Capítulo 1
William respira profundo, tratando de regular su ritmo, Andrea yace desnuda a su lado tratando de hacer lo mismo luego de hacer el amor. Él sonríe, feliz no solo por la liberación post orgásmica, sino por todos los momentos que ha vivido junto a la hermosa mujer con la que sabe, sin lugar a dudas, quiere compartir el resto de su vida. Con la cual quiere formar una familia, lograr envejecer juntos.
─ ¿Y esa sonrisa? ─pregunta ella, dándose la vuelta y apartando el cabello húmedo que se le pega a la frente.
Él se acerca y mueve con cuidado los mechones detrás de su oreja, sonriendo ante el pequeño ceño fruncido que ella le regala. ─Me haces feliz, solo eso.
─Eres tan cursi. ─responde ella, dándole un pequeño beso en los labios para luego pararse y comenzar a vestirse, cosa que deja a William un poco descolocado.
─¿Vas a algún lado? ─No quiere sonar sospechoso, pero no sabe cómo tomar el que ella se vista con la ropa elegante en vez de ponerse su habitual ropa para dormir.
─Debo regresar, mañana almorzaremos con las chicas del staff y debo estar allí a primera hora organizando todo. ─Responde, acercándose de nuevo para darle un delicado beso de despedida.
William solo se vuelve a acostar, contento de dejar que Andrea siga con sus planes, después de todo es una de las razones por la cual él se enamoró de ella y que no cambiará por nada.
El inconfundible sonido del repiquetear de los tacones de su hermana por el pasillo lo ponen alerta, cada vez oyéndose más fuerte mientras ella se acerca. Esta sentado en el pequeño sofá de la oficina del hotel, esperando ansioso la llegada de Agustina para contarle la gran noticia. Sonará ridículo e infantil su reacción, pero no puede contener la emoción que siente, está feliz y enamorado. Tiene la caja con el anillo en el bolsillo derecho, el puesto favorito de su novia reservado para la cena de esta noche en su restaurant. No puede esperar para poder verla y pedirle que al fin se una a él en matrimonio y se convierta en su esposa.
Andrea es lo mejor que le está pasando en la vida. William recuerda la primera vez que se conocieron, hace ya tres años atrás, en una fiesta en el hotel que su familia maneja. La fiesta era un evento de caridad, Carlos Paz trae muchos turistas y gente adinerada que siempre está dispuesta a derrochar grandes cantidades de dinero para mostrar estatus, cosa que su hermana usaba a su favor para poder obtener fondos para sus organizaciones benéficas. Andrea llegó al evento con un vestido rojo despampanante, usando unos zapatos de tacón altos y un collar de perlas para completar su espléndida figura. Todos los invitados la miraron maravillados por su belleza y confianza, robándose la atención de todas las cámaras al instante y del público masculino con solo sonreír de lado.
William quedó prendando de ella en segundos, tomando valor después del revuelo a su llegada, camino hacia ella y le invito una copa, ofreciendo ser su compañía durante transcurriera la velada. Cuando ella lo aceptó, fue glorioso. Andrea Contreras, así se presentó, es una modelo que no había podido hacer estallar su carrera, trabajando en pequeñas campañas, todas dentro del país. Su personalidad coqueta, su seguridad y altivez lo cautivó cada vez más, hablaron de su vida diaria y del evento, coqueteando de manera discreta entre ambos y acercándose cada vez más al paso de las horas. Al final de esa gloriosa noche, William obtuvo un beso y su número de teléfono, todo lo que hubiera querido.
El sonido de la puerta al abrirse lo saca de sus recuerdos, trayéndolo al presente para ver a su hermana mayor. Agustina está parada en la puerta, mirándolo de arriba abajo, juzgándolo con su mirada, pero sin llegar a ser severa.
─Parece ser que te acordaste de visitarme, ¿Andrea está de compras? ─preguntó, a lo que giré mis ojos ignorando la púa que lanzó.
Por algún motivo su hermana mayor y su novia se detestan, y soy consciente de ese hecho. Desde que ambas se conocieron se han llevado fatal, teniendo peleas pasivo-agresivas pese a las continuas intervenciones de William.
─Agus, no empieces.
─Está bien, era solo una broma. No seas tan sensible. ─Dijo ella, entrando para sentarse junto a él.
William prefirió no ahondar más en el tema y centrarse en lo que vino a contarle a su hermana. Dejo espacio en el sofá para que su hermana y él se pusieran cómodos y pudieran estar frente a frente, una vez listo la mira con nerviosismo. William se hecha animo a sí mismo, sabe que si no le cuenta lo que está pensando hacer ella se molestará mucho con él, incluso es capaz de no ir a su boda si no le cuenta a ella de la propuesta primero.
─Pienso pedirle matrimonio a Andrea esta noche. ─Suelta William de una vez, prefiriendo ser directo.
La reacción que espera ver en su hermana de enojo o decepción no llega, en cambio ella lo está mirando con resignación y lastima. Sabe que no es intencional, sabe que ella solo quiere lo mejor para él, y sabe que Andrea no le agrada a Agustina, pero aun así le duele que esa sea su reacción. Tiene que pedirle que sea su madrina, que lo acompañe en esta travesía, que este en estos momentos tan importantes en su vida.
─William, me siento muy feliz por ti, en serio, pero… ─comienza su hermana, pero es interrumpida por la secretaria de ella, quien entra de golpe por la puerta y se detiene al verlo.
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Editado: 23.02.2024