El Precio del Amor

VIII

Capítulo 8

No lo pienso mucho, si lo hago solo me causará dolor de cabeza, tomo mi teléfono en una mano, a Richard por la nuca con la otra y lo acerco para robarle un beso justo cuando presiono la pantalla del teléfono para que capture la foto. Besar a Richard, aunque sea por escasos segundos no se siente mal, ni raro o incorrecto en ningún sentido. En realidad, se siente, ¿Bien?

William se aparta, todavía con una sonrisa en su rostro para que, su ahora novio, no se percate del shock que se a causado a si mismo por un simple beso. Mira el sonrojado rostro de Richard y una ligera carcajada escapa de sus labios.

—Pelotudo. —Lo insulta, haciendo reír más fuerte a William.

Flor llega a la mesa con el pedido de Richard y nos regala a ambos una mirada cómplice y alegre, la cual prefiero ignorar para ver la fotografía que tome. Nos vemos bien, parecemos realmente una pareja en una cita romántica. Esto funcionara de diez.

Sin perder tiempo busco a Richard en Facebook e Instagram y lo sigo, para luego subir la foto en mi cuenta personal y etiquetarlo. Que el cierre definitivo de su antigua relación comience.

Richard se queda un poco sonrojado por la vergüenza, riéndose de las locuras que hace William y se ríe aun más cuando recuerda una historia que le había contado tiempo atrás Adrianne sobre sus días en la universidad.

—¿De qué te ríes? Tengo algo en la cara ¿Verdad? —dice William, prendiendo su celular y entrando en la cámara para verse, cuando se da cuenta que no tiene nada suspira más tranquilo.

—Eres tal cual te describió Adrianne, eso es todo. —Es la verdad, hasta ahora William no ha sido nada más que alguien muy carismático y amable, con excepción de cuando estaba en la oficina de su hermana ahora se muestra mas tranquilo y seguro, en paz consigo mismo.

—Espero que no haya dicho nada vergonzoso. —Por la risa que vuelve a soltar Richard, William sabe que ya es tarde para pedirlo.

—Una de esas historias es de las que me estaba riendo. —Richard trata de poner una cara de disculpa, pero no puede.

Las historias que Adrianne le contaba de la loca vida de sus amigos ricos fueron un bálsamo de consuelo mientras él estaba en el hospital viendo a su madre seguir cada tratamiento de cáncer mientras ella luchaba con todas sus fuerzas. La intrépida y testaruda Agustina y sus apasionantes romances, William y sus estupideces de adolescencia y juventud fueron las historias que lo hicieron reír y lo mantuvieron a flote en los momentos más solitarios y oscuros de su vida y, en cierta parte, siente que ya conoce a ambos hermanos Johnson.

—¿Ella e contaba de nosotros? —William se sorprende, intrigado por lo que Adri pude decir de él a Richard.

—Fue cuando recién nos habíamos enterado de la enfermedad de mi mamá. Mamá estaba muy deprimida y para animarla ella comenzó a contarle divertidas historias de su vida personal, no se si es porque es mujer o por algún motivo más, pero ella ha sido un gran soporte para mi madre junto con sus historias. —Incluso hoy va a tener este trabajo gracias a Adrianne, Richard no es religioso en ningún sentido, pero, si existieran los ángeles, sabe sin lugar a duda que Adrianne sería una.

—Oh… ella siempre ha sido así. Ella es especial en ese sentido. —William acepta.

—Lo sé.

—¿Cómo esta ahora tu madre? —William observa como el cuerpo relajado de Richard se tensa por un instante antes de volver a relajarse.

—Sigue con el tratamiento, pero ha progresado bastante. —Richard solo espera que siga así, su madre es toda la familia que le queda.

 

No puede ser cierto, esto no podía estar pasándole a ella, él no podía cagar de esta manera sus planes, no podía estar humillándola de esta manera. Siente asco por lo que ve, William acaba de publicar una foto a su cuenta personal junto con un tal Richard dándose un pico en un lugar que ella no conoce. Lo odia.

Grita y casi está a punto de lanzar el teléfono al otro lado de la habitación solo para desquitarse con algo, pero lo piensa mejor. No puede dejar que su temperamento la domine, ya sacó provecho una vez de su desliz para hacer ver a William como un patán que no era lo suficientemente hombre, ahora podía utilizar esto para sacar más provecho.

Nadie la reemplaza, y menos por un hombre. William Johnson no sabe con quién se estuvo metiendo, ignorándola, cambiando de departamento y dejándola en la calle y ahora causándole esta humillación pública. Ya se encargaría de hacerlo entrar en razón. Ella es la mejor opción para él, ahora solo debía deshacerse de Richard y recuperar lo que es suyo por derecho.

Y sabe la manera perfecta para iniciar su nuevo plan. Agarra su teléfono y busca su número y lo marca.

—Hola, Santiago. ¿Cuánto estas dispuesto a pagarme por darte otro titular en tu programa? —.

 

William está de nuevo en su casa después de la cita que tuvo con Richard, su teléfono está en modo avión, solo conectado al Wi-Fi para ver lo que dicen la gente sobre la foto que subió con Richard hace unas horas. Ya cuenta con tres mil me gusta en Facebook y casi nueve mil corazones en Instagram y siguen subiendo.

Adrianne y Agustina se habían comunicado primero, la primera para darme la charla más extraña que he tenido, y la segunda para burlarse a más no poder de mí. Según sus propias palabras, no esperó que aceptara la loca idea para deshacernos de Andrea de una vez por todas, y mucho menos que subiría la foto besando a un hombre.




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