Todo el vestíbulo estaba destruido, los muebles estaban desubicados las cortinas desmontadas y la alfombra estaba hecha un nudo en una esquina del cuarto.
—Lamento mucho esta desagradable impresión —Espeta el joven Milfiore haciendo una reverencia a la duquesa —No esperaba la visita de la Duquesa de Willburg tan pronto.
—Entonces tu eres el hijo de los Milfiore —espeta.
—En efecto, mi nombre es Iván Milfiore —expone cortésmente —Seria molestia cambiar de habitación, esta es un desastre.
—No es un problema — responde la mujer — yo te sigo...
Tras esas palabras Iván Toma la iniciativa y procede a guiar a la mujer entre los laberinticos pasillos de la mansión, al tiempo que trataba de contener un suspiro de alivio.
La persona quien acompañaba al joven era la mujer del duque de Willburg, Olivier Willburg, Iván había leído de ella en las notas que su tío había dejado en la mansión.
La duquesa es una mujer Férrea que difícilmente se deja impresionar, una cualidad muy importante cuando se trata con la familia Milfiore, Puesto a que la casa de las flores se encuentra dentro del ducado de Willburg es normal recibir una inspección regular de parte de los duques.
Según las notas de Enrique Olivier pese a su forma de ser es la más razonable dentro de la familia ducal, por lo que Iván podía estar relajado y responder tranquilamente sus preguntas.
Lamentablemente el pensar en las notas de su tío Enrique le hizo recordar la descarada novela erótica de la cual la duquesa formaba parte en sus cartas, aunque ver a la duquesa en persona y a su figura perfecta le hizo pensar que su tío no le había hecho justicia a su descripción.
Iván solamente era un joven de 15 años por lo que sus hormonas le estaban jugando fuertemente en contra, a tal grado que casi podía imaginarse a la duquesa en el atuendo revelador de aquel morboso relato.
Tal pensamiento rápidamente llevo al joven a posar su cabeza contra una esquina durante un segundo, no podía permitirse que el degenerado de su tío se metiese en su cabeza y menos frente a un miembro del ducado.
—¿Te encuentras bien? — pregunta la duquesa.
—Estoy algo resfriado, apreciaría enormemente que no se me acerque tanto —Espeta incapaz de verla directamente.
Así y tras unos minutos Iván consigue llevar a la duquesa a un gran comedor con el tamaño suficiente como para albergar a 30 personas, lugar donde el joven puede tranquilizarse y recuperar su compostura.
—Ahora que ya nos hemos acomodado, podría preguntar el motivo de su visita —Espeta el joven Milfiore.
—¿No es normal ofrecer una bebida a un invitado? — Señala la mujer
—Entiendo que es la costumbre, pero como le había comentado no estaba esperando su visita —Responde el joven.
—¿Acaso estas solo en esta mansión? —Pregunta la mujer.
—No... Exactamente...
—Escuche de que los Milfiore tienen sirvientes personales que los acompañan en todo momento — señala la duquesa.
—Está en lo correcto, pero actualmente no dispongo de uno —responde el joven.
—Me lo imagino — Aclama con un tono más sombrío —He escuchado los rumores relacionados a ti; "El Milagro maldito de los Milfiore".
—No pensé que usted fuese de la clase de personas que se deja influenciar de los rumores —Señala el joven.
—Hay algunos que vale la pena escuchar —expone la mujer —Vicenzo Milfiore, Tu bisabuelo tuvo un total de 12 hijos e hijas, y estos a su vez tuvieron alrededor de 90 hijos en conjunto, siendo uno de ellos tu padre.
—No sé a dónde quiere llegar, ni entiendo que tiene que ver con su visita — Reclama el joven.
—Durante más de 300 años desde que el ducado fue formado, los Duques regionales han tenido extremo cuidado con la casa de las flores y su maestro, es un hecho que algunos de tus parientes no se rigen por las leyes del imperio o simplemente buscan la anarquía, pero debido a que al final del día pelean en nombre de la humanidad y de su majestad simplemente miramos a otro lado; eso y el hecho de que aún no ha llegado el día en que un Milfiore haya hecho daño a una persona inocente, pero tú eres diferente.
—Ya entiendo —Aclama el joven Milfiore poniéndose de pie —Duquesa Willburg puedo asegurarse que sus preocupaciones están justificadas, y le puedo jurar que no soy una amenaza para el ducado y su gente...
Antes de poder terminar de hablar la duquesa se pone en pie rápidamente, de su mano una pulsera dorada con la forma de una serpiente cambia su forma y se extiende en la dirección del rostro de Iván, cortando levemente su mejilla antes de enterrarse en la pared delante del joven.
Sobre la mesa Iván puede ver las alas de un mosquito caer, dándose cuenta tanto de la velocidad, como la fuerza y precisión que tenía la Duquesa, aun así, este no mostro gesto alguno.
—Antes de convertirme en duquesa estuve en el frente sur peleando contra el ejército de Almah, ahí vi que al ver un arma o alguna forma de magia todo el mundo tiene una reacción, humano, dríada, Nazhka o Nordland, incluso los Milfiore, instintivamente todos temen perder la vida —Expone la mujer —El hecho que tu no tengas ninguna reacción solo afirma mis dudas.
—Pero que hará, acaba de atacar a un Milfiore, una familia protegida por su misma majestad dentro de su tierra ancestral, tal vez se equivoque o tal vez tenga razón, pero independiente de eso, ¿Qué lo más estúpido que podría hacer seria volverme su enemigo? —Aclama el joven con una mirada fría.
La expresión de la duquesa se había mantenido seria durante toda la conversación evidencia de su firme temperamento, pero la de Iván en cambio era más oscura, como si ni siquiera reconociese a la duquesa como otro ser humano.
Tras unos segundos la mujer retira su lanza y libera un suspiro...
—Tienes toda la razón, la mayoría de los Milfiore responde a una provocación violenta con más violencia; tú te mantuviste sereno, pero a la vez implacable, ciertamente eres el más raro de tu familia —expone la mujer.