El Portal De Tus Ojos

Capítulo 2: Traiciones


Narra Aurora:

No podía creer lo que veía, eran millones de ellos, criaturas mágicas desde Cíclopes hasta Centauros. Justo en medio de ellos estaba un tipo con grandes alas de ángelsu silueta era idéntica al castaño que me rescató de las criaturasCuando de pronto se girósus ojos eran cafés y su rostro me dejó heladaera un chico pero muy parecido a mi. Mi madre estaba igual de sorprendida que yo, de la nada escuche los gritos de un bebé recién nacido, fijé mi vista a todos lados buscando la fuente de esos gritos pero sólo veía a esas criaturas. La tierra se estremeció. Entonces detallé a las criaturas. Y me di cuenta que estas estaban poseídas y con los ojos blancos totalmente caminaban hacia nosotras.

—Busca el libro de todos los tiempos—Dijeron todos al unisono. De la nada detrás de ellos salieron corriendo unas criaturas muy feas, eran idénti hacerlo, solo seguía allí parada desesperada y sin salida, decidí cerrar los ojos y todo se detuvo. 
Cuando abrí mis ojos estaba él aquí aquel chico encapuchado estaba allí parado frente a mi sin  movimiento alguno de repente todas las criaturas corrieron hacia él, yo estaba espantada y me lancé al suelo cubriendome con mis manos, entonces escuché una explosión, cuando decidí alzar la cabeza no podía creer lo que veían mis ojos este chico era un ángel, este había abierto sus alas en medio de los cadáveres de las criaturas muertas, no podía creerlo y sin pensarlo me levanté asombrada

—¿Quién Eres?—Pregunté temblorosa

—Salmo 91. Busca el libro—Dijo este en un tono de voz bajo. De pronto se fue volando hacia arriba dejando un rastro de tierra tras él rompiendo el techo

Asustada busqué a mi madre a mi lado, no encontraba estaba conmigo

—¡Mamá!—Grité buscándola. Tenía mucho miedo...

—Aurora...¡Hey despierta!—La voz de mi madre hizo eco en el ambiente

Abrí mis ojos sorpresivamente. Mi cabeza dolía

—¿Mamá?—Pregunté confundida. Un fuerte dolor en mi cabeza taladraban tanto en mi que sentía cada punzada en cada segundo—¿Que ocurrió?

—Te desmayaste—Afirmó mamá

—¿Estás bien?—Preguntó Isaac extendiéndome unas pastillas y un vaso con agua. Asentí.

—Debemos ir al médico—Decía mamá preocupada—Estos desmayos no son normales—Dijo mientras caminaba de un lado a otro desesperada—Yo soy tu madre, Aurora, debes prometerme algo—Dijo mamá agachándose hacia el sofá donde yo estaba recostada—Que pase lo que pase yo siempre seguiré siendo tu madre y no me odiarás—La miré confundida. Un punzante dolor de cabeza hizo que sus palabras se oyeran como eco en mi mente "Seguiré siendo tu madrees algo absurdo, ¿como puedes odiar a la persona que te dio la vida?, ¿como puedes odiar a esa persona que cada día de tu vida se preocupa por ti, te apoya y siempre te brinda su amor incondicional? a pesar de sus regaños, reproches y tras las discusiones que puedas tener con esa persona. ¿Es posible odiar a ese alguien?. En mi caso, ese alguien era ella. Mi madre. Sus ojos me miraban con tanto brillo que no podía evitar sentir ese cálido sentimiento de amor.

—Jamás podría odiarte, madre—Le dije con suavidad, su rostro se iluminó completamente mientras esta acariciaba mi cabeza con dulzura

—Te amo, hija—Dijo con alevosía

—Y yo a ti, mamá—Dije con ternura

—Oigan, me dará diabetes—Dijo Isaac irrumpiendo en mi mágico momento familiar con mamá

—Por supuesto que a ti también te amo, hijo—Le dijo mamá. Sonreí al ver a Isaac sonreír como un niño pequeño. El realmente amaba a mi madre como si fuese la suya—Bien, es hora de que descanses, mi niña—Dijo mi madre mientras me colocaba una manta de lana. El calor que se extendía en la manta no era nada comparado a ese divino calor que sentía en estos momentos con mi familia, ellos son mi vida. Incluyendo a Sam que no había llegado de trabajar.

Había pasado todo el día de ayer recostada en el mueble pero hoy me sentía mucho mejor. Estaba en la escuela, frente a mi yacía la puerta del consultorio de la psicóloga escolar que es colega de mi psicóloga. Junto a mi estaba Emma tomándome del brazo, sus delicados dedos estaban ligeramente enrollados dándome un sensación de ánimo y el claro mensaje de "No estás sola". Su rubio cabello estaba peinado en una alta cola de caballo, su ropa constaba de una falda corta negra, top negro de encaje con una camisa abierta de botones estampada con unos hermosos cuadros en color rojo, sus curvas acentuadas iban acorde a todo, sus largas piernas estaban cubiertas de unas pantimedias negras casi transparentes que culminaban en sus pies los cuales estaban cubiertos por unas hermosas botas negras de tacón. Al contrario de ella mi cuerpo era un poco mas grueso, el de Emma era totalmente digno de una top model, el mío era más común, piernas gruesas, caderas promedio, cintura promedio, pechos medianos, trasero redondo. Yo estaba vestida con un pantalón negro ajustado con un top color azul rey y una chaqueta de jeans juntos con unos zapatos deportivos. Me gusta lucir bien.




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