Jack abandonó de una vez por todas la casa principal Osterviser. Herido y con los nervios de punta camino desorientado entre las frías calles de Hidden. Las cosas no estaban saliendo como pensó además de estar convirtiéndose en una carga tan difícil de llevar para cada una de las personas a su alrededor. Con el frío hasta los huesos camino sin rumbo o dirección, no quería volver a casa de sus padres luego de la última discusión con su padre y el drama posterior con su madre a quien se le escaparon un par de palabras bastante fuertes que terminaron hundiendo la debilitada relación entre ellos y su hijo.
La situación empeoró al huir pensando que no regresaría a estar atado a esas cuatro paredes que lejos de haberle brindado la calma necesaria para concentrar sus esfuerzos en una sola causa se transformó en una larga lista de deseos que tanto John como Rose pretendían que su hijo llevara a cabo a la perfección. Ellos sin importarle sus verdaderos sentimientos lo arrastraron a una tormenta mental de gran envergadura dado que no estaban dispuestos física ni mentalmente a perder otro hijo y además mucho menos a dejarse impulsar por los pensamientos de un joven que tuvo todo en su vida. Jugando contra la corriente lo convencieron que actuara de acuerdos a sus propios intereses, llevándolo en muchas de esas ocasiones a perder el foco de su verdadero propósito. Fue justo en ese momento, cuando cansado de ello, abandonó las paredes que lo mantuvieron atado en su mero sufrimiento.
No es que no valora lo que sus padres hicieron por él, sino más bien estaba agotado en todos los sentidos que sus padres tomaran el control de cada una de sus decisiones. En especial su madre que al parecer tomo demasiado en serio el asunto y los últimos seis meses antes de fugarse se vio obligado a seguir un estricto y ridículo horario de actividades.
Me hice el de la vista gorda al inicio, pero después de un tiempo me di cuenta que haber tomado tal decisión fue lo peor que pude hacer. Lo que comenzó como una alternativa a mi deteriorado estado de salud terminó siendo la pesadilla que jamás imaginé experimentar a causa de mis padres. Cada mañana, por ejemplo, luego de haber aceptado amablemente llevar a cabo sus ideas se volvió en un completo dolor de cabeza, puesto que aquel horario lo llevaba al pie de la letra y yo no tenía opción para negarme. Mi madre en vez de ayudarme, lo único que hizo fue perjudicar mi confianza llevándola al límite de lo aceptable. Odié el silencio de mi padre en ese tiempo, busqué en él un amigo y lo que recibí por su padre fue una orden abrupta de resolver mis problemas en ese horrible lugar.
Sabía que ellos me amaban, aunque me pregunté hasta qué punto. Me sentía presionado y lastimado, no deseaba lastimarlo y creo que por esa tonta manera de pensar tan infantil terminé siendo yo el lastimado en vez de ellos.
La lista de heridas en mi interior era interminable, el pasó de los días me lo recordaba fríamente, pues al despertarme y mirar mi reflejo, pude ver claramente el cambio de color en mis ojos, al mismo tiempo veía su reflejo detrás de mí, ese ser devolvía mi mirada con una enérgica sonrisa. Tuve miedo, aun me pasa que me derrumbo cada mañana, huyo de mi reflejo. Me siento tan miserable que quisiera acabar con esto de una maldita vez.
Regresé a mi yo actual caminando casi sin fuerzas sobre el andén, perdí la noción del tiempo y de mi cuerpo. A punto de desfallecer a la mitad de la nada y con el frío ya consumiéndome por completo fui recibido con los brazos abiertos por un par de cálidas manos. Me permití descansar momentáneamente sin tenerle miedo al futuro. Me sentí cómodo eso fue más que suficiente para confiar.
Mi vida, además de dar un giro inesperado el último año y medio. Se hacía cada vez más repetida y aburrida. Lo supo desde el mismísimo momento en el que me vi envuelto a esta trama de terror, pero me negué a aceptarlo y es por eso que estoy pagando las consecuencias. Desperté una cama tipo militar y en una habitación bastante desprolija, había objetos tirados al azar, sucio en las paredes y moscas en la comida arriba de la meza. La confianza del principio despareció en segundos. Nuevamente me sumergí en algo extraño llegué a pensar mientras que alguien abría a la fuerza, la vieja puerta gruesa de madera desde afuera. Aun me dolía fuertemente la cabeza, sujeté mis cabellos por desesperó, dudé en tomar agua, no quería facilitarle las cosas, si habían puesto alguna droga tanto en la comida como en la bebida. Mi cara un poco adolorida no se mostró sorprendida al ver su rostro. Sin embargo, pasé casi a la fuerza mis manos por los ojos. ¿Era en serio?
—Tú aquí. Entre todas las personas que conozco. Eres quien menos imaginé ver.
—Si es así Jack. hice un buen trabajo entonces. Gracias por no sorprenderte en verme.
—Diana lejos de ser un cumplido. Busco algún tipo de explicación.
Estaba atónico, creo que esa tonta expresión de nerviosismo se incrustó en mi cara al escuchar su voz. En serio, esto es real, qué más podría matarme de un infarto de una vez. Notica, tras notica, sorpresa tras sorpresa mi vida se resumía en eso, y lo peor de todo es que yo era siempre el último en darme cuenta de las cosas.