El Presagio de las Flores (libro de la rosa negra)

Volumen 1: Aquella flor roja Acto 2

Varias horas antes...

Dentro de la monumental propiedad de los Milfiore es posible encontrar un gran repertorio de almacenes e inclusive un establo con el tamaño suficiente para albergar a doscientos caballos, no obstante, en aquel sitio solo había un corcel.

Un caballo negro de gran tamaño y bastante fornido con una Crin rubia casi como el oro, a aquel corcel solo se le alimentaba con el trigo más fino y con manzanas frescas.

A aquel lugar con una postura cansada se hace presente la mucama quien por su cuenta arrastraba un comedero lleno del alimento de aquel equino.

—Lamento llegar tarde Réquiem, hoy fue un día bastante duro —Espeta la mucama.

Tras entregar el alimento el caballo empieza a comer, al tiempo que la joven recuperaba el aliento, solo para acto seguido perder totalmente la compostura en una rabieta digna de un niño.

—Maldición, porque el destino me hace esto —reclama ante su situación —De todos los Milfiore con los que me he encontrado el joven Amo ha sido sin lugar a dudas uno de los más odiosos y desconsiderados con los que he tratado. El me sigue diciendo que renuncie una y otra vez, yo renunciaría si pudiera.

Tras esa afirmación esta se derrumba en una banca junto a los establos, mientras platicaba con el animal quien no le prestaba atención alguna a sus réplicas; precisamente porque es un animal.

—Quizás fue un error tomar esa Rosa de su maleta... —espeta con un tono arrepentido que cambia a uno decidido —Indiscutible, en las manos de un Milfiore es imposible saber lo que le hubiese pasado...; "en las manos de un Milfiore..."

Con esas últimas palabras, la joven se deprime por un minuto, pero tras eso se reincorpora con una actitud más positiva.

—Bueno, debo ir a buscar más comida para el joven amo bastardo — espeta recuperando sus energías —Al menos esta vez me gustaría poder tocar esa Crin dorada, aunque sea una vez, sé que eso me permitirá soportar lo que sea.

Con esas palabras la joven acerca sus manos al caballo, provocando que este reaccione negativamente, embistiendo a la joven con la fuerza suficiente para tirarle el yelmo.

—Parece que todavía no me quieres cerca, no te culpo así fuiste criado — espeta la joven limpiándose una línea de sangre que caía de su labio —Pero no por eso dejare de intentarlo.

Con esas palabras la joven camina hacia la parte posterior de los establos, tomando así una carretilla con la que planeaba transportar lo que compre en la ciudad.

Desde la entrada de la casa de las flores hasta la ciudad más cercana que es Greenless hay un viaje de 1 hora con 40 minutos a pie, no obstante, eso no es algo que moleste particularmente a la mucama quien estaba acostumbrada a ello.

Conforme viajaba ocasionalmente pasaba junto a algunos campesinos y guardias quienes la reconocían y la saludaban de vuelta, y al llegar a la ciudad esta podía desenvolverse con naturalidad con los habitantes.

Incluso con el yelmo quien la veía la reconocía como una sirvienta de la casa Milfiore, no obstante, no por eso estaban a gusto con ella, simplemente aceptaban su existencia.

Así la Mucama llego al Almacén de alimentos, normalmente ella suele cultivar los alimentos ella misma en la casa de las flores y comprar solo lo esencial en el Bazar.

Pero en días próximos al invierno como los que los estaban golpeando actualmente, era necesario pagar el doble dentro de los almacenes del pueblo donde la comida esta preservada.

—Buenos días Rutty —espeta la Mucama a la vendedora.

—Eres tú... — Aclama la Vendedora —no esperaba verte por aquí en estos días. ¿Qué buscas?

—Quisiera que me empacaras 20 kilos de estas especias —Solicita dándole una lista a la vendedora —además quisiera uno de los pollos desplumados que estas exhibiendo por allá.

—Por supuesto, todo lo que sea por una representante de los Milfiore —Aclama la mujer con una expresión llena de codicia mientras en su mente infla los precios de sus productos —Por cierto, quisiera hacerte una pregunta.

—¿Qué ocurre? —pregunta la joven.

—¿Es verdad que el joven maestro de los Milfiore está en la ciudad? —Aclama ocasionando que desvié la mirada bajo el yelmo.

—Si... así es...

—Escuche que es bastante guapo y tiene la misma edad que mi hija, pero por encima de todo es un Milfiore por lo que es bastante rico —Expone la mujer —podrías quizás hablarle bien de Elise y quizás que baje a la ciudad en alguna ocasión.

—Si... hare lo que pueda...

—Sabía que podía contar contigo, por eso eres mi clienta favorita —exclama sacudiendo el Yelmo de la joven, al tiempo que un trabajador pasa junto a ella casualmente — Oye tú, en lugar de estar haraganeando, trae las cosas de esta lista.

—Claro enseguida — espeta firmemente antes de susurrar —maldita Vieja...

—¡Escuche eso!

Con esas palabras el trabajador ingresó dentro del almacén para buscar lo que la sirvienta había solicitado, al mismo tiempo que entre los trabajadores del lugar uno se le acerca.

—¿Quién es esa? y ¿Por qué la dueña es tan amable con ella? — pregunta el segundo trabajador.

—Ella es una trabajadora de la casa de los Milfiore, la dueña solo es buena con ella porque ingenuamente paga el triple del precio por cualquier producto de aquí —Expone.

—La dueña no tiene piedad, me pregunto si en la casa de los Milfiore estarán contratando, debería pedirle una recomendación a esa Sirvienta antes de que se vaya —Reclama el segundo trabajador.

—¿Sirvienta? — espeta extrañado —ella no es una sirvienta, es una Esclava.

Con esas últimas palabras ambos trabajadores son sorprendidos por su jefa quien los obliga a trabajar el doble de rápido, por un lado, porque el tiempo es dinero, y por el otro porque incluso la dueña de ese almacén sentía algo de pena por la joven delante de ella.



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En el texto hay: misterio, magia, suspenso

Editado: 03.05.2024

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