El Precio por Tenerla (en edición)

Capítulo 7

Alonso.

Mí tío acaba de darme el reporte que le envió el guardaespaldas de Natasha. Lo más  relevante es el hecho de que esta madrugada salió del país con rumbo a Italia. 

Debió haber sido algo muy fuerte lo que sucedió con su esposo, siendo ella una mujer de negocios con múltiples compromisos no es normal que decida salir del país tan abruptamente. Tomo el celular y le marco a mi tío. 

—Buen día tío —saludo. 

—Buen día, hijo. —Me responde el saludo.

—¿Qué otro dato pudiste recabar? —cuestiono de forma autoritaria.

—Parece que tu rubia, encontró al esposo con aquello en aquello. No hubo escándalos, gritos ni espectáculos, en todo momento estuvo acompañada de sus amigos y su estadía en el lugar no excedió de 20 minutos, de allí se dirigió con Víctor Fuentes a la casa de Soraya Russo y luego partió al aeropuerto, con rumbo a Italia. Adelantándome a tus instrucciones, ya ordené que uno de nuestros hombres la siga y la proteja cuando llegue allá. —Me da un reporte completo de lo sucedido y de las acciones que tomó  al respecto. 

—Gracias, tío. —formulo agradecido. 

—Para servirle jefe. Lo otro es que esta mañana a las 10:00 tenemos una reunión de negocios en Azuero&RivasCorp, debemos presentarnos puntuales, aunque no se si al no estar Natasha la misma sea cancelada —Me informa.

—Bueno, nuestro deber es estar allí, si nadie nos informa de que fue cancelada — menciono convencido.

—Vale, nos vemos en el restaurante del hotel a las 8 a.m. para desayunar y ya de allí partimos para sus oficinas. —anuncia Augusto.

Termino de arreglarme y bajo al restaurante, ya mi tío se encuentra en una mesa esperándome.  

—Y bien, como terminó de irte con la pelirroja, fue evidente que te quedaste en la fiesta por ella —averiguo curioso.

—Para qué negar lo obvio, Alonso —acepta feliz.

—Nunca te había visto así de idiotizado por una mujer. —Intento molestarlo.

—Esa no es cualquier mujer, Alonso. Eso es un mujerón —afirma con emoción.

—¿Y qué, al menos te dió la hora o nada? —Prosigo divertido.

—Tu rubia me la presentó, pero no hubo mucho tiempo para interactuar ya que salieron de allí despavoridas para el Waldorf Asturias. Se supone que también tenemos asuntos de negocios que tratar con ella, así que buscaré su contacto y haré una cita para reunirnos. Es una abogada destacada de este país. —Me informa.

—Ok, solo procura no babear tanto cuando la tengas enfrente. Recuerda eres un poderoso hombre de la mafia, no puedes sucumbir tan fácilmente ante una mujer, estropeas nuestra reputación, Augusto.  —Alego con sorna.

—Ja, ja, muy gracioso, además, es divertido escuchar al burro hablando de orejas, como que la rubia no te trae marcando el paso —Afirma molesto.

—Si lo hace, pero esa es una información que ella no necesita conocer, al menos aún no, tío. —Le hago notar. Terminamos nuestro desayuno, hablando de negocios, resolviendo algunos inconvenientes en Italia y nos disponemos a salir para la reunión. Los hombres importantes y de negocios valoran la puntualidad, es parte de nuestra tarjeta de presentación.

Llegamos a las instalaciones de Azuero&RivasCorp, hasta este momento no hemos recibido ninguna notificación de que la reunión se cancela. El edificio es imponente, son díez pisos lo que ocupa la empresa, solo para las oficinas administrativas. Está revestido con elegantes ventanales de vidrio que le dan al mismo un aspecto moderno, la decoración es sobria y elegante en tonos neutros. 

La recepcionista nos ve llegar y nos repara a ambos de pies a cabeza. Traigo puesto un traje italiano hecho a la medida, una camisa blanca con una corbata azul a juego con el pañuelo de mi saco; mis zapatos italianos favoritos y unos espejuelos oscuros que acabo de retirarme al entrar al edificio.

Augusto mi tío es un hombre relativamente jóven, solo nos llevamos díez años y a decir verdad también suele llevarse muchas miradas y coqueteos de  las damas donde quiera que llegamos. Las féminas debieran saber que a hombres como nosotros no nos gusta sentirnos presas sino cazadores. Al menos de que el coqueteo sea una respuesta al  interés que hemos mostrado, una mujer que se nos regala, no pasa de ser el revolcón de una noche. A nosotros las mujeres nos sobran, pero eso no indica que no seamos selectivos.  

—Buen día señorita, tenemos una reunión con el señor Andrés Azuero y la señora Natasha Rivas —anuncia mi tío y la mujer no deja de pestañear de manera  sensual.

—Buen día, a quiénes anuncio, disculpen. —Fija su mirada en mí, pero decido ignorarla olímpicamente.

—Alonso y Augusto Ferrara, gracias —contesta mi tío.

—De nada es todo un placer —contesta la chica que nos extiende un carné de visitante a cada uno.

Tomo el mío, y siento que junto al mismo viene adherido un papel, reviso y es su nombre y su número de teléfono.  Lo meto en mi bolsillo para desecharlo luego.

—¿Tu carné también venía con premio? —consulta mi Augusto.

—A qué te refieres, tío —averiguo restándole importancia. Me mira sonriendo y me muestra un papel similar al que venía junto a la identificación.

—Vaya, es rápida y astuta la chica. No desperdició la oportunidad. —Me dice Augusto.

—¡Ay, oye! al menos tiene buen gusto —señalo.

—Pues sí, eso no se lo podemos negar. —confirma mi tío. Ambos reímos a carcajadas adentrándonos al elevador mientras la mujer nos mira desde su puesto en la recepción.

—Solo para que sepas, no la pienso llamar, tío —decreto convencido. 

—Yo tampoco, sobrino —afirma él.

Llegamos al piso de presidencia, una señora muy amable nos recibe.

—Buen día señores Ferrara, por favor síganme, nos dirigimos hacía una imponente sala de juntas, en unos minutos los señores estarán con ustedes. —Augusto y yo, nos miramos sorprendidos, ya que sabemos que Natasha no está, lo que nos hace suponer que en este lugar nadie sabe de su partida. La puerta de la sala de juntas se abre y entra por ella Andrés Azuero con unas ojeras algo pronunciadas y un aspecto un poco descuidado.




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