sus enemigos y contraatacando. En pocos segundos aquel silencioso bosque ya no existía y sólo se escuchaba el sonido de la batalla.
Kay se defendía ágilmente balanceando su espada a izquierda y derecha.
Lander era fuerte como un roble, no importaba cuántos enemigos chocaran contra su escudo, no cedería ni un centímetro.
Fin era bueno luchando, pero era demasiado pedante, limpiaba la sangre de su brillante espada cada vez que atravesada a un enemigo y miraba con desdén a sus compañeros menos agraciados en combate.
La lucha continuó durante varios minutos y sin importar cuantos esbirros eliminaran sus números no disminuían. Los soldados se vieron rodeados y la derrota solo era cuestión de tiempo.
En medio de la batalla el viento comenzó a soplar con fuerza, seguido de una brisa arremolinaba y repentinamente, Ventun apareció.
Una criatura azulada de gruesos hombros y delgados brazos. Un torbellino cubría sus caderas hasta el suelo elevándolo en el aire y balanceando su cuerpo levemente. Con su extenso cuello giro su larga cabeza y observo a todos.
El grupo supo de inmediato de quien se trataba o mejor dicho de que. Si algo podía empeorar la situación era una criatura Mágica.
Ventun inspeccionó el lugar y de un segundo al otro, el aire alrededor de sus manos se comenzó a arremolinar haaga transformarse en un taladro de aire.
Ventun se lanzó a los esbirros, despedasandolos en cuestión de segundos hasta que ninguno de ellos quedó.
Los soldados se apartaron atemorizados.
Las criaturas mágicas no se caracterizaban por simpatizar con personas y mucho menos aquellas que tenían razonamiento.
Ventun giro hacia ellos. Lander se lanzó al ataque, no iba a caer sin dar pelea. Con su escudo enfrente corrió para embestirlo. Ventun deshizo sus armas y de una cachetada lanzó al sujeto a varios metros de distancia.
Kay observó a fin , aquel pedante que se creía superior a todos ellos estaba temblando del miedo. Kay apreto su puño y pensó que aún tenía una técnica para vencer, pero sería a un precio muy alto. Pero no sería peor a que nadie sobreviviera.
Kay se afirmó al suelo y apretó con fuerza su espada. El iris de sus ojos se expandio, pero antes de que pudiera hacer siquiera el próximo movimiento Ventun se puso frente a el. Llevo su frente a la suya y lo miro fijamente con su rostro inexpresivo.
--Las montañas nevadas del Norte-- le dijo con un tono que sonaba a ruego.