El Precio De Lo Imposible

MAR ADENTRO

MAR ADENTRO

 

Fernando

 

La celebración del aniversario luctuoso de mi padre prometía ser un éxito, iba a ser una fiesta que todos, excepto yo, disfrutarían, no la disfrutaría porque Elena no iba a estar conmigo, claro que ella tenía que estar en su fiesta de graduación y aunque me habría encantado acompañarla, era algo que no podía ser, no quería ponerla en peligro al exhibir nuestra relación, era mejor que nos mantuviéramos con un perfil bajo por lo menos hasta que fuera seguro que mis socios supieran quién era ella aunque tal vez ya lo sabían, los chismes corren rápido en este mundo.

Cuando fuimos al cementerio a visitar la tumba de mi padre, encontré sobre la lápida un sencillo y modesto ramo de claves blancos, el vigilante me entregó una nota, era de Elena y decía:

Fernando:

Espero que no te moleste que haya dejado unas flores para tu padre, le pedí a Bebote que me trajera, no te enojes con él, yo insistí y puedo ser muy persuasiva. Quise hacerlo porque considero que es una forma de reconciliarnos con nuestro pasado, yo le presento mis respetos a tu padre porque sé lo importante que era para ti, así como tú me obsequiaste el hermoso relicario con la foto de mi papá. Espero que este pequeño gesto nos ayude a dejar atrás el pasado doloroso que compartimos y enfocarnos en construir uno más brillante para los dos.

Con amor. E.

Debo decir que al principio sentí ganas de matar a Bebote por haberla traído a este lugar y sobre todo sin mi autorización sin embargo, era cierto, yo también había conseguido la foto de su papá sin su autorización y si lo veíamos desde su punto de vista, sí era una buena forma de reconciliarnos con nuestro pasado y tratar de avanzar hacia el futuro, así que lo agradecí en mi corazón y esperé a poder hablar con ella más tarde, tendría que enviarle un buen obsequio aunque no sabía qué podía darle porque todo lo que le intentaba comprar me lo rechazaba y por un lado eso me daba cierta seguridad de que ella realmente me amaba y no por lo que pudiera darle sino por quien era y eso me hacía feliz, por fin había encontrado a una persona que me amaba genuinamente, que no me amaba por el dinero, las joyas, la ropa cara o los lujos que podría obtener de mí, me amaba de verdad y lo podía notar en la forma en la que me miraba pero sobre todo porque aquella noche, en la fiesta del restaurante, me besó como si no hubiera un mañana pero lo que lo hizo realmente especial fue saber que era su primer beso, me había regalado lo que para toda mujer era tan especial, habíamos compartido un momento de lo más dulce e íntimo.

Mientras mis invitados tomaban y comían celebrando la memoria de mi padre, yo me aburría terriblemente, apenas eran las seis de la tarde y esto pintaba para largo, imaginé que nadie me extrañaría si desaparecía por al menos un par de horas así que a pesar de que Elena no me invitó, decidí sorprenderla y aparecer en el lugar donde se llevaba a cabo la fiesta de su escuela, esperaba que no se molestara, sólo quería estar con ella, necesitaba de su presencia para sentirme bien y no sentir esa horrible sensación de vacío que me había perseguido todo el día; me cambié, y le pedí al Perro que me llevara, le sorprendió que me fuera de mi propia fiesta pero a nadie le importaría, al menos no por ahora puesto que todos se encontraban bastante ebrios.

- ¿No va a dejar a nadie supervisando esto?

-Se queda la Chucha, creo que con eso va a estar bien.

- ¿Y si pasa algo?

-Que él lo resuelva, ¿me vas a llevar o vamos a seguir hablando pendejadas?

-No jefe, te llevo, vámonos.

Nos subimos a la camioneta y salimos rumbo al centro de la ciudad, me sentía extrañamente ansioso por verla, en realidad desde que la conocía era así, me invadía una extraña ansiedad por estar con ella que no se aplacaba sino hasta que la veía. El lugar era bastante modesto, desde luego lo que una escuela con recursos limitados y estudiantes con los recursos igual o más limitados se podían permitir, pero, aun así, daba la sensación de que uno podía pasarlo bien, nos estacionamos en la calle de enfrente para poder ver a los estudiantes que llegaban mientras yo la llamaba para saber si ya se encontraba en el lugar, por suerte me contestó luego de un par de timbres.

- ¿Hola?

-Hola Elena, soy Fernando.

-Ah, hola jajaja, disculpa, la falta de costumbre.

- ¿Estás bien? -sonaba un poco agitada.

-Sí, sólo un poco no sé cómo…, es decir, me siento nerviosa, emocionada, no sé es como un poco de todo y al mismo tiempo.

-Me imagino, ¿ya te encuentras en el salón?

-No, apenas estoy al llegar, me entretuve un poco porque mi amiga Paula se atrasó arreglándose, pero ya no debo tardar más de cinco minutos.

- ¿Vienes con Bebote?

-Así es, según tú son como mi sombra y pues, aunque lo he intentado no me he podido deshacer de ellos así que a este paso más les vale que sepan bailar porque tendrán que bailar conmigo.

Pensar en que alguno de esos dos bailara con ella no me hizo gracia, si esa noche iba a bailar con alguien, sería conmigo.

-No creo que sepan bailar, son buenos en muchas cosas menos en eso.



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En el texto hay: el primer amor, narcos

Editado: 03.10.2021

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